Ahí estaba yo, entremedio de gente que no conocía, afirme la mano de Melo fuertemente.
-¿Quiénes son?- grite, a mi parecer la música estaba demasiado fuerte, pero supongo que algunos como Melo estarían sordos y a futro yo si seguíamos al lado del parlante
-Te los presento- llegamos al lado de hombres, muchooos hombres, ¿éramos las únicas mujeres el grupo?- ¡Hola! Chicos ellas es mi novia, Cat
-Un gusto soy Guillermo, pero puedes decirme Willy- dijo saludándome, como pude contuve mi risa, “la ballena Willy” sabía que Melo había leído mi mente porque me mando un codazo de: “eso no causaría muy buena impresión”-
-Yo soy Celo, solo Celo- el chico pato, Melo había jugado muchas veces con el- ¡Te lo tenías bien escondido Melo eh!- Melo solo río
-Yo soy Samuel- también lo salude el me pareció un poco más normal- Me dicen Vegetta- pues bien… no más normal que el resto.
-Yo soy Cat, solo Cat- les sonreí a todos-
-Pero que desperdicio de mujer, siempre las guapas y sensuales son lesbianas- bufó alguien que al principio no reconocí, Rubius, el imbécil, el golpe que recibió o lo dejo más tonto o lo puso normal, la gente se descojonaba de la risa, me miró, si las miradas mataran.
-Subnormal- rodee los ojos-
-¡Pero empecemos a beber! Que sin beber no hay fiesta- Rubius ya tenía un vaso de cerveza en la mano
-¿Podríamos jugar a el duro?-
-¿El duro? ¿Cómo se juega eso?- mi pregunta totalmente inocente atrajo risas, no solo de ellos, de gente que tampoco conocía y pasaba alrededor-
-Se colocan 4 vasos juntos en la mesa y cada uno va tirando el duro contra la mesa, intentando que al rebotar se meta en un vaso. Si se mete, lo llenas y te lo bebes y si lo metes en el hueco que queda entre los cuatro vasos, te bebes los cuatro. – Asumo que mi mueca los mato, no acostumbraba a beber tanto
-Vale, juguemos-
3 veces me tocó beber los 4 vasos, aunque el mundo aún no me daba vueltas, sentía que era demasiado alcohol para mis venas, jugamos al cigarro donde perdí 2 veces más.
-Juguemoh a la cartah- dijo Mangel el más mareado de todos nosotros
-¿Y de donde mierda se supone que sacamos una carta?- reclamé-
-Samuel siempre lleva cosas raras en su billetera, revisa-
-Que Willy hijo, no siempre llevó cosas raras- de su billetera saco miles de papeles, fotos y una carta un tanto doblada y desgastada-
-Vegetoide ¿siempre guardas tanta porquería?- El pato sobresalía.
-Que te calles pato, que te cojo y que mato- todos reímos-
-Yo creo que no debería jugar porque no me siento muy bien-
-Yo también creo que no debes tomar más- Melo me miraba de manera desaprobatoria, pero es que lo estaba pasando de puta madre, Melo deberías tomar hasta borrarte
-¿Qué pasa? Te da miedo nenita- Rubius me estaba sacando de quicio
-¿Qué pasa chiquillah? Si nosotroh noh hacemo’ nah malo-
-¿Me llamaste nenita? ¡A mí!, me apunto-
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-Que no Rubius, que pesado-
-A ver pero dime, respóndeme, porque te volviste lesbiana, es que acaso no te dieron mucho placer- No sabía si hablaba con un Rubius o con 2, o quizás 3
-Un trozo de carne no me satisface y ya, ¡Que me dejes!- el alcohol me llevo a las nubes
-Te apue…-se tambaleo y lo afirme como pude- Te apuesto a que si te acuestas conmigo cambiaras de opinión-
-Que no, si me acuesto contigo Rubio no me pasará nada-
-Ya apostaste, me lo debes Arlei, Areli, Arnesa-
-Arleen, imbécil ¡Ni de mi nombre te acuerdas!- comencé a reírme-
-Es lo mismo, se parecen- término en el suelo y yo alejándome como pude.
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-¿Dónde me llevas guarrilla?- le mordí el labio, Melo me tomaba en brazos, parecía ir lo bastante bien, al contrarío de mi-
-A casa a dormir, estas más borracha que…-
-Estoy feliz- la golpee- aparte eres una amargada, se me ocurren más de – conté con mis manos- 5 cosas que podríamos hacer tooodaa la noche- le coquetee, Melo rodeo los ojos-
-Borracha, no gracias-
-¡Amargada! ¡AMARGADA! ¡A-M-A-R-G-A-D-A! AAAAAAAAAAAAAAA!-
-Despertaremos a los vecinos pingüinita- dijo hablando por lo bajo, no evité descojonarme
-Todas las noches los despertamos.- quizás el movimiento que hice Melo no se lo esperaba por que terminamos las dos en el piso, yo besándola desesperadamente.
-Vamos amoh- le susurré en el oído, mordí su lóbulo, y baje dándole besitos hasta el cuello
-Tú te lo buscaste ¡eh!-
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