Mi cuerpo dejo de dar sacudidas frente al orgasmo, la imagen de Melo llego inmediatamente a mi cabeza y me sentí peor que una mierda, me imagine su rostro lleno de lagrimas, me imagine sus palabras cortantes, sus enojos, y me sentí una total basura, levante mi vista y ahí estaban esos ojos verdosos con pequeñas manchas marrones que acababa de descubrir, Los efectos del alcohol se estaban yendo, podía sentirlo, sus boca se estaba acercando a la mía, cuando aquel irritante ruido nos metió a la realidad, era mi teléfono, y sentí miedo, Rubius volvió a observarme y se hizo un lado mientras yo buscaba entre mis prendas aquel teléfono.
-Melo…- observe a Rubius, el me miraba fijamente, conteste- Aló
-¡Hola amor! ¿Cómo lo estas pasando?- trague en seco.
-Yo… yo bien y ¿tu? ¿Cómo lo estas pasando?-
-Excelente Pingüinita te puedo pedir un favor, espero no te moleste-
-Claro claro dime- mi vista no se despegaba de la de Rubius, no lograba comprender lo que pasaba por su cabeza, y eso me frustraba-
-Me quedaré en Sol a dormir con un amigo, ¿no te importa? Porque si quieres podri…-
-No te preocupes, quédate, pásalo bien-
-¿Estás bien? Suenas rara-
-Estoy bien amor- desvié mi mirada- No me pasa nada, no te preocupes tanto, vale ¿hablamos luego si? Te amo.-
Corte antes de escuchar su contestación y puse el teléfono en silencio, voltee para dejarlo en algún lugar, comencé a temblar, como nunca lo hacía, las manos de Rubius se apoderaron de mi cintura, sus besos atacaron mi cuello, podría sentirme una mierda como persona, pero su tacto me hacía olvidar todo, me hacía pensar que solo estaba esa habitación en todo el mundo, que solo estábamos nosotros, dos personas. Volví a estremecerme, pero esta vez de placer, solté el teléfono y levante mi cuello dejándole más espacio para que continuara con su trabajo, me voltio suavemente y me beso bruscamente, con pasión, de esa manera salvaje, dominante, tomo mis brazos con fuerza, y los llevo detrás de mi cabeza, le miré no con miedo, si no con deseo, todo lo que él hacía me agradaba, busque sus labios para besarlos, su lengua jugueteaba con la mía y mordió mis labios hasta dejar una marca, le deseaba tanto, tanto, Melo perdóname, pero le necesito. Me apoyo con fuerza en el respaldo de la cama, y volvió a besar con desesperación mi cuello, sus manos recorrían frenéticamente mis brazos, y logré zafarme de su agarre para tocar su espalda cuidadosamente, sentir cada pequeño detalle, sus manos firmes separaron mis piernas, sus dedos juguetones tocaron mi feminidad, haciéndome soltar pequeños suspiros, la pasión volvió a encenderse (aunque en mi interior podría sentir que con tan solo esa mirada llena de salvajismo podría encenderme) se acomodo lentamente, y busco mis ojos, su dedo paso por mi labio inferior, volvió a besarme y ahogue un gemido en su boca cuando volvió a estar en mi interior, volvía a sentirme en el cielo, volvía acunarme en los brazos del placer, gemí con todas mis fuerzas, gemí desahogándome, diciéndole de esta forma que le necesitaba, su cuerpo sobre el mío, haciéndome sentir que esta habitación era parte de nosotros. Rasgue su espalda cuando las embestidas fueron más profundas, y sentí en mi oído su gruñido y sonreí, busque su boca le bese salvajemente, sentía que explotaría en cualquier momento, mi cuerpo comenzaba a temblar, me aferre más a él, y me desvanecí entre gimoteos, y caricias de su parte.
-Perdiste la apuesta- abrí mis ojos en par para buscar los suyos, a pesar de lo agitado que estaba me sonreía, podía notar el sudor en su frente, sus mejillas estaban en un tono rojizo- Deberás hacer lo que diga, ese es el trato…