-¡despierta! –Grito fuerte-
- Mamá… Salí hace una semana de vacaciones, déjame dormir. –Suspire- llevo un año despertándome a las ocho de la mañana
- ¡llegará la psicóloga!
- Espera… ¿de que psicóloga estas hablando?
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- te contraté una, para que vea porque te cortas los brazos… tienes problemas –fue la última palabra que dijo y luego golpeo la puerta-
Enfadada, por lo de la psicóloga, me vestí, y entré al baño que por cierto estaba en mi cuarto, al salir… me subí a la ventana, y de ahí… por un árbol baje.
Exactamente, me iba a escapar… yo no necesito Psicólogos… solo necesito tranquilidad, necesito pasarla bien, y que no me estén criticando todo el tiempo. Exactamente eso es lo único que quiero.
Comencé a correr para que mi madre no notara mi fuga, y llegue a un parque y me lancé al pasto del cansancio
- Hola… -sonó una voz mientras yo estaba sentada en el pasto algo agitada por haber corrido tanto-
- Hola li… ¿lilo? ¿laion? Li… ¿Ian?
- ¡Liam! –Sonrío- soy Liam… -se acercó junto a mi-
- Lo siento, Liam…. Es algo complicado tu nombre. –Me burle-
- ¿complicado? tiene solo cuatro letras –Río-
- complicado pues. –insisti-
- comenzó a reír- en fin… te vi. Corriendo ¿de quién corrías?
- ¿te importa? –Pregunte pesada- te gusta meterte en asuntos personales –le sonreí-
- No, no me importa, pero por alguna razón quería saber. –me dijo muy tierno, e incluso me causo ternura eso-
- Bueno, entonces te contaré. –el me miraba coqueto- Escapé de mi casa porque mi madre contrato una psicóloga tu sabes porque… por lo de –apunte mi brazo- eso… debe pensar que estoy totalmente loca… y no es así, solo estoy un 99% loca –sonreí-
- ¡ja! Pensé que ya estabas completamente loca. –lo mire seria solo para molestarlo y luego le sonreí- Ah, así que eres una chica “mala”
- ¿Mala? Soy más que mala cuando quiero serlo. –lo mire y el mordió su labio- asique ten cuidado.
- Lo tendré. –Pauso unos segundos- Tu mama te va a matar.
- Lo sé… pero… ¿crees que me importa? -sonreí-
- Eres muy ruda. –Río coqueto-
- y tu eres muy santo… -lo mire entre risas-
- ¿yo? ¿Santo?
- Si tu… -desvié mi mirada a unos chicos que jugaban a la pelota y note como él tenía fija su mirada en mi-
- ¿y por qué piensas que soy un santo? –volví mi mirada a el y el estaba con una cara chistosa-
- Porque es obvio, eres tranquilo, no fumas, no bebes, no haces nada malo… y sales a fiestas de niñitas, como la fiesta de ayer. –sonreí-
- No me conoces, me acabas de conocer ayer… y la fiesta estaba genial, tú no la disfrutaste. –sonrío-
- Lo se no te conozco… pero no tengo para que conocerte tanto, si se te nota que eres muy santito… y la fiesta de ayer estaba aburrida, y no la disfrute porque era una fiesta de niñitas. –insistí- .