Capítulo 15 | Enamorado

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Cuando doy el segundo trago, mi mente comienza a nublarse.

Megan.

No nos hemos visto en meses y mientras más cerca está mi cumpleaños, más solo me siento.

¿Acaso este es mi destino?

La chica a mi lado susurra algo a mi oído pero sinceramente no me importa. Me levanto de aquel lugar que apesta a nicotina y me dirijo hacia mi auto. Trabajo para darme este tipo de lujos y lo irónico es que lo único que en realidad deseo está muy lejos de ser asequible.

—Es hora de que dejes de pensar que todo es imposible —me dijo Youngbae hace unas semanas—. Si de verdad quieres a Megan, deja de pensar que no eres suficiente para ella. ¿Quién eres tú para decidir eso?

Mi amigo tenía razón, sin embargo, no podía hacer caso omiso a todo lo que estaba por venir.

Si se convirtiera en mi novia saldría lastimada.

Y no creo poder soportar eso.

Los días pasan hasta el día de mi cumpleaños, en donde lo primero que pienso es que sería genial despertar con Megan a mi lado, con su cabello desperdigado por toda la cama mientras las sábanas cubren su cuerpo desnudo. Su piel estaría sensible por la noche anterior pero eso no importaría porque siempre tendríamos sed el uno del otro.

Aspiraría su aroma y besaría sus mejillas hasta hacer que se sonrojen. Le diría todo lo que quisiera hacerle al oído mientras ella se cohibe y trata de alejarme, pero al final cedería y lo haríamos como conejos toda la mañana hasta que nuestros estómagos demandaran comida.

Cocinaríamos "juntos", aunque ella terminaría haciéndolo todo debido a mi torpeza. Llenaríamos nuestros estómagos hasta reventar y si no estamos muy cansados volvería a perderme en ella sobre la barra de la cocina.

Eso es lo que en verdad quiero.

Pero al lado de mí sólo hay un espacio vacío.

Paso todo el día con mi familia y celebramos mi cumpleaños de manera íntima. Mi noona parece volver a la normalidad conmigo, lo cual agradezco infinitamente.

Ella se ofrece a llevarme a un club para festejar, pero mis hyungs son tan malos diciendo mentiras que ya sé que se trata de una fiesta sorpresa, por lo que después de dejarme entrar solo al club no me sorprendo para nada cuando veo a toda la gente abarrotada dentro de las cuatro paredes.

Tengo que agradecer y saludar a muchas personas en mi camino hacia mis amigos, por lo que cuando por fin logro subir a la parte de arriba del lugar ya todos están bailando y tomando. Los saludo a todos y me felicitan, por lo que les agradezco de corazón pues no es para menos: llevamos un poco más de diez años de conocernos.

Pero Megan no está.

La busco por todo el lugar con la mirada pero no puedo encontrarla durante varios segundos. Estoy a punto de preguntarle por ella a Youngbae cuando logro captar su cabello agitándose al ritmo de la música.

Decir que se veía preciosa era quedarse corto.

Ignoro por completo al hombre que está frente a ella mirándola como si fuera la última gota de agua en el desierto sólo para contemplarla. Su sonrisa es deslumbrante y me siento herido porque ese gesto no está dirigido hacia mí.

Soy poco consciente de su presencia junto a la mía unos segundos después. Me felicita y usa honorarios al hacerlo, por lo que siento que me falta el aire por un segundo. La rodeo con mis brazos e inmediatamente siento que todo vuelve a estar bien.

La suelto a regañadientes, porque si fuera por mí sé que no la alejaría jamás de mi lado. La gente comienza a mirarnos e inmediatamente recuerdo por qué no me gustan las demostraciones de afecto en público.

Siempre hay demasiada gente observando.

Me siento muy feliz por unos segundos. Hacía tanto que no veía a Megan que me cuesta trabajo apartar la mirada de ella; no es hasta que me doy cuenta que está tan inquieta por buscar a Inguk que mi buen humor se va por la borda.

La sigo al estacionamiento a pesar de que Seunghyun me impide hacerlo por unos segundos.

—Puede que encuentres algo que no desees ver—me advierte tomándome de la muñeca para retenerme.

—O puede que no, dependiendo de cuánto tiempo dure esta pequeña charla —contesto un poco fastidiado.

—Te lo repetiré una vez más, hyung. Si no piensas hacer nada al respecto, será mejor que no vayas.

Me mira fijamente, pidiéndome con su rostro que no haga ninguna tontería.

Pero mi mente ya está decidida.

Por eso cuando la admiro mientras ve las luces de la ciudad siento que se me va la respiración.

Y cuando no logro besarla me enojo conmigo mismo.

Ella me había pedido besarla y yo como cobarde no he podido hacer nada.

Recuerdo inmediatamente aquella vez en la Kimchi acababa de fallecer y ambos dormimos sobre su cama. La tenía entre mis brazos y algo sobre la manera en la que nuestros cuerpos encajaban el uno con el otro me hacía sentir en casa. Había tenido su rostro tan cerca de mí que pude haberla besado, sin embargo, pensé que si ese beso sucediera me gustaría que lo recordara siempre.

De regreso a su departamento, puedo sentir su mirada en mí durante la mayor parte del viaje y eso me pone un poco incómodo. Estoy acostumbrado a que todos volteen a verme cuando cruzo la calle, pero por alguna razón no puedo evitar ponerme nervioso cuando ella me mira.

Estoy a su merced y dudo que sepa el tipo de poder que tiene sobre mí. Siendo honesto, siempre ha sido así. Ella podría pedirme las cosas más locas del mundo y yo las haría por el simple hecho de querer hacerla feliz.

Cuando la tengo sentada sobre mi regazo mientras me abraza, disfruto de la familiaridad de su cuerpo sobre el mío. La curva de su cintura, el calor de sus manos delicadas, su cabello rebelde que a veces me provoca pasar las manos por el y aspirar su aroma, esos labios tan bonitos que siempre he querido probar desde aquella vez de Japón y que ahora recorren mi piel me vuelven loco.

Y se lo digo en voz alta cuando me pregunta si estoy bien. Le hago saber sobre mi locura provocada por ella.

Provocada porque estoy enamorado de Megan.

No me olvides | G-DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora