Capítulo 3 | Lágrimas

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Una semana después, estoy dentro de una celda ofreciéndole un trato al acusado de intento de homicidio frente a mí. Las cárceles siempre me han puesto nerviosa, y aunque en Corea del Sur son especialente seguras, no puedo evitar mirar para todos lados mientras camino. El hombre frente a mí tiene una barba espesa y tatuajes por todos los brazos. Sus dientes están chuecos y su color amarillo es bastante evidente. Mientras hablo con él, puedo notar que se sorprende porque hablo su idioma, y a la vez, presiento que no me toma en serio por ser "extranjera". Cuando hace una broma acerca de mi aspecto, sé que el hombre frente a mí no aceptará el trato que se le ofrece. Me doy media vuelta y escucho el ruido de mis tacones mientras el oficial abre la puerta para mí.

Cuando llego a casa, cansada por el estrés del día y por la gente en el transporte público, me tiro en el sofá y me quedo viendo el techo. Tengo el dinero para comprar un auto, pero además de que eso significaría más daño al medio ambiente y un tráfico horrible, una parte ridícula dentro de mí me dice que tener uno implicaría que Jiyong no me ofreciera llevarme a algún lado cuando estamos juntos. Cambio mi ropa a algo más cómodo, tentando por uno de los cajones del ropero para encontrar los calcetines más suaves del mundo. Mi mano, en vez de toparse con una base esponjosa, toca una caja grande de cartón; la saco de su lugar e inmediatamente leo lo que está escrito en la parte de arriba: "Jiyongah y yo". Sonrío inmediatamente. Esa caja está repleta de recuerdos sobre nuestra amistad, incluyendo cartas que él escribía con letras para sus canciones o regalos que él compraba para mí. Una muñeca con un hanbok tradicional es lo más grande de la caja y el mejor recuerdo para mí, pues fue parte de los regalos que su familia nos trajo cuando nos mudamos cerca de ellos. Hay cartas en donde me escribía lo cansado que estaba de entrenar, de lo enojado que estaba cuando se enteró que debutaría en un grupo y no en un dúo... Y hay una que otra de su primera novia, una chica más grande que él. Estaba tan celosa en ese entonces pues para mí esa chica era tan hermosa que jamás podría competir contra ella. Sonrío. Las cosas no han cambiado nada. Él sigue rodeado de modelos y yo... Bueno, yo sigo aferrándome a los recuerdos.

Cuando me dirijo hacia la cocina, mi celular suena, es Youngbae.

—¿Hola? —escucho del otro lado de la línea.

—Hola, Bae.

—Sé que es un poco tarde... pero los chicos y yo vamos hacia una fiesta y queríamos saber si quieres venir con nosotros. Hyorin viene también, si es que te preocupa estar sólo entre hombres...

—¿De quién es la fiesta? —pregunto, no muy segura de mi decisión.

—Es el cumpleaños de Seven. Si no quieres venir, Meg...

—No, claro que quiero ir. ¿Dónde es?

Me dice el nombre del lugar y me preparo para salir. Seguramente el club será lujoso, por lo que me pongo uno de mis mejores vestidos de color verde oliva un poco entallado y con una abertura en la espalda algo pronunciada. Cualquiera pensaría que costó carísimo pero fue toda una ganga. Extrañamente me siento satisfecha por ese hecho. Hago una pequeñas ondas en mi cabello y pinto mis labios, finalmente rocío perfume sobre mi cuerpo y agrego algunos accesorios, algunos cortesía de Jiyong.

Tomo un taxi y llego al lugar en sorprendentes veinte minutos. Entro sin problemas e inmediatamente veo una mesa llena de comida y bebidas, el bar se encuentra a un lado frente al lugar en donde todos bailan. Hay unas escaleras al fondo, al lado de una salida de emergencia, que llevan hacia el balcón de arriba en donde visualizo a los cinco amigos con el festejado. En el segundo piso hay más gente aún, pero noto que el lugar en donde se encuentran mis conocidos es un poco más privado. Cuando puedo ver a todas las personas que están ahí, veo a los chicos, a Seven, a Hyorin... Y al lado de mi mejor amigo veo una pequeña figura femenina susurrándole algo al oído. Cuando se aleja y veo a G-Dragon sonreír, veo el perfil de Kiko Mizuhara. De repente me siento arrepentida de haber venido y sobre todo, me siento demasiado consciente de mí misma.

No me olvides | G-DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora