Capítulo 18 | No es tan sencillo

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"Te veo a las diez"

Ese era el mensaje que se leía sobre el paquete enorme que apenas y pude cargar hasta mi habitación.

—Debe ser un error —le dije al mensajero cuando me entregó la caja.

Yo jamás recibía paquetes.

—Usted es Megan Blackburn ¿no es así? —preguntó ya un poco fastidiado por mi insistencia. Asentí con la cabeza—. Entonces no es ningún error. Que tenga buena tarde.

Aunque el pobre se fue bastante irritado, yo me quedé en la puerta por muy buen rato sin poder creer que aquello tan pesado fuera para mí. Sin embargo, cuando leí el mensaje, seguido por la firma de Jiyong supe de inmediato de qué se trataba.

Retiré la tapa, emocionada por lo que sea que estuviera adentro.

Y no me decepcionó.

Más bien, me cortó la respiración.

Había un vestido de color rosa tan bonito dentro que tuve que pestañear varias veces para asegurarme de estar viendo claramente; había unos zapatos que estaba segura me harían ver tan alta como él pero que me encantaron, todo esto junto a los accesorios necesarios y un bolso que estoy segura me costaría un ojo.

Saqué el celular del bolsillo del pantalón y le tomé una foto al outfit. Le mandé la foto junto con muchos signos de interrogación y de exclamación, que era justamente lo que describía cómo me sentí en ese momento.

"Me alegra que te haya gustado" respondió de inmediato con muchos corazones.

"Me encanta, oppa. Pero... ¿No crees que es mucho? No puedo aceptarlo"

"Cambiarás de opinión cuando te lo pruebes y veas lo preciosa que lucirás"

"¿Y si no me gusta?"

"No hay cambios ni devoluciones"

Yo reí cuando vi su mensaje. Sabía que no se cansaría hasta hacerme aceptar su regalo.

"Gracias, Jiyong-ah. Nos vemos en un rato"

Él terminó la conversación con un corazón y dejé el teléfono a un lado. Me senté en la cama y mi mente comenzó a dar vueltas.

Y horas después, mientras su mano está entrelazada a la mía, mi mente sigue sin estar tranquila.

—¿Por qué estás tan nerviosa? —pregunta Jiyong con una sonrisa mientras el elevador en el que nos encontramos sigue subiendo.

—¿Será porque me vendaste los ojos todo el camino y no tengo ni idea de dónde estamos? —miento despiadadamente.

En realidad estoy nerviosa porque él está guapísimo. Viste un traje color negro y todo su cabello está peinado hacia atrás. No ha dejado de tocarme desde que salimos de mi departamento, ya sea tomando mi mano o rozando nuestros brazos.

—Pronto lo sabrás.

Cuando las puertas se abren, me quedo sin palabras. Estamos en una habitación con ventanales enormes que recorren las paredes. Toda la ciudad nos rodea y en el centro está una mesa alumbrada por dos velas largas. Las noches estrelladas no son muy comunes en Seúl, pero el cielo estaba despejado y éstas brillaban con fuerza.

No me olvides | G-DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora