Preámbulos

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20 de diciembre

Artemisa y yo nos dirigimos al piso de mi madre y mi padrastro en un cómodo silencio que rompí.

- Y quien robo tu Arco Artemisa?

Suspiró - No lo se, pero tiene que ser alguien muy hábil, tampoco sabe nadie casi nada de mi Arco, piensan que es uno normal como los de mis cazadoras, quizás.....

- Quizás?

- Quizás pueda ser Orión.

- Orión, pero no lo mataste?

- Si, pero cuando fue la guerra con Gea esta lo revivió para impedir que Nicolás y Reyna pudieran retornar la estatuilla de atenea.

Je, como se pondría Atenea si se enterase de que llamaron a la Atenea Nike una estatuilla.

- Y te lo volviste a cargar ( expresión española que significa matar a alguien pero de manera "suave" y de broma)

- No, huyó, eso sí le deje unas cuantas marcas que no olvidará

- Pues quedaría bonito.

Ambos nos reímos, mire de reojo a la diosa, era muy guapa y hermosa, la luna parece que la hace más linda y sin el ceño fruncido o mirada calculadora del tipo " di algo demasiado hombre y te castro" sin duda ganaría a Afrodita en belleza.

Continuamos hasta llegar al edificio y empezamos a subir.

- Que les vamos a contar? - pregunté.

- Pues la verdad

- Que eres una diosa odia hombres que me necesita para una misión mortal de la que puede que nunca vuelva.

- Haber, para empezar yo no odio a todos los hombres

La mire asombrado.

- No te odio, me caes bien - me guiña un ojo y yo siento mi cara arder.

- Dos, exageras con lo de mortal y nunca volver, tienes a la diosa más poderosa de tu lado.

- Todo humildad, no tiene abuela - susurro.

- Has dicho algo? - me pregunto de manera dulce.

- No! Serán imaginaciones tuyas.

- Ya.... bueno como decía no tienes nada que temer, aunque yo si fuera tu contrataría un seguro fúnebre.

- QUE!! - grite sintiendo como me iba por el desagüe.

Se río de mi cara, pero yo solo escuche embobado la risa más melodiosa que había oído nunca.

- JA JA JA, muy graciosa.

- Vamos no te enfades, es que eres muy pesimista.

- Yo pesimista - digo señalándome- si soy el tío más positivo que hay.

Me miro con escepticismo - Claroo, en un cementerio o en la planta terminal de un hospital.

- Vaalee tienes razón - nos acercamos a la puerta del piso - Y al final que le decimos??

Se sonrojo completamente, se veía adorable.

- Puedes decirle que soy tu novia

Ahora yo también estaba algo sonrojado.

- En serio?

- Si, no me molestaría nada

- Vale, y como te llamas?

- Como que como me llamo, te a dado amnesia?

- No sería demasiado raro que viniese con alguien que se llama artemisa y clavada a ella.

- Quieres que cambie de aspecto?

- No, con el nombre basta.

- Y porque mencionaste el aspecto.

- No lo hice.

- Si lo hiciste.

- Que no.

- Dijistes y clavada a ella

- Agh como sea

Sonrió triunfal

Suspiro - Haber decide un nombre cualquiera.

Pues...  Ugg - artemisa se sujeto la cabeza y luego de un destello apareció en su lugar una chica muy parecida e igual de hermosa, estaba vestida con una blusa sin mangas apretada y algo transparente dejando ver un sujetador blanco, unos vaqueros cortos hasta medio muslo y unos tennis, llevaba un par de pulseras plateadas y un brazalete del mismo color en el brazo derecho.

- Que te parece Dian

- Diana?

- La misma que viste y calza - dijo haciendo una pose graciosa.

- Que haces aquí? - pregunte extrañado.

- Percy el arco también es mio, osea de las dos a la vez, aparte tu eres tanto griego como romano, te molesta que sea Diana? puedo volver a ser Artemisa- dijo triste.

- No! No me importa, solo era curiosidad, las dos sois la misma persona.

Me sonrió y se pego a mi brazo, puede que no sean la misma persona, o que sólo actúe así conmigo, en cualquier caso me puse tan rojo como las vacas de Apolo, que, por otro lado, si se entera de que estoy con su 'hermanita' seguro que me incinera.

- Venga, entra tu primero

- ok

Ding Dong

- Voy - escuche la voz de Paul

- En fin, nunca me imagine estar en esta situación.

- No te preocupes, no mataré a...

- Paul, es una buena persona, supongo  que controlarás tus arrebatos asesinos.

- Sip, no nos podemos quedar mucho, das el pego y por la mañana marchamos a recuperar mi arco, vale.

Asenti mientras la puerta se abría.

Un día de cazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora