Vamos En Tren

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21 de diciembre

Íbamos hacia la estación de tren, planeando como llegar a la costa oeste, tardaríamos un día y medio, saldríamos de nueva York a la 13:30, llegaríamos a Chicago a las 9 de la mañana y de chicago a California a las cuatro de la noche /mañana del siguiente día, si todo va bien llegaríamos a San Francisco en 3 días, recuperariamos el arco y los poderes robados de Artemisa y, transportandonos llegaríamos a tiempo para las navidades con mi madre y Paul.

Todo genial no? Planificación, si, falta el desarrollo y si le añadimos la innovación sería una diosa de ayuda.

Pufffff, si supiera que todo fue de mal en peor.

Llegamos a la estación de nueva York.

- Emmmm, percy, tu tienes dinero no?

- Claro, que caballero no invitaría a tan hermosa dama - dije, haciendo un ridículo intento de actuación.

Se puso roja, sonreí victoriosamente.

- Ohh, que galante por tu parte - dijo, siguiendo la pésima actuación.

Nos reímos, mire en mis bolsillos y busque en mi cartera.

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Oh-Oh

Vale, puntazo.

Me reí nerviosamente y Artemisa intuyendo lo que pasaba puso cara larga.

-...................... Idiota.

- Hey!

- He estado en muchas misiones, ya se como se hace blaa, blaa, blaaaa- dijo haciendo una clara burla de lo que dije.

Me lo merecía, algo tan sencillo y se me olvida, aunque no creo que tuviese suficiente...

- Y que hacemos?

- Piensa algo, tu eres el que se olvido.

- Y tu no tienes?

- No creo que sirvan dracmas.

- Pero porque traes dracmas!!!

- Al menos yo traje algo!!

Suspire - Touche.

- Y si uso la niebla?

- Buena idea percy, me sorprende que saliese de ti.

- Por ser un hombre?

- Por ser tu.

- Que amable.

- Soy todo dulzura.

- Sii, en una cárcel llena de genocidas.

Se le marco una venta en la frente y le tembló ligeramente el ojo.

Mal royo

- HAS DICHO ALGO - Dijo lentamente y remarcando cada palabra con una dulce sonrisa.

- Noo-no - dije con voz temblorosa sudando la gota gorda.

Me dio una mirada asesina y luego empezó a reírse descontroladamente llamando la atención de toda la fila.

- Vale vale muy graciosa.

- Deverias haber visto tu cara

Hice un puchero

- Artemisa, ya nos va a tocar..

- Bueno - viendo mi ceño fruncido - perdona

Ahora fui yo el que río, ella suspiró hastiada.

Llegamos a la taquilla y le pedimos dos billetes.

- Son 400 dólares

- Tome - artemisa le dejo diez dracmas y yo chasquee los dedos rezando que funcionase.

Miró los dracmas confundido.

- Si... Si tomen y gracias.

Recogimos los billetes y subimos rápido antes de que se diese cuenta.

Cuando estuvimos lejos pero siguiendo en la estación esperamos el tren con normalidad.

- Yyyy... como es eso de la vida de una cazadora.

- En serio?

- Sip, tengo curiosidad.

- A mi me gusta, sino no sería la diosa de la caza.

- Tiene lógica - dije con aire filosófico.

Me sonrió - Te sientes libre, en paz, estar en los bosques vírgenes es maravilloso, donde los mortales aún no lo han contaminado.

- No quiero imaginarme que les harás a las personas que lo contaminen.

Formó una sonrisa maléfica - No salen muy bien parados.

Esa sonrisa me mando un escalofrío por el cuerpo, aunque no estoy muy seguro de si fue por miedo o....

Luego de estar hablando unos 10 minutos vino el tren.

Mientras nos preparamos para subir sentí una sensación de peligro, mire a mi acompañante y sintió lo mismo, miramos alrededor para encontrar al causante del peligro pero no pudimos encontrarlo.

Subimos al tren preparándonos para estar 20 horas, ¡casi un día! en una caja rodante metálica.










Un día de cazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora