I. Últimos días.

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Mista iba caminando feliz por el pasillo de la escuela, con sus libros en brazos y agitándolos, parecía saltar como aquellos duendes que venían de la mina después de un día de trabajo, contentos para ver a su "Blanca nieves"... perdón, no.

Pronto se graduaría, habría un gran festival y baile, el baile bajo "la Luna." El amor y la calentura se respiraban en toda la escuela, Mista también tenía fiebre alta y aceleración de latidos, cada vez que entraba a su salón de clases... veía a su "Rapunzel" sentado justo a lado de las ventanas, observando a sus amigos que entraban a "clases".

-Hola.- le espanto por la espalda, el rubio dio un salto y solo le sonrió.-¿Creí que...?- miro las butacas vacías del salón de clases.

-Todos fueron a la dichosa fiesta.- dijo algo enojado.

-Creí que irías. Fue Rissoto quien te invito...

-Mis padres no me dejaron.- suspiro.-De todos modos, hoy hay examen. ¿Estudiaste?

Mista le sonrió tan tontamente, que Giorno le tomo lo mano y la acaricio. Lo sabían, sabían que sus corazones latían al mismo son cuando estaban solos, cuando cruzaban miradas y pensamientos... cuando dormían debajo de sus cobijas a media noche...

-Oye Giorno, yo...- pero tocaron el timbre, el profesor entro viendo solo a Giorno y Mista.

Mista le miraba, lo veía sin poner atención a la clase, debía decírselo u otro como Rissoto o sus otros novios iban a regresar y le pedirían... No, Mista se ponía furioso. Es decir, Giorno tiene muchos pretendientes, pero por alguna razón...ninguno de ellos le volvía a hablar, otros tantos solo murmuraban a su espalda y otros aun no conocían el infierno cuyo nombre era "Giorno."

Mista tenía suficientes ahorros para llevarlo en un automóvil elegante, comprarle una cena y rosas, alquilar su esmoquin y dar una vuelta al mirador. También tenía el regalo perfecto para Giorno. Solo necesitaba confianza.

Mientras comían en el jardín, Mista sacó cuidadosamente una cajita de terciopelo rojo. Giorno seguía comiendo tranquilamente sin darse cuenta de lo sonrojado que estaba Mista.

-¡Vamos hazlo!-grito #1

-Te confianza Mista.-#3 lo dijo muy suave y tranquilo, pero #5 le pellizco y #3 grito como loco.

-¡Ve por él, Mista!- grito #7

-Giorno yo quería decirte algo.- el rubio le sonrió tan tiernamente que se congeló por unos minutos.-Bueno...yo...- tosió.

-¡Mista!- grito #2

-Yo...- sacó la cajita y capturo la mirada azul de Giorno.-Sabes que pronto saldremos, pronto se vendrá el baile...Yo quisiera bajarte la Luna.- se sonrojaba más, pero Giorno y su manía de tocarle las manos cuando estaba nervioso.

-Mista yo... quiero que continúes.

-Si.- volvió a toser.-Ya te habrás dado cuenta que soy un estúpido, mal alumno, por Dios mira como me visto...- rio con nervios.-Pero a tu lado soy un tonto, cuando tú te acercas, mi corazón se acelera y tengo fiebre. Cuando tú me miras mi mente queda en blanco, perforas mi corazón.- se tocó el pecho.-Cuando tocas mis manos... me convierto en cenizas, tus manos son tan cálidas.-comenzó a acariciarlas.-Solo por estos últimos días... yo... yo te amo Giorno.

Giorno le sonrió y se acercó más a él.

-Yo no quiero, que sea estos últimos días.- abrazó a Mista.-Deseo que fuera para toda la vida.

Mista se congeló, no supo que hacer más que muy tontamente darle la cajita a Giorno.

-Mista... abre tu la caja, yo cerrare los ojos.- se cubrió con sus manos y le dio la espalda a Mista.

El chico de la gorra de lana la abrió y le puso el dije a Giorno, no pudo evitar tocar la coleta del rubio y este abrió los ojos.

-Una Catarina.- era roja, grande y brillante. Giorno la beso y se volteó con Mista.-Gracias.- volvió abrazarlo y esta vez Mista lo recibió de forma tierna.-Es curioso, yo te iba a pedir que fueras conmigo al baile.

Mista sintió como le quitaba su gorro de lana, exponiendo sus horribles cabellos negros, sintió algo de pesadez en su cabeza, el rubio le había hecho una corona de flores.

-Te quiero.- le decía Giorno al joven Mista que... sentía una rara sensación pulsante entre sus piernas.-Necesito verte en un hermoso traje.- tocaba sus hombros cuando su sonrisa desapareció.

-¿Qué te preocupa?- le preguntó.-El negro es un color elegante...¿o prefieres que lleve otro color?-pero Giorno no le respondía, solo miraba por encima del hombro de Mista. El gran error de Guido, fue acariciar la mejilla de Giorno.

-¡Wrrrryyy!- gritaron detrás de ellos.

Mista solo sintió como le empujaron a un lado, como un fuerte golpe le desgracio más su "bonito" rostro... Acababa de conocer, al Padre de Giorno... creo que no le causó buena impresión.

ENAMORANDO A LA FAMILIA DE MI NOVIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora