La normalidad no es para nuestra familia (Parte 2)

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La siguiente obra NO es de mi autoría, es una adaptadción que fue realizada durante 2017, por lo que no cuenta con la mayoría de personajes que actualmente han aparecido en la serie y encontrarán personajes no canónicos que fueron creados con el fin de cubrir un papel importante en la historia, sin embargo, también aparecerán personajes de Ladybug PV.

Recuerda que a continuación, lo que leerás queda bajo tu responsabilidad y todo es una ficción.




— ¡Papá! —gritó Makoto. Movió los brazos con energía y botó un vaso con bebida, derramando todo sobre el mantel nuevo.

—Makoto y Luka, miren lo que hicieron —le regañó Kagami. Era divertido ver cómo Luka se comportaba como un niño al lado de su hijo, haciendo enojar a Kagami. Adrien rio conmigo, ocultando su sonrisa detrás de mi cabello, mientras sostenía a Emma.

—Adrien, detente o botarás a la niña —murmuré, sin mucho convencimiento.

—No le pasará nada.

Y eso era verdad, Emma era la devoción de Adrien, lo daba todo por ella. Y como hoy era su cumpleaños, no la soltaba ni siquiera para ir al baño, quería pasar cada minuto del día a su lado, a pesar de que Emma llorara porque quería caminar y jugar con el pequeño Makoto.

Era extraño estar todos juntos. Al final, Lila seguía con Nathaniel, Kagami casada con Luka ante un impulso, Chloe era muy amiga de Sass aunque todo el mundo sabía que había algo más, James y Félix seguían solteros, y Alya estaba con Nino, un excompañero de trabajo y amigo actual de Adrien. Era estupendo saber que mis mejores amigos estaban juntos, todos, y que ahora nos visitaran junto a mis padres y Emilie en el cumpleaños de Emma.

— ¡Papá! —volvió a gritar Makoto y esta vez lanzó un pedazo de pastel contra el rostro de Luka. Adrien estalló en carcajadas, agradeciendo que Emma fuera tan calmada y no una revoltosa como Makoto.

—¡Makoto Couffaine-Tsurugi! —exclamó Luka. Su grito despertó a Emma, que se había quedado dormida hace poco, y se puso a llorar con ganas. Y Makoto la siguió.

— ¿Ya ves lo que haces, Luka? —Le regañó Kagami—. Eres un desconsiderado, haces llorar a tu hijo y a tu sobrina, que mal tío eres.

—No seas tan cruel, Gami —replicó Luka.

—Pásamela —le dije a Adrien en medio de la pelea. Al principio no quiso, pero terminó por entregármela al ver que Emma no dejaba de llorar.

Emma se quedó tranquila de inmediato y comenzó a jugar con mi cabello, como siempre hacía cuando la sostenía yo. Acarició mi rostro con sus manos y la besé en la mejilla. Era sorprendente cómo cada vez sus ojos se parecían más a los de Adrien, y su cabello negro adquiría la escencia de mi cabello. Eran demasiadas coincidencias, e incluso llegué a preguntarle a Adrien si no me había engañado con alguien, porque Emma era su vivo reflejo. Pero siempre él me respondía que jamás se atrevería a mirar a otra mujer cuando estuvo más de la mitad de su vida enamorado de mí. Podrían pasar los años, pero ese lado cursi y romántico de Adrien, me temía, que no se iría jamás. Aunque en parte me alegraba, eso significaba una discusión diaria, y una reconciliación también.

Pero sin duda, lo que más me gustaba, era cuando al final él me decía que no tenía ojos para nadie más porque me amaba demasiado, y también a Emma, y no se atrevería a destruir la felicidad que tanto le costó construir.

Era un romántico sin causa ni solución.

— ¡Las velas! —gritó de pronto Angeline. Ver a mi hermana pequeña, ya adolescente casi adulta, era divertido, porque aún no podía quitarme de la cabeza esa vez que nos ayudó a mí y a Félix a saber si Adrien estaba celoso. Extrañaba esos años, pero también estaba emocionada por los que vendrían.

Si me ponía a recordar, habíamos cometido demasiadas locuras cuando jóvenes, más jóvenes que ahora. Era una exagerada e histérica, me arrepiento de haberme comportado tan fría el cumpleaños de Adrien y mostrarme indiferente ante su declaración, me arrepentía demasiado, por eso, trataba de hacer lo mejor para él siempre. Porque le amaba y nunca me había sentido tan segura de algo.

Colocaron las velas en la torta y cántanos el cumpleaños feliz, Emma no parecía emocionada, seguía algo asustada por todas las personas a su alrededor, estaba acostumbrada a mi presencia la mayor parte del día, a Adrien por las tardes cuando llegaba del trabajo y de Tikki y Plagg, nuestras mascotas.

Adrien y Makoto soplaron las velas por Emma, y Luka estampó el rostro de Adrien en el pastel. Kagami estaba al borde del colapso y Nathaniel y Sass no hacían más que reírse, mientras Nino y James intentaban limpiar a Adrien.

Dejé a Emma con Makoto para que jugara, se llevaban bastante bien y eso no le agradaba para nada a Adrien, consideraba a Makoto como una amenaza. Decía que le quitaba tiempo de su hija. Un padre celoso y esposo también.

Miré a todos mientras comían pastel, y de repente, Adrien me atrapó en sus brazos y me apartó hasta nuestra habitación.

— ¿Qué sucede, Pelos Rubios? —inquirí, sentándome en la cama.

—Sabes, no lo hacemos tan mal como padres, ¿no lo crees?

—Pff... tú eres un súper papá, así que supongo que no —sonrió de medio lado y se arrodilló frente a mí. Me besó en los labios, con dulzura y me recordó esa vez en que me besó el día que comenzó toda esta locura. La diferencia, es que la primera vez me obligué a reprimirme por la rabia que sentía, pero ahora, dejé que mis labios respondieran por mí y se fundieran con el aliento de Adrien.

—Estaba pensando... que Emma se podría sentir algo sola... —murmuró contra mi oído cuando nos dejamos de besar.

Lo miré por unos segundos y sonreí como tantas otras veces.

Sabía de lo que estaba hablando.

—Bien, pero que esta vez no se parezca a ti, o de verdad comenzaré a sospechar —él rio por lo bajo y me volvió a besar, esta vez, como si el mundo se fuera a acabar.



Fin.


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