Capítulo 2

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A mi suerte me dejó entrar el profesor sin problema alguno, solo que no quiso que repitiese la ocasión tan incómoda, prometí que no volvería a pasar.
Me senté en mi lugar, detrás de Raissa.
–Hey, ¿qué han adelantado?–pregunté por medio de un papel a Raissa.
–Pues, realmente nada. Lo único que hizo fue recostar su cabeza unos segundo en el pupitre y pasar la lista. Creo que llegaste justo–respondió Raissa en aquel papel.
–Ah, bueno–pensé.
–Hey, afeminado. Piensa rápido–dijo un compañero de clases lanzándome un papel.
No tuve tiempo de reaccionar.
–Cierto, los afeminados no piensan–bromeó con un compañero más.
–Pues, tus ideas de quererme atacar con una bola de papel son de maternal. Deberías volver a considerar mejor tus agresiones antes de actuar–respondí.

Andrew no dijo nada, solo me miró algo orgulloso.

Pasó el resto del día y salí a almorzar solo con Andrew.

–Estoy harto de lo mismo, de que todo ocurra así, de que solo se burlen de mi–recalqué con voz quebrada.
–Precioso, tú eres fuerte. Sé que tú solo eres capaz de lograr muchas cosas y salir adelante, te prometo por el meñique que superaremos todo eso, solos, nosotros dos juntos–me mostró su meñique.
–Solos, los dos juntos–completé la promesa juntando mi meñique con el de él.

Compartimos sándwiches de jamón y queso que por cierto a su madre le quedan dorados y muy ricos. Esa señora es lo máximo. Es como otra madre para mi.

Llegó Raissa con su futuro novio la cual es bastante guapo, tiene unos ojos color miel y cabello castaño muy bonito. Pero no cambio a mi niño de cabello negro y ojos oscuros, para mi él sí es perfecto.

–¿Les cuento una anécdota de Adam?–dijo entre risas Raissa.
–Raissa, no, por favor–dije preocupado y reído.
–Hazlo, hazlo–suplicaban Andrew y Miguel.
–Ahí les va–dijo muerta de risa Raissa.–Adam se huele las axilas.
–Amigo, ¿es en serio?–preguntó entre risas futuro novio Raissa, Miguel. 
–Sí, amigo. Es cierto–aseguró por mi Bruce mientras estrellaba un batido muy frío sobre mi nuca.
Quedé impactado por el frío y con las manos extendidas para no llenarme más.
La reacción de Raissa fue igual que la mía, Miguel solo cubrió su cara para no llenarse de la lluvia de batido que hubo. Pero Andrew, este se levantó de golpe y empujó a Bruce a unos tres metros.
–¿Qué te pasa, tarado?–preguntó Andrew golpeando la nariz de Bruce con una fuerza increíble.
Bruce intentó regresar el golpe pero no lo logró.
–Quítate de encima, degenerado–dijo Bruce logrando levantarse de las entre piernas de Andrew que tenía sobre su cintura.

La Maldición De Adam GreyWhere stories live. Discover now