El Secreto de La Luna [Dramione]

III - Primeras Sensaciones

- Harry piensa comprar una casa en el Valle Godric, dice que esperaremos un poco para casarnos, pero yo me quiero casar ahora, ya me siento preparada para dar ese paso -. Le contaba Ginny a Hermione, mientras ambas compartían una taza grande de té de frutilla, en la habitación privada de Hermione, ya que ella había vuelto a ser la Prefecta. - Ya puedo ver nuestro futuro... es genial que todo aquello de la guerra halla pasado, y nos permita pensar en el futuro sin temer a que no se cumpla.

- Si -. Susurró Hermione.

- ¿Y tú Herms, qué piensas hacer al final? -. Preguntó inocentemente Ginny, bebiendo un sorbo largo del té.

- Voy a aceptar el trabajo que el Ministerio de Magia me ofrece, no quiero que ellos me sigan llenando la bóveda que me dieron en Gringotts, mientras yo no hago nada -. Contestó aceptando la taza y terminando de beber los últimos sorbos de té.

- Y es que no necesitas hacer algo más, recuerda que ellos te deben todo, salvaste al Mundo Mágico, además los del Ministerio te pagan porque no quieren deberte nada -. Le recordó una vez más, Ginny, mientras le quitaba la taza de la mano y la dejaba en la mesita de luz, al lado de ella.

- Yo no salvé el mundo, ese fue Harry, a él le deben todo -. Protestó ella. - Yo no quiero vivir gratis, porque en verdad, nadie me debe nada.

- Eso es agradable escuchar, pero no vas a lograr que dejen de pagarte por los "labores prestados", ya sabes que el Ministro declaró que ese pago iba a ser de por vida, ni tú ni Harry ni Ron, van a dejar de recibir eso. Y si te soy sincera, Ron se encuentra maravillado por eso -.Siguió Ginny, al recordar como su hermano mayor casi había llorado porque por primera vez en su vida tenía una cuenta propia, llena de galeones a su disposición.

- Lo sé... pero aun así... -. Hermione suspiró con cierta resignación y se recostó en la cama mirando por un segundo el techo, para luego cerrar los ojos con fuerza. - Hoy he visto a Malfoy -. Dijo de golpe, al recordar lo que había pasado en la tarde, y cambiando de conversación al instante.

- ¿Haciendo de las suyas? -. Preguntó Ginny, comenzando a peinar su larga cabellera roja, sentándose en el suelo con comodidad.

- Me salvó la vida...

- ¿Te salvó la vida? ¿Cómo? ¿Es que volviste a ir al lago? -. Cuestionó, horrorizada.

- Sí. Sé que prometí no volver ahí... pero aun lo necesito. Sabes que el frío siempre me ha ayudado a pensar con claridad, así que todavía no me siento preparada para dejar esas locuras -. Dijo con tranquilidad Hermione, sin abrir los ojos, o alterarse por un segundo.

- Bueno, dejando aún lado al oscuro y siniestro lago por el momento, ¿qué sucedió? -. Preguntó Ginny, con cierto reproche, pero sin poder ocultar su emoción.

- ¿Qué que pasó? No mucho... simplemente se tiró al agua, me subió a la superficie y me dio respiración boca a boca...

- ¿Qué? ¿Puso sus labios de pura sangre en tus labios? -. Preguntó sorprendida Ginny. - ¡Pero si él es un Malfoy!

- Y eso no es lo más sorprendente de todo esto -. Siguió Hermione. - Él me vio desnuda, total y completamente desnuda -. Y dicho esto, Hermione comenzó a reírse hasta que las lágrimas empezaron a caer de sus ojos.

- ¿Te vio desnuda? ¿Y aún te sigues riendo? -. Preguntó horrorizada Ginny, subiéndose a la cama para mirar directamente a los ojos de su amiga, que ahora se encontraban abiertos y brillaban intensamente por la diversión que el recuerdo le provocó.

- ¿Qué esperas que haga? ¿Qué llore? La cosa ya está, y no puedo cambiarlo... a menos que use el giratiempo, pero como no lo quiero usar, las cosas seguirán igual.

- Pero, ¿no te sientes avergonzada? -. Quiso saber, y vio como su amiga negaba con la cabeza, como si realmente ese hecho no le hubiera afectado en nada. - Vaya, que valiente, yo aún trato de no ocultarme debajo de las mantas cada vez que Harry me quiere mirar... más allá de mis ojos.

Hermione se sentó en la cama y contempló a su mejor amiga, que ahora se sentía afligida.

- ¿Por qué te sientes así?

Ginny la miró y mordiéndose el labio miró para un lado, mientras se abrazaba a sí misma.

- No me encuentro feliz con mi cuerpo, Hermy...tengo cicatrices que me avergüenzan, y temo que a Harry no le guste lo que ve... y me deje...

- Ginny, no deberías pensar así, Harry te ama y nunca podría dejarte... además, todos tenemos cicatrices que nos avergüenzan... que nos gustaría borra hasta con ácido... -. Le explicó Hermione, pensando en sus propias cicatrices.

- Lo sé, pero aun así no lo puedo evitar... y más aun cuando veo las piernas increíbles que tiene Pansy Parkinson.

- ¿Dime que chica de Slytherin no tiene unas piernas perfectas? -. Le preguntó Hermione, riéndose por el comentario de su amiga.

- ¿En serio? ¿Vamos a llevar la conversación a las piernas de las otras chicas?

- Cualquier conversación es válida en este momento.

Ambas chicas se acostaron en la cama, una al lado de la otra, y suspiraron casi al mismo tiempo.

- Creo que deberíamos ponernos los pijamas, para dormir más cómodas -. Le dijo Hermione a su amiga, y tomándola de la mano, le dijo: - Ginny, no te sientas así, tú eres hermosa tal y como eres.

Pero ni bien había tocado la mano de Ginny, Hermione comenzó a sentirse extraña, incluso mal, pero esa sensación se esfumó como el viento después de una gran tormenta, en el momento en que soltó su mano. Se quedó mirando su propia mano esperando encontrar una respuesta a eso, pero su amiga se levantó de un salto y la sacó de sus pensamientos.

- ¿Cómo estás? -. Le preguntó de golpe Ginny mientras se cambiaba de ropa, dándole la espalda a su amiga.

- Bien, ya sabes, aun me cuesta respirar al recordar todo eso, pero me encuentro mejor de lo que estaba hace dos meses -. Le contestó, aun mirándose la mano, y además, sintiendo el cambio repentino de su amiga.

- Sabes que estamos aquí, ahora y siempre...

- Lo sé, así que ya no se preocupen... -. Le pidió, dejando de mirarse las manos y levantándose para cambiarse de una vez.

* * *