Prologo: Un poco de historia

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Pov Mia

¡Kon'nichiwa! Soy Mia Tsukinami. Mis hermanos son Carla y Shin Tsukinami. Shin y yo nacimos el mismo día, pero en diferentes horarios. Nii-san es el mayor, Shin el del medio y yo la ultima. Tengo el pelo largo y de un color muy parecido al de Shin, soy algo alta, según mis hermanos tengo "un muy buen cuerpo", mis ojos son dorados como los de mis hermanos y tengo varias cicatrices en la espalda. Mi personalidad varía mucho, soy algo bipolar.
Crecí con mis hermanos hasta los 5 años,cuando a mi padre se le ocurrió mandarme con una madre adoptiva.

¡¿Pero porque?!–le había preguntado mi madre.

Quiero protegerla del Endzeit–dijo él.

Mi madre acepto porque quería protegerme. Que inocente era yo, en ese momento no me di cuenta de que mentía.
Me despedí de mis hermanos y de mi madre. Antes de irme, Shin y Nii-san se acercaron a mi. El primero me entregó un collar en forma de corazón, con una foto de nosotros 3 dentro. Me dijo:

Toma...para que nunca que olvides de nosotros, Nee-chan.

Jamás los olvidaría.

Los abracé fuertemente, con los ojos cristalizados, y ellos a mi. Aunque Nii-san en ese momento casi ni nos prestaba atención, se le veía triste.
Luego, mi padre me llevó a la casa de una amiga suya. Al llegar, él empezó a hablar con la mujer, pero yo no pude escuchar ya que estaba algo alejada, no quería acercarme demasiado.
Mi padre se fue y me dejo con esa mujer. Era rubia, ojos cafés, alta con un buen cuerpo. En cuanto entré a esa casa empezó mi infierno.
Durante todos los años que viví con esa mujer, ella me torturaba, ya fuera con latigazos en la espalda, cortes con cuchillos, dejarme encerrada en el sótano durante un largo tiempo sin agua ni comida, golpeándome, dejándome dentro de la Iron Maiden que tenía, etc, etc. De tanta tortura salieron mis cicatrices en la espalda y deje de sentir dolor...bueno, dolor físico.

En la escuela no era diferente. Todos se burlaban de mi diciendo cosas como "¡Ja! ¡Tu familia no te quiso!" "¡Niña adoptada!" "¡Nadie te quiere!" y otras cosas más. Las chicas que más me fastidiaban eran Taylor, Rocío y Kate.

Lo único que me mantenía en pie, que me impulsaba a ser fuerte eran Shin y Carla, a quienes recordaba cada vez que miraba el collar, y el creer que mi padre no sabia sobre como era esa mujer. Que equivocada estaba.

Un día cuando estaba llegando del colegio y entré a la casa, como siempre sin hacer ningún ruido (ya que si lo hacia y molestaba a esa mujer me ganaba unos cuantos latigazos) la escuche hablar por teléfono con mi padre, con el altavoz activado.

Te digo que esa mocosa es bastante resistente.

Tu sigue torturándola, no quiero volver a verla en mi vida, al fin y al cabo, yo no quería una hija.

Las palabras que dijo mi padre me dañaron horriblemente. Fue como una bofetada que me mostro la realidad que yo no había visto...o no había querido creer. Salí corriendo de allí.
Después de eso me volví algo fría con las personas, más que nada por miedo a que lastimen otra vez.

No creo en el amor, nunca lo he sentido así que deducí que o no existe o...no puedo sentirlo. Sé que amo a mis hermanos, pero no fuera de eso no puedo amar a nadie más...
Tampoco confío en nadie más que en mis hermanos. Bueno, ellos y otra persona que ahora les contaré.

Una de las veces que esa mujer me había torturado, y yo aún sentía dolor físico, se le fue la mano con los latigazos y perdí muchísima sangre. Cuando ella terminó, yo salí lo más rápido que pude de esa maldita casa, llegando a un bosque que quedaba "cerca".
No pude internarme demasiado en el bosque porque caí de rodillas al suelo; me dolía muchísimo cada herida que tenía, la cabeza me daba vueltas y sangraba demasiado. Allí lo conocí a él.
Se acercó a mí y me dijo:

La Hermana de los TsukinamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora