Cero

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El colegio por fin había terminado, después de 9 sofocantes horas en el salón que a Ayano le habían parecido infinitas. Era pleno verano y se estaba muriendo de calor, pues su aula no poseía ventilación alguna, y el calor se acumulaba dentro. Tomó su mochila, revisando que no le faltara nada y se dirigió a la salida, donde sus amigas se encontraban esperándola, con mochilas en mano.

— ¡Qué calor! —exclamó una chica pelirroja, con ojos del mismo color.

— Ah, tienes razón, Yui-san —dijo otra chica, de cabello amarillo—. Hace mucho calor.

El grupo de amigas se encontraba caminando en dirección al centro cultural, discutiendo sobre cuanto calor hacía. De pronto, una muchacha de pelo púrpura observó una heladería justo al otro lado de la calle.

— Oigan, chicas —Las jóvenes observaron a la chica púrpura—. ¿Y si vamos por un helado para refrescarnos? La verdad es que no aguanto el calor —añadió, quitándose el sudor de la frente.

Todas se vieron unas a otras, antes de contestar al unísono:

— ¡Sí!

Cruzaron la calle todas juntas, y entraron al local.

El interior era de muros color crema y suelo de loseta color marrón, con decoraciones en las paredes y dibujos de colores. Habían mesas y una barra que estaba cerca del mostrador, donde se encontraba un joven de cabellos negros, ojos grises y piel blanca, con un traje de mesero y un delantal con el emblema del negocio en el que trabajaba. Ayano se ruborizó levemente al observarlo. ¿Quién era ese chico?

— Miren, ¡encontré una mesa! —dijo una joven de coletas largas color cian.

Inmediatamente todas tomaron asiento.

— Ey, ¿ya vieron al chico que está en el mostrador? —dijo la peliazul— Es guapo.

— Ja, ja, ja —rio la pelirroja— Vamos, Mei, ni siquiera le has hablado. ¿No me digas que te has vuelto a enamorar?

Mei negó con la cabeza.

— Claro que no, Yui. Sólo era un comentario, no es como esa vez, lo juro —replicó la chica.

— Hmm... —Yui apretó sus labios—. Bueno, concuerdo contigo —dijo la pelirroja, observando al muchacho del mostrador—. La verdad no está mal, pero no se ve de mi tipo —La chica desvió sus ojos hacia Ayano, quien no había dicho ni pío desde que habían llegado al local—. Creo que es más tu tipo, Ayano-chan.

La mencionada se sobresaltó al oír aquello. ¿Su tipo? ¿A qué se refería Yui con eso?

—¿E-eh? -balbuceó la pelinegra— ¿Qué? ¿Cómo que...? -Pestañeó— ¿Cómo que mi tipo?

— Ay, vamos, Yan-chan —dijo la chica de cabello púrpura— Lo que Yui quiere decir es que tú y él harían buena pareja.

— Exacto —dijeron las demás.

Ayano se ruborizó inmediatamente.

— ¿Q-qué? ¿Él y yo? ¿Yo y...? ¿Yo y él? —carraspeó— Eso no tiene sentido, ni siquiera lo conozco, no le he hablado, y él menos a mí, no sé que edad tiene y tampoco qué le gusta, no podemos estar juntos-

El colapso de Ayano fue interrumpido por la risa de Yui.

— A-chan, sólo es una suposición, no te estamos diciendo que seas su pareja —dijo apartándose las lágrimas del ojo. Ayano se sonrojó aún más— Cálmate, pareces una niña pequeña haciendo una rabieta porque debe tomar la mano de su compañero.

La pelinegra rió por eso último.

— Lo siento, me alteré —La azabache miró de reojo el mostrador—. Cambiando de tema, ¿ordenamos ya?

— Lo que digas, A-chan —La pelirroja se inclinó hacia la muchacha de ojos grises—. Pero te reto a que vayas a pedirle los helados a ese muchacho del mostrador por nosotras.

La azabache tragó saliva. ¿Hablarle a alguien a quien no conocía? Eso sí que no.

— ¿N-no pueden ustedes? —preguntó la joven, tratando de librarse de aquella tarea.

Yui negó con la cabeza.

— Estamos cansadas —suspiró—. Vamos, él no te hará nada. No muerde.

Ayano abrió los ojos en pánico. Ella no sabía cómo expresarse.

Con un paso vacilante, se acercó a la barra y llamó al mesero para que la atendiera.

— Hola, bienvenida a Hoot's Ice Cream. ¿Qué deseas? —dijo sonriente.

El corazón de la chica paró por un momento al verlo ahí parado con su hermosa sonrisa. Todo él era apuesto. La manera en que su cabello combinaba con el color de sus ojos y cómo su sonrisa le hacía unos lindos hoyuelos a los lados cautivaba a la joven. Observó su piel, e imaginó que sería suave y agradable al tacto. Por un momento, tuvo que contenerse de tocar el rostro del muchacho.

— Eh... Disculpe, señorita, ¿pasa algo?

La armoniosa voz del chico la sacó de su trance.

— ¿Mmm? -dijo desconcertada— A-ah... Sí, claro... ¿M-me sirves 6 conos de azúcar con nieve na-napolitana?

— Con gusto —dijo, sonriendo de nuevo.

¿Qué había sucedido hace un rato? Su estómago le cosquilleaba y su pulso iba más rápido de lo normal, además de que su rostro estaba caliente. Lo que sea que fuera, decidió ignorarlo y se dirigió a la mesa de nuevo con sus amigas.

Todas tenían una mirada de asombro en sus rostros.

— Wow, ¿qué fue eso? —pronunció Yuna, la chica de cabellos amarillos.

— ¿Qué cosa? —preguntó la joven, incrédula.

— ¿Cómo que qué cosa? —burló Yui.

— No, enserio, ¿qué cosa? No sé a qué se refieren.

— La forma en que te le quedaste mirando —se apresuró a decir Kokona—. Te gusta él, ¿no es cierto?

¿Era eso? ¿Por eso se había portado tan raro?

— Yo... no lo... no lo sé.

— ¡Ay, vamos, pero si es más que obvio! —exclamó la pelirroja— Él te gusta, y en cuanto regrese me aseguraré de que tú obtengas su número de teléfono.

— Yui-chan, ¿no crees que es un poco apresurado? —dijo Saki— Deja que Yan-chan lo tome con calma.

— No me importa, esos dos tendrán una cita antes de que termine la semana —dijo la muchacha de ojos rojos, entusiasta.

— Pero si mañana es viernes, Yui —recordó Mei.

— Oh, es cierto. Bueno, para la próxima semana.

Las chicas empezaron a discutir sobre trivialidades, mientras Ayano las observaba. Ellas eran buenas personas después de todo, sólo que un poco entusiastas, pensó Ayano.

Después llegaron otros pensamientos.

A ella le gustaba ese chico que se encontraba detrás del mostrador.

Su dilema era que no tenía el valor para decírselo.



ESTOCOLMO 「 Ayando」(2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora