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Ahí estaba. De nuevo, la sensación de soledad. Dulce y exquisita soledad.


















Gobernando cada lugar en el que me encontrara, cada lugar por el que pasara; mi única amiga, mi querida soledad.


















Era irónico decir que la soledad era mi única amiga; era casi hasta estúpido pensar que a su lado me sentía en compañía.


















Pero es que así era. A su lado, al saberla junto a mí, no necesitaba la presencia de alguien más ahí.


















Tampoco es como si ella fuera de carne y hueso, pero era mucho mejor que la hipocresía y maldad de los que sí lo eran.


















Siempre refugiada en su manto, escondida tras su figura.


















Pretendiendo ser una chica normal de diecisiete años cuya única compañía era la soledad.


















Amando cada momento a su lado, cada recuerdo juntas. La soledad era mi única y verdadera amiga.


















Acompañándome en los peores momentos, aquellos en los que nadie más lo hizo.


















Incluso ahorita, observando a mi lado, mis dedos teclear sobre la pantalla del celular, formando un texto dedicado a ella.

























































DepressedGirl99

Lluvia de pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora