Ahí está, acostada al lado de su amiga. Oyendo su tranquila y pausada respiración, comparada a la suya, inestable y agitada. ¿Y cómo no respirar de esa manera? Si a menos de treinta centímetros de distancia está durmiendo la chica que la vuelve loca.
No quiere verla, porque verla implica tentarse, y tentarse es cometer una locura. Sus ojos fijos en la pared, su mente recordándole que la tiene a un lado, su corazón desgarrándole el pecho desde adentro.
Sabe que es tarde, sabe que al día siguiente debe ir a la escuela, pero ahí está, mandando su autocontrol muy lejos y girándose para toparse de frente con el rostro de su amiga. Sus ojos viajan por cada centímetro de éste, parando en esos carnosos y rosados labios.
Su respiración se atasca en su garganta, casi puede jurar que su corazón ha roto sus costillas y una estampida de elefantes se desata en su estómago. ¿Sería extraño decir que se ha vuelto adicta a esa boca aún cuando nunca la ha probado?
Se remoja el labio inferior con la lengua, pasa saliva como puede y respira apenas lo suficiente. ¿Estaría muy mal besarla? ¿Llegaría a darse cuenta? ¿Podría sentirlo...? No. No puede hacerlo. No puede arrebatarle su primer beso de esa manera, más aún cuando sus sentimientos no son correspondidos, eso sería demasiado egoísta, y ella no es egoísta... Pero entonces ¿por qué está acercando su rostro al de ella? ¿Por qué su respiración choca contra su rostro y por qué puede oler la menta de la pasta dental? «¡¿Qué estás haciendo?! ¡Detente!» le grita su lado más cuerdo, ese lado que sabe que lo que quiere hacer tiene escrito en letras grandes y negras la palabra MAL por todas partes. Y aún así ahí está, respirando literalmente el mismo aire que su amiga, mirando esos labios que tientan al pecado y deseando probarlos de una buena vez.
Pero entonces ella se mueve un poco y la realidad la golpea fuertemente en el rostro. No. Ella no puede hacerle eso a su amiga. No puede ser tan egoísta y arrebatarle algo tan simple pero valioso, ella no es así... Y es por eso que se gira bruscamente, su corazón rompiendo sus costillas, su respiración entrecortada y su cuerpo temblando ligeramente.
Finge dormir cuando la siente moverse más a su lado, siente como sus cuerpos rozan por accidente y toda ella se tensa casi al punto de romperse. No quiere pensar más en la tontería que estuvo a punto de hacer, no quiere recordar que estuvo a punto de robarle su primer beso por un arrebato de egoísmo.
Ya no siente el aire caliente apenas chocar con su nuca, por lo que deduce que se ha girado, ahora dándole la espalda. Así es mejor. Todo es mejor cuando su amiga no está viéndola a la cara –cosa irónica porque ella en este momento está dormida–.
Deja salir el aire que no sabía que estaba conteniendo, un suspiro escapa de entre sus labios, quiere golpearse mil veces la cara contra la pared por casi haberla besado, por casi haber sido la persona más egoísta que conociera...
Sabe que ya es muy tarde, sabe que dentro de pocas horas deberá "despertar" para arreglarse e ir a la escuela y por supuesto que sabe que tiene que dormir, pero no es como si pudiera hacer mucho al respecto.
«¿Por qué es tan hermosa?» se pregunta durante un rato, buscando una respuesta que no encuentra con certeza. Y mientras su amiga duerme, ella piensa que es demasiado injusto estar a su lado sin siquiera poder abrazarla para dormir, que es demasiado injusto tener su rostro tan cerca y no poder besar sus labios sin miedo a un reclamo o un rechazo; pero ¿qué puede hacer? Si en los sentimientos no se manda.
Y no le queda más remedio que tragarse todo lo que siente, porque sabe que es imposible que su amiga le corresponda de ninguna forma. Por eso se queda ahí, inmóvil, como un cuerpo sin vida, apenas respirando con dificultad, repitiéndose una y otra vez, que nunca será más que una buena amiga para ella, y que eso es una verdadera mierda.DepressedGirl99
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Lluvia de pensamientos
RandomDiferentes pensamientos que saturan la mente de este intento de escritora.