Jinx

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"Soy una maldición colgando a tu alrededor"

Desperté al sentir un frío que me calaba los huesos, jale la colcha para cubrirme bien y note que esta es demasiado suave. Demasiado suave, me levanté de golpe y observe la escena en la que me encontraba. Mi ropa y la de Marinette estaba desperdigada por toda la habitación. Tomé mi ropa y me la puse, apenas hice esto cuando una oleada de náuseas me invadió, entre al baño y vomite lo poco que había comido ayer. Mis arcadas despertaron a la azabache, la cual caminaba desnuda hacia mi.

-¿Te sientes bien?

-¡Por supuesto que no! -No sé cómo logre hablar, aunque solo sirvió para empeorar las cosas. Al hablarme tuve que girar hacia ella y al momento de volver a observar su cuerpo desnudo las arcadas volvieron, aunque más graves. Esta vez sólo pude expulsar un poco de bilis. Marinette me observaba con una expresión de preocupación.

-Bueno... Creo que tengo algo para asentar el estómago- Salió corriendo del baño y entro en la cocina, intente incorporarme al escuchar unas pisadas que hacían un recorrido por toda la casa, produciendo sonidos de cosas haciéndose añicos y otras más sólo cayendo. Cuando por fin pude sentarme en el suelo sin sentir ningún mareo Marinette entro dando traspiés con un frasco lleno de pastillas y un té de manzanilla. Me obligó a beberlo todo y a tomar un par de aquellas pastillas, me sentí mejor de inmediato y le di las gracias. En cuanto me levante me di cuenta de que ella seguía desnuda.

-¿No piensas vestirte? -Ella asintió con la cabeza y fue a vestirse.

Aproveche la oportunidad y salí corriendo. Al llegar a mi casa tomé una ducha bastante larga y me puse ropa limpia. Me quede un rato frente al espejo, pensando en lo que pudo haber pasado anoche. Recuerdo a Marinette llorando mientras hablaba sobre ser... ¿Ladybug?
Me recuerdo a mi tratando de consolarla. Recuerdo haberme recostado junto a ella antes de desmayarme. Bueno, antes de recostarnos recuerdo que tomé un vaso de la mesa de noche al lado de mi y era ¿agua? . Creo que era agua, aunque ahora que lo pienso tenía un sabor bastante amargo. No, no era agua. ¡Era alcohol con somníferos! ¿Marinette lo habrá puesto allí a propósito? No, no creo... ¡Adrien estaba en la habitación con Marinette cuando salí a despedir a todos de la casa! Si, él intentó salir de ahí sin hacer ruido cuando yo estaba tocando la trampilla del cuarto de Marinette. Lo observe salir y no le dije nada. ¡Seguramente él puso ahí ese vaso! ¡Y yo fui de pendejo a tomar de él!
No me había percatado de que me estaba jalando el cabello hasta que sentí un dolor punzante en la cabeza, me había estado jalando el cabello y me había arrancado unos cuantos cabellos, además de que mis ojos estaban bastante hinchados y rojos, algunas lagrimas caían por mis mejillas. Voltee a ver el reloj y me di cuenta de que me había perdido las primeras horas de escuela, así que tome mis cosas y salí.

Llegue a la escuela y todo parecía estar normal, entre al salon y me di cuenta de que la mayoría se estaba quedando dormida y la profesora no les decía nada, probablemente podía notar que algo no estaba bien, así que sólo entre y subí hasta mi asiento. No me había percatado de que Marinette no había llegado hasta que la vi entrar. Parecía realmente cansada y al verme sólo sonrió... Sonrió de manera tierna y amorosa, Adrien volteo de inmediato en mi dirección e intento fulminarme con la mirada a lo que yo sólo le respondí mandandole un beso, lo cual sólo hizo que se sonrojara a más no poder y bajará la mirada.

Marinette vio esta "escenita" y rió por lo bajo. Me enojé bastante al verla caminar tan decidida hacia mi, y aún más porque se sentó junto a mi y con descaro me beso en los labios. 
Todos mis compañeros ahogaron unos grititos de sorpresa al vernos, Chloe sólo bufo al mismo tiempo que Adrien salia del aula dando un portazo. Extrañamente me sentí muy bien ante esta escena y sin pensarlo la volvi a besar, esta vez con más intensidad.

-¡Consiganse una habitación! -Adrien se asomó por uno de los ventanales para gritarnos. La profesora sólo le dijo que se fuera a la oficina del director y este obedeció.

En cuanto a nosotros nos separamos y seguimos tratando de poner atención a la clase. Sin embargo fue imposible, ya que una hermosa chica de piel morena irrumpió en el salón haciendo un estropicio. Tenía el rímel corrido y el cabello alborotado. Aún sollozaba y, sorprendentemente, seguía viendose hermosa.

-Disculpe, profesora, no me sentía muy bien hoy en la mañana y dude mucho en venir pero al final mi parte racional ganó y vine, ¿Aún puedo entrar a su clase?

NimrodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora