Reject

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Lamentablemente mis esperanzas por ver a Adrien feliz de verme se desvanecieron. Bueno, ¿Porque iba a estar feliz despuès de lo que le hice?

Él estaba de pie en las escaleras, mirandome con un odio creciente. Nunca me habìa sentido tan miserable.

-¿Que es lo que quieres, Nathanaël?

-Bueno, quería verte y arreglar las cosas.

-No quiero hablar de eso. Eres un imbécil.

-Ya sé que soy un imbécil. Siempre arruino todo. Lo arruine contigo, con Marinette, con Chloe, con Lila... Seguramente también con Chat Noir.

-¿Que tiene que ver Chat Noir en esto?

-Él es el chico que me gusta -Al decirlo no me sentí tan bien.

-Así que Chat Noir te gusta... -Tal vez pude haber estado delirando, sin embargo juro que por una milesima de segundo pude notar una sonrisa en los finos labios de aquel chico. - Bueno, esta bien. No puedo pelear contra alguien tan genial como él. ¿Quieres subir a ver una película?

-¿Eh?

-Vamos, sigueme -Dijo, extendiendome la mano. No sé en que momento termine un par de escalones abajo así que tomé su mano y lo seguí hasta su habitación.

Coloque mi maleta junto a su cama y me senté en el sofá. Acto seguido Adrien puso una pelicula titulada "The Rocky Horror Picture Show" y se sentó junto a mi. Demasiado cerca, diría yo. Con cuidado de no incomodarlo, pasé mi brazo por detrás de él. Creí que no se había dado cuenta, sin embargo se acurruco sobre mi regazo y me abrazo. De inmediato me recorrió una calidez indescriptible.

-Estas calentito -Susurro de una forma muy tierna e inocente. Casi me derrito.

La película era bastante interesante. De vez en cuando Adrien recitaba los dialogos y cantaba las canciones. Y así seguimos con una maratón de peliculas de culto (Casi vomito con "El ciempiés humano") hasta que nos quedamos dormidos en su sofá.

Desperté a media noche y cargue a Adrien para llevarlo a su cama. Lo dejé en esta y me dispuse a dormir en el sofá, pero Adrien me tomó del brazo y susurró un débil "quedate". Me recosté junto a él, no sin antes darle un beso de buenas noches en la frente. El chico que yo creía que odiaba sonrió de forma casi imperceptible. Sería imposible negar los latidos acelerados que me invadieron después de verlo sonreír. Ni Chat Noir podría tener una sonrisa tan hermosa como la de Adrien.

Con estos pensamientos en mente caí dormido hasta que una suave voz aterciopelada anunciaba que el desayuno estaba listo. Un suave olor dulce me invadió la nariz e hizo que mi estomago comenzara a hacer ruido. Adrien tenía el cabello mojado, aunque tenía una mancha de harina en la nariz y frente. Las limpie con el dorso de la mano e intentando acariciarle, él tomó mi mano y la besó suavemente. Nuestras miradas se encontraron por varios segundos, intenté apartar la mía pero Adrien soltó mi mano rapidamente y me tomó suavemente de la cara. Se inclinaba lentamente hacía mi sin apartar su mirada de la mía. La distancia entre nosotros se acortaba irremediablemente.

-Maldita tensión sexual -Pensé mientras sentía como nuestros labios se rozaban para después fundirse en un cálido beso, aunque efímero.

-Me encantaría seguir, pero realmente tengo hambre y mi padre nos está esperando para desayunar -Su voz sonaba trémula y distante. Rápidamente se apartó de la cama y caminó hasta la puerta.

-¿Qué? Oh, si, claro. Vamos - Me levanté de la cama con cierta dificultad, ya que las piernas me temblaban. Me acomodé la ropa y lo alcancé en la puerta, Adrien miraba hacia la cama y yo aproveche para tomarlo suavemente de la mano. Me sentí reconfortado cuando el tomó la mía con un leve apretón.

Y así bajamos al comedor, donde el señor Agreste nos esperaba. Una notoria mueca de asco y disgusto se plantó en toda su cara, haciéndonos sentir incómodos a Adrien y a mí, mientras lentamente me inspeccionaba con la mirada, deteniéndola durante unos segundos extras en nuestras manos entrelazadas.

-Buenos días, señor Agreste -Tartamudeé, sintiendo como mis mejillas se tornaban del mismo color que mi cabello.

-Joven, ahórrese las palabras. Recuerdo que claramente le dije que no quería volver a verlo en mi casa y mucho menos, cerca de mi hijo.

-Padre, no debes de...

-Adrien, debería castigarte por desobedecerme y querer contrariarme.

-¡Él es mi novio y no tienes derecho a alejarme de él sólo porque no te gusta como se viste!

-Esto es muy incómodo - Solté entre dientes mientras veía como el padre de Adrien se levantaba de su silla. Con parsimonia se alisó el abrigo y se acercó a Adrien.

-Tú no tienes ningún derecho, y escuchame bien, ninguno de levantarme la voz y mucho menos de decirme a que tengo derecho y a que no - Adrien titubeó en si bajar la mirada o seguir viendo a los ojos de su padre. Al contrario, este rápidamente dirigió su mirada hacia mi-. En cuanto a usted, jovencito, salga de mi casa ahora mismo si no quiere que llame a la policía en este instante.

-Con todo respeto, Gabriel, me parece una completa falta de respeto el que usted se niegue a escuchar a su hijo y a respetar sus decisiones. En lo que a mi me concierne, si usted exige respeto por parte de su hijo, lo justo es que usted le demuestre cierto respeto en sus decisiones.

-¿Y quien se cree usted para decirme tales aberraciones?

-¡Padre, basta! ¡Ya estoy harto de tus malos tratos hacia mis amigos!

-¡Te dije que te callaras! -La cara del señor Agreste mostraba una ira incontrolable, tanta que me dio miedo. Pensé en apartarme de la escena e intentar tranquilizar a Adrien pero al ver a su padre intentando golpearlo quede petrificado. Adrien sostuvo la mano de su padre en el momento exacto, ya que estaba a centimetros de darle un puñetazo en la nariz. 

-¡Y yo te digo que nos dejes en paz! ¡Plagg, las garras!-¿Que rayos? Un destello verde salió del anillo de Adrien y después apareció Chat Noir en el lugar en el que debía estar mi supuesto novio.

-¿Que carajos acabas de hacer? - El padre de Adrien había dado unos cuantos pasos hacia atrás, notoriamente sorprendido por lo que acababa de pasar, pero Chat Noir parecía estar bastante enfadado. Sacó su vara y con esta golpeo al señor Agreste en el estómago, después comenzó a patearlo.

-¿Quien diablos eres para decirme lo que soy? ¿Qué te hace pensar que te incluiré en mi vida? ¡Millonario egocentrista, deja de alagarte a ti mismo!  ¡Porque cuando el humo se va allí estoy yo! ¡Un imbécil rechazado por su propio padre! Me da igual quien seas, y así sera hasta hacerte un desquiciado. ¡He ido al infierno, he regresado y de nuevo al infierno he ido! No eres mi tipo y, ¿Sabes cuál es la diferencia entre tu y yo?  Yo hago lo que quiero, tu haces lo que te ordenan. Asi que escucha y callate la maldita boca. ¡No eres la gran cosa y te veré en el infierno!

Diablos, esto no esta bien.

NimrodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora