FINAL

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Esté no era uno de sus mejores momentos, estaba harto de escuchar el buzón de voz y que esté no le coja las llamadas, estuvo alrededor de 3 horas intentando llamar a Bill pero esté tenía el celular apagado, aquello le cabreaba, necesitaba saber dónde demonios estaba su omega o perdería los nervios

Intento distraerse en el negocio pero no lograba sacarse de la cabeza que quizá su omega estaba con otro alfa, disfrutando de eso que solo podía gozar con él, la sola imagen le causaba náuseas y le enfurecía

Vuelve a picar el icono con el nombre de Bill y espera impaciente unos segundos más hasta que nuevamente le manda a buzón de voz. Enojado deja el celular de lado y comienza a atender a la gente que llegaba al negocio

En cuanto llega a casa a cenar enfurece aún más al no encontrar a su omega ni mucho menos comida preparada, tuvo la molestosa necesidad de pedir comida a domicilio, odiaba eso, y Bill lo sabía.

*

— Mira que eso que me cuentas Geo es de puñales – ríe Gustav atragantándose de tarta – ¿no lo crees, Bill? – se gira al menor que tomaba pacientemente su café –

Esa tarde acepto salir a comer con Gustav y Georg, los chicos le habían insistido tanto que no pudo negarse, ni mucho menos cuando le prometieron comprarle una tarta de queso con fresa la cual ya había degustado

Había apagado el móvil durante la guía en el museo, le habían aceptado luego de largo rato y ahora tenía que ponerse al corriente sino es que le cambiaban por alguien más, no quería eso, le estaba yendo bastante bien y era algo que le apasionaba

— ¿Ahora le vas a apoyar tú? – dice Georg con fingido dolor –

— Claro que no, pienso que no debes precipitarte – sorbe del café –

— A eso mismo voy, pero ¿te piensas que fue genial idea ir a acosar a la chica hasta su casa? – vuelve a atacar Gustav. Georg se había enamorado de una bella omega cerca de su vecindario y desde entonces no dejaba de hablar de aquella mujer, por supuesto que Gustav y Bill le apoyaban pero a veces su amigo era muy testarudo –

— ¿Seguirás con eso? – revolotea los ojos el castaño, mirando al menor para que le saque de ese aprieto –

— Deberías esperar a conocerla mejor – finaliza ganándose una carcajada triunfal de Gustav y una mirada indignada de Georg – No puedes acosarla, la vas a espantar –

— ¡No le voy a hacer nada!, gracias por la confianza "amigos" – gruñe enfadado –

— No te lo decimos por joder, es la verdad, si un alfa comienza a cortejar mucho a una omega hasta tal punto de parecer su sombra lo único que genera es temor en el adversario, piénsalo bien, quieres novia o una carta de alejamiento – bromea el rubio –

— Como sea, sabía que eso dirían – suspira – pero supongo tienen razón, solo que la espera me mata –

— Paciencia, eso es lo único que debes de tener – anima Bill, regalándole una sonrisa apacible –

— Gracias – sonríe ligeramente, terminando su tarta –

Saliendo del café se despide de los chicos y va hasta el museo para recoger sus cosas, no acostumbraba llevarse toda su bolsa a todos lados, muchas veces las dejaba en los estantes de la taquilla que estaban cerrados con llave, además le evitaba al rubio dar otra vuelta para cerrar el museo, él podía hacerlo

Tenía que llegar a estudiar otros cuadros, mañana mismo comenzaba su otro recorrido, estaba en semana de prueba y al parecer sus jefes estaban muy contentos con su desempeño, incluso habían pensado en organizar una salida del país para recorrer toda Europa a exponer los cuadros, por supuesto que esa idea le fascinaba

Te doy mis ojos - TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora