Capítulo siete.

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Capítulo siete.

—Como lo has dicho... Eso es algo que no me importa.

No quería decirlo realmente, mi mente ha hecho un lío con lo último dicho por el hombre. No puedo más, sólo quiero permanecer en calma, pero con lo de Jinyoung y más ahora lo de Youngjae, la calma se ha ido al carajo.

Sólo soy un estúpido perdido en los ojos de Jinyoung, del pelinegro que más me ha llamado la atención por tanto enigma escondido en cada una de sus facciones y sonrisas, como quien guarda lo mejor de sí. Y lo entiendo, porque quiere estar cuerdo y sé lo que es abrir los ojos por las mañanas y repetir mil veces mi nombre, edad y fecha de nacimiento para no dejarme caer en la locura.

Jinyoung no puede estar muerto, no tan rápido, sé que estará ahí para Yugyeom, aún si su razón quiere abandonarle en el último momento.

O es lo que realmente me obligo a creer mientras doy vueltas en círculos por todo el espacio.

No he hecho reparo en las lágrimas de Yugyeom, no puedo, yo también me estoy rompiendo sólo un poco, dándole suelto a mi poca tolerancia. Queriendo derribar la puerta y buscar por el pelinegro para decirle que su hermano lo necesita.

Tanto como yo lo necesito.

Es tonto que lo haga, pero en la mañana estaba de acuerdo con ese trato que tenían Jinyoung y el tío de Jaebum, lo había entendido por él, porque esa sonrisa que me dedicó me advirtió de algo diferente que estaba creciendo dentro de mí.

Nunca me habían dado tanta esperanza como esa mirada desgastada pero aún así tan viva, levantando cada escombro y reconstruyendo la seguridad que había caído cuando entré aquí. Jinyoung es diferente, no es como Youngjae y Jaebum que trataban de engañarse con palabras de que todo iba a estar bien.

Jinyoung realmente cree que estaremos bien y no hay necesidad de que me lo diga, él ya lo transmite con cada sonrisa pequeña, alegre pero aún así sufrida.

Remuevo mis cabellos frustrado y los jaloneo un poco sin saber qué hacer, me detengo para hacer conciencia de lo que me rodea y visualizo a Yugyeom acostado en esa esquina que no ha dejado desde que recuperó el conocimiento. Su mirada perdida y las lágrimas bajando, pero no hace nada por limpiarlas.

Está moviendo su boca, diciendo algo que no puedo entender con claridad, pues mis pensamientos son más altos y no es como si él quisiera que alguien lo escuchara. Trato de dejarlo pasar, pero no puedo, de tan sólo verlo ahí es como si Jinyoung también estuviera en la misma situación.

Suspiro desganado y me acerco a paso lento.

—Yugyeom...

—Está muerto, ¿verdad?

No puedo contestarle lo que verdaderamente pienso sobre eso. Yo sólo sé que tengo la responsabilidad de cuidarlo, no sólo porque Jinyoung me lo haya pedido, sino también por voluntad propia.

—No vayas a creerle a ese señor—es lo único que sale de mi boca, pero esas palabras son más para mí mismo que para el menor.

Yugyeom arruga un poco el ceño no conforme con mi respuesta, aprieta lo labios tratando de aguantar el llanto, mi alma se parte un poco más hasta el punto de ofrecerle el calor de mis latidos y rodeándole con mis brazos.

—Él sólo lo dice para molestarnos, ¿sabes? —una pequeña sonrisa se cuela por su rostro al igual que en el mío.

—Entonces si dices que está bien es porque es cierto—levanta su rostro mientras aún lo tengo entre mis brazos, su sonrisa y esos ojos llenos de ilusiones.

Kidnaped. (They got seven).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora