Capítulo 1: La Ira Es Verde

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Un nuevo día se asomaba por la ventana de Gwen. El día resplandecía parcialmente debido a las acaparadoras nubes que cubrían el cielo. Unas cuantas personas pasaban caminando frente a la ventana sin percatarse del interio de la casa, donde estaba ella, frente a un espejo enmarcado en madera de abeto, acomodando, con completa atención, su cabello obscuro y sedoso. Ella se encontraba nerviosa por lo que estaba a punto de suceder en aproximadamente 2 horas: cientos de voluntarios estaban a punto de ganar un lugar en la gran armada de la organización de defensa más grande del mundo: G-Tech La verdad es que muy pocos duraban ahí; G-Tech era demasiado estricto de acuerdo a los currículos, esas hojas que contienen pruebas de tus antecedentes laborales, médicos y criminales. Afortunadamente Gwen cumplía con todo eso. Ella había esperado demasiado por entrar, pues algo en ella, desde la infancia, la había hecho tomar aquella decisión, la decisión de una chica de entrar a la mayor organización secreta en el mundo.

Mientras ella arreglaba su cabello, también observaba con detalle su rostro. Lo que le molestaba, era que sus ojos tenían ojeras por debajo debido al poco sueño que había conciliado por casi una semana, pero no le preocupaba, podía taparlo con un poco de maquillaje y listo. Tenía puesta la blusa que su tío le había regalado hace casi un año en la cena de navidad, un pequeño collar que tenía desde la infancia luego de conocer a un buen amigo, una blusa carmesí, un pantalón de mezclilla acampando y zapatos cómodos para caminar. Tan pronto terminó de arreglarse, tomó las llaves de la pequeña mesa junto a su puerta y salió de casa tratando de hacer notar un poco se confianza en ella.

Al caminar por la acera notaba las mismas caras de siempre, las mismas personas tomando cargos distintos en el mundo, y luego stand ella, la chica que estaba a punto de convertirse en un soldado.

Tomó algunos transportes colectivos para llegar a su destino, porque ella ni tenía un auto y a donde se dirigía era demasiado lejos. En el camino, las interrogantes no dejaban de circular por su mente: ¿Qué sucedería si...? Miles de preguntas la atormentaban y ella no podía centrar su mente hacia adelante de esa manera. Finalmente llegó al lugar en donde se encontraba la base más cercana de G-Tech. Estaba en las orillas de la ciudad, rodeada por un perímetro enorme de áreas verdes; el edificio era basto. Junto al edificio, pero no a la altura de este, habían salones grandes, estacionamientos internos, pistas de aterrizaje y otros edificios más pequeños, incluyendo un lugar en dónde guardar vehículos grandes como aviones. Fuera de las instalaciones, miles de personas se hallaban esperando para entrar. Gwen se acercó lente te hacia ellos, pues no solía socializar mucho con otras personas y eso le aterraba. Luego de estar parada junto a los demás por cinco segundos, hizo una pregunta a un hombre que se hallaba impaciente junto con otros dos.

-Disculpa, ¿Porqué están tardando en dejar pasar a los voluntarios?- la voz de Gwen era pasiva y muy concreta, pero se notaba el nerviosismo en ella. El chico la miró y con ojos fijos en la entrada, le contestó con una voz molesta y desesperada.

-Están preparándose para recibirnos. Es para asegurarse de que no son espías o algo así.

-¿Espías?- Cuestiono Gwen, perpleja de lo que el hombre acababa de afirmar.

-G-Tech se ha hecho de miles de enemigos, lo más probable es que quieran incursionar la base en cualquier momento.-

-Enemigos...- Gwen meditaba esa palabra con un dedo en su barbilla. Estaba casi segura de que se trataba de JexCorp, la organización secreta de tecnología armamentista mundial, y sobre todo, la principal causante de su traumático pasado. Era un tema muy complicado de tocar para ella, por esas razones evitaba entrar en eso al hablar con alguien.

Luego de una hora entera esperando, las puertas de G-Tech abrieron. Al menos 40 hombres muy bien armados, y con tecnología muy avanzada, se acercaron a los voluntarios para dar comienzo al proceso de selección de los nuevos Soldados. Se colocaron estratégicamente rodeando a la gran masa de personas que se habían aglomerado por el lugar. Gwen, entre tanta gente que estorbaba a su visión, no podía distinguir un sendero o una dirección a la que se dirigían, solamente sentía cómo avanzaba con el paso de los voluntarios, pareciendo que no tenían destino alguno en sus pasos.

El Puño De G-Tech (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora