Pasado Parte 1: Entre Las Cenizas

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17 años atrás...

El humo se esparcía más y más en el gélido aire, el fuego poco a poco se desvanecía hasta quedar en ceros, los árboles torcidos y quemados en ese bosque tan sombrío lucían sus ramas desnudas y un silencio tan grande que se podía percibir cualquier sonido entre la espesura del humo y los troncos destrozados. Todo había acabado, después de una terrible noche, finalmente todo terminaba.

Ya era de día, las 09:00 am en un pequeño pueblo situado cerca del sur de EU; un pueblo casi urbano dentro del bosque, un lugar donde la paz yacía y el aire abrazaba cada mañana a sus habitantes, al menos así era hace un día, hasta que cierto grupo de personas malas metieron su cuchara en la sopa.

Se lo que se están preguntando ¿qué sucedió? Pues simple y sencillamente, cuando hay poder, sea donde sea que éste se encuentre, los grandes no dudan en cazarlo, no dudado en destruirlo todo para conseguir lo que requieren y anhelan, así es la vida, llena de avaricia y apatía por las vidas inocentes.

Algo podía percibirse entre las ruinas, un pequeño grito de auxilio que emanaba del interior de lo que era un comedor público. Debajo de una mesa aplastada por un gran lote de escombros, se encontraba una niña que gritaba lo más fuerte que podía para ser escuchada por quien sea que estuviera afuera; su familia, amigos, vecinos, quien sea, necesitaba que la sacaran de ese lugar, no podía respirar y algo enorme le estaba aplastando la pierna hasta el grado que comenzó a ponerse morada, eso no era normal en una niña de casi 4 años. A pesar de gritar y llorar por toda la noche y parte de la mañana, ella no era escuchada ni auxiliada ¿Dónde están todos? Esa era la pregunta que en su mente circulaba como el viento en una montaña; la última vez que había visto a su mamá ella le había dicho que no saliera de su escondite, pero por obedecerle, la pequeña había terminado atrapada en él.

Su garganta seca por falta de agua y abundantes alaridos de dolor, su pierna morada y atrapada en un trozo del techo destruido, su hogar ahora podía estar encerrado al igual que ella y sus ojos rojos por las innumerables lágrimas de agonía derramadas en una sola noche ¿Porqué una simple niña estaba viviendo todo este infierno? ¿Qué le quitaba el derecho a gozar la vida? ¿Qué le quitaba el derecho de apartarse de su familia? Preguntas que la pobre no imaginaba por su corta edad y abundante esperanza. Ella no quería pensar en lo malo, ella quería imaginar a su mamá le cantándola con suavidad de los escombros y abrazándola, diciendo que todo mundo estaba bien y que nadie había salido herido. Ella no conocía la extraña palabra "muerte" ella solo conocía las palabras "amigos" "zumo de frutas" "familia" etc. Pero esa palabra no la conocía, jamás había escuchado hablar de esa extraña palabra, algo muy común para los niños, pero malo suponiendo que ellos se llenen de esperanza el corazón solo porque ellos no conocen algo más.

Ya cansada de gritar y moverse para salir de ahí y buscar a gente conocida, ella se tendió finalmente en el suelo, aún con la pierna apisonada. Las lágrimas se hicieron presentes, lo que más quería en ese momento era un abrazo de su mamá, pero eso no sería posible, no sabia porqué, pero ella tenía el presentimiento de que ni era posible. No podía ver la luz, ni sabía si era de día o si aún habían casas en llamas, ella desconocía su ambiente, no encontraba nubes ni el cielo siquiera en su campo de visión, ella debía llegar a casa ¿pero cómo? No lo sabia.

Sus manos se tendieron sobre sus ojos esperando dejar de ver, pensando que podía ignorarlo todo, imaginando que no estaba atrapada en escombros y trozos de madera, sino que estaba escondida en su armario, tapándose los ojos para no ser encontrada por su hermano mayor, siendo buscada por cada rincón de la casa, sin éxito alguno claro, su papá arreglando las goteras de la casa mientras su mamá escombraba la alacena. No era el mejor recuerdo que tenía de ellos, era hermoso, por supuesto, pero no el mejor, aunque para ella eso sí era mejor, esos momentos de felicidad que le herían de solo pensarlos. Su hermano no la buscaba, su mamá no estaba en la cocina, su papá no arreglaba la casa, ninguno de ellos se encontraba presentes y la pequeña no estaba en un armario, no estaba escondida de su hermano y no estaba feliz por no ser encontrada. Es en esta parte de la historia cuando la niña se dio cuenta de que en el mundo existía algo más, algo contrario ala felicidad y al amor; era parecido al miedo pero más fuerte. Es aquí cuando ella se enteró de que el miedo podía crecer, y a veces su mamá no la podía abrazar para ayudarla a desprenderse de él.

El Puño De G-Tech (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora