Me muero. No sé exactamente cómo lo sé. Quizá por el frío que empiezo a sentir en las extremidades o por el charco de sangre que va aumentando por segundos debajo de mí. Sea cual sea el motivo, sé que es el fin.
Lo cierto es que pensaba que iba a ser diferente. Creía que cuando llegase el día estaría preparado, porque sabía que iba a llegar este momento, sólo era cuestión de tiempo. Pero no lo estoy, estoy aterrado. Tan asustado que me he meado encima. ¿Quién diría que el gran Blake se mearía de miedo al morir? Desde luego, yo no. Si se enterasen en el grupo me matarían, pero ya da lo mismo, la mitad de ellos están tirados a mi alrededor muertos y yo pronto formaré parte de ellos. Esto ha sido una auténtica sangría.
Tengo la respiración entrecortada y, de vez en cuando, tengo momentos en los que me falta el aire durante unos segundos. Esa sensación de asfixia hace que se me aceleré el corazón. Estoy convencido de que no debe de ser bueno para la herida, sólo precipita lo inevitable: mi muerte.
Es curioso, porque siempre pensé que cuando te morías verías pasar tu vida delante de ti. Por suerte eso no está pasando, algo de lo que me alegro porque ha sido un asco de vida y no me apetece nada volverla a revivir. Tampoco veo esa luz, es posible que Dios no me quiera en su paraíso. En lugar de todo eso estoy viendo a la mejor amiga de mi hermana pequeña observarme. Sé que es producto de mi imaginación debido a los delirios del miedo y el dolor. Probablemente la Beth real esté en la cama agarrada a su oso de peluche, no en medio de un tiroteo a las tres de la mañana. Lo que no entiendo es por qué mi cabeza en los últimos minutos de vida me está transmitiendo esta imagen.
Eso me desconcierta, ¿no debería de estar pensando en mi madre y mi hermana? No es que nos queramos mucho, más bien nos aguantamos por interés. Yo les doy protección y algo de dinero, ellas me dan alojamiento y un plato caliente cuando llego a casa. Pero sí que las tengo más cariño que a Beth, por lo menos son parte de mi familia.
Beth es una niña miedosa, sabelotodo y además es una auténtica nerd. Es patético ver cómo mi hermana hace lo que quiere con ella, parece que no tiene ningún sentido del orgullo y eso hace que la desprecie. A lo mejor soy injusto con ella, sólo es una niña de doce años, pero yo a su edad ya me las apañaba en la calle, así que no puedo evitar no tener ningún tipo de compasión. A la única conclusión a la que llego es que esté viendo a Beth porque es la única persona en el mundo que siente algo por mí, según mi hermana la niña está enamorada de mí.
Así que ahí está su imagen perfectamente nítida. Sus ojos verdes oscuros, su nariz llena de pecas, esas horribles gafas de pasta, incluso veo las horquillas en forma de flor que sujetan el pelo pelirrojo a cada lado. La Beth imaginaria me sonríe. Su rostro lleno de pecas y aniñado es dulce. No sabía que me acordara tan bien de su rostro, hasta parece real. Me da la sensación de que si pudiese alzar el brazo la tocaría, pero tengo las extremidades agarrotadas.
—¿Qué deseas? —pregunta con su voz cantarina. ¡Genial! Ahora además escucho voces. Aunque me alegro de que esté aquí, me distrae del frío que se está adueñando de mi cuerpo; de la sensación de asfixia cada vez que mis pulmones no pueden coger aire; del dolor tan intenso que me tiene paralizado; pero sobre todo de ese miedo... ese miedo a morir—. ¿Blake? —me vuelve a llamar—. ¿Qué deseas?
"¿Que qué deseo? Un filete con patatas, no te jode" pienso sin poder evitar que reluzca mi sarcasmo. Es increíble que incluso muriéndome esa niña me irrite. En el momento la cara de Beth se contrae en un gesto de disgusto.
—Haré como que no he oído eso —dice con tono petulante. Lo bueno de hablar con personajes producto de tu imaginación es que no tienes la necesidad de abrir la boca algo que en mi situación es imposible—. Es tu última oportunidad. ¿Qué deseas?
La niña sigue mirándome de forma impasible que le dé una respuesta. Me parece tan obvia que hasta no sé qué pensar. "Vivir" consigo pensar dejando que una lágrima patética resbale por mi rostro. La niña niega con la cabeza.
—Eso no te lo puedo dar, te estás muriendo. —Deja de mirarme para reflexionar. Es todo tan subrrealista que supongo que ya llevo rato muerto y me he quedado en un mundo paralelo entre el más allá y la realidad, por eso estoy hablando con una niña de doce años—. ¿Te gustaría hacer algo bueno por alguien? ¿Deseas eso?
"No, no deseo hacer eso. Deseo que se vaya está puta sensación, deseo no morirme. Deseo poder salir de ésta cómo sea" pienso con la vista un poco borrosa, no sé si por las lágrimas o porque ya estoy perdiendo la visión. Pero consigo ver cómo a Beth se le ilumina la cara.
—¡Deseo concedido! —exclama apoyando sus manos en mi cuerpo mientras cierra los ojos.
Parpadeó para ver si consigo enfocarla pero mi visión se ha vuelto borrosa. Creo que hasta aquí ha llegado todo. Cierro los ojos y dejo que mi cuerpo se adormezca intentando no pensar en nada, sólo en ese vacío negro. Una vez consigo relajarme noto cómo mi respiración es más regular y las pequeñas fases de asfixia van disminuyendo. Al rato estoy respirando con normalidad y el dolor del costado no es tan fuerte. Esto está mejor, por fin ha pasado la agonía, por fin ha terminado la tortura, por fin he muerto.
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Deseo Concedido
Short Story"Me muero. No sé exactamente cómo lo sé. Quizá por el frío que empiezo a sentir en las extremidades o por el charco de sangre que va aumentando por segundos debajo de mí. Sea cual sea el motivo, sé que es el fin..."