Capítulo 6: Culpable

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Hacía ya mucho tiempo que la acción de caminar por las calles de Nueva York me generaba tanta tensión, el camino que había estado siguiendo para llegar al lugar que pactó Diabolo era una zona controlada por La Cosa Nostra y digamos que mi cara no es bienvenida para ningún simpatizante de aquella mafia. El trayecto me pareció interminable, ir corriendo por toda la ciudad, ir escondiéndose... no sé, no era mi estilo; sin duda lo que más quería en el mundo era salir de mi escondite con una Thompson y acribillar a todo idiota que no le parezcan mis maneras, supongo que eso habría ayudado con el odio desenfrenado el cual creo que es el que aún me mantiene con vida.

Pavimentando el suelo con cadáveres, por fin llegué a mi hogar. Supongo que logré terminar el trabajo que aquel día empecé. Ahora, frente a al lugar donde todo ocurrió, y cubierto de la sangre de mis enemigos, tengo que enfrentar mis pecados.

Me adelanté hacia esta suerte de edificio el cual se veía muy destruido, pero me parecía muy extraño, porque sentía que había estado aquí antes. Abrí la puerta, todo el lugar había sido abandonado hace mucho: estaba demasiado descuidado, sentía como si se fuera a derrumbar en cualquier momento. Sin embargo, junto a este sentimiento de incomodidad, sentía un aire muy hogareño mientras miraba hacia arriba a través de las escaleras.

Decidí subirlas a la vez que recordaba cómo había llegado a este punto, todo fue un caos después de la guerra, pero solo necesité de una sola mujer para volver a darle sentido a mi vida. Mi querida Sarah, es una pena que después de la muerte de Rosaline en aquel accidente de tránsito cayeras en la conclusión inminente de que fue culpa tuya; pasaron muchos años, y ya no envejecíamos a la par, así que decidiste partir... pero no podía permitirlo, no podía dejar que te marcharas sin más, tenía que pelear, al fin y al cabo eras mi razon de vivir ¿no?

Me dolía la cabeza, y cuando me percaté, estaba abriendo una puerta al azar, aunque yo no lo sentía así lo sentía... instintivo. Espera, ¿por qué tengo sangre en mi ropa? como sea, tengo que entrar y terminar con este suplicio.

Hogar, dulce, dulce hogar. Por alguna casualidad abrí la puerta con el cañón de anfitrión. Eso me recuerda cuando tuve que quitar tanto a Jennifer como a Ian del camino, en el momento en el que empezaron a sospechar de mí y de lo que había hecho. Lo más sensato era sacarlos del juego, una pena pues, eran buena gente y habían tardado en darse cuenta, de hecho llegué a pensar que nunca se percatarían. En fin, tengo que prepararlo todo para el gran final.

Al pasearme un poco por el apartamento, me di cuenta de que era mi hogar, un hogar que había dejado hace mucho no sé por qué, aunque lo que vi al llegar a mi habitación me dejó sin palabras, era la habitación donde se encontraba el cuerpo sin vida de Sarah Lance, junto con el equipo de criminalística que yo mismo había colocado, como si no tuviera nada más que decir, caminé hacia el baño.

Lo había preparado todo, tomé mi máquina de escribir, la puse encima del lavabo del baño y me miré en el espejo.

Y allí estaba, el sanguinario asesino, imitando todos mis movimientos.

Tomé aire, saqué mi revólver, y me apunté a la cabeza.

Lo tengo en la mira, no puedo dejarle ir, tengo que terminar.

Tengo que terminar el caso.

Tengo que terminar el caso.




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⏰ Última actualización: Jul 06, 2017 ⏰

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