Liam volvió a toser. Su garganta estaba irritada y la fiebre no bajaba. Se tomó los medicamentos y siguió cada paso que el doctor le indicó, pero su gripe seguía igual de mal que anoche. Ya no tenía ganas de dormir, es más, decidió levantarse de la cama y hacer algo más productivo.
Estaba preparándose una taza de té verde, cuando escuchó los toques en su puerta. Entonces se percató de que ya eran las ocho y diez de la mañana.
—Hola, Liam —se escuchó un suspiro cansado—. Harry me dijo que estabas enfermo. Estuvo a punto de golpearme cuando me ofrecí para tratarte. Estoy muy preocupado por ti, dulzura. Espero que estés tomando tus medicinas, me encantaría ser yo quien te cuide y te ayude a sanar. Toma zumo de naranja, las vitaminas te ayudarán. Perdóname, Liam. Te quiero.
Liam sorbió su nariz. Hoy tenía cita con el médico de cabecera, para comprobar que su gripe no se debía a una infección grave. Hace pocos meses, le extirparon un riñón y una gripe podía dar indicio de una mala reacción por parte de su organismo. Su corazón le pedía que fuese Zayn el doctor que lo revisara, pero su mente y orgullo se lo impedían.
No sabía lo que hacer. Esta situación lo estaba consumiendo y no sabía cuando podría perdonar la infidelidad de Zayn.
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Las ocho y diez «Ziam Mayne»
Fiksi Penggemar«Son las ocho y diez, y vuelves otra vez a pedir perdón y van más de quinientas»