CAPITULO 5

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NO

Bell

-De aquí no te vas sin probar tu piel.

¡Dios mío! ¿Qué hago? ¿Salgo corriendo? ¿O me quedo saboreando a este hombre? Decisiones que torturan, pero no. ¡Basta!

Me vuelve a besar y siento su respiración al mil, me hace ponerme nerviosa. Me levanta sobre él y me recuesta en el sillón café de cuero de su inmensa sala. Por un momento deja de besarme, estamos viéndonos de frente, me flecha con su mirada profunda. –De cerca eres más bella Bell –menciona apartando un rizo de mi frente –Me siento afortunado de estar tu lado Bellza.

Por un momento pensé que sus palabras eran sinceras; pero están envueltas de mentira tras mentira.

-Nunca te apartaras de mi Bellza y mucho menos olvidarme. –me lo dice seguro y con autoridad sobre.

Reacciono y lo quito de mi vista, estuve a punto de cometer una estupidez con ese idiota, solo para que después comente con sus amigos "A ella la tengo controlada chicos". –Yo no soy ni tuya, ni de nadie Andrew, maldigo el día en que te conocí, no pienses en controlarme ni domarme como si fuese tu maldita mascota, soy una mujer, no delicada ni fina, pero soy una mujer. Y tú no sabes tratar tal cual, muérete Andrew.-Me levanto del sillón corriendo y abro la puerta de su casa. Estoy tan decepcionada y una vez más, aunque ya debería ser costumbre y no me debería de sorprender, todo lo que pase con Andrew es una completa farsa.

-Bellza, te amo. –me grita desde la puerta de su casa, no lo pensó dos veces para salir corriendo atrás de mí. Me toma del brazo para verme a la cara, cuando ¡PLASH! Le suelto una cachetada en su blanca mejilla, dejándole marcada casi mi mano entera.

Al hacerlo voltea su cara tocándose la cara con su mano. –Bellza, en serio te amo, muero por pasar el resto de mi vida contigo. Tú me cambiaste, tú me hiciste tener inspiraciones en la vida, tú me apoyaste cuando mamá y papa se separaron, estuviste cuando el abuelo estaba en cirugía ¿No lo recuerdas? –sorprendentemente veo sus ojos rojizos, creo que este chico llorará. Bellza, te quiero en mi vida, te quiero conmigo. Fui un completo idiota al hacerte daño, pero yo no tengo autocontrol. Pero te amo, eso importa ¿No? –cayendo una lagrima en su mejilla me lo dice. Dímelo Bellza, dímelo, de que me sirve lo que me rodea, aunque tenga todo siento un vacío, aquí –señalando su pecho continuo. De que me sirve el aire que respiro aunque sobrevivo, siento que me ahogo sin ti. Aunque nada es eterno, o perfecto, tú lo eres para mí, solo... –Baja la mirada –Solo... te necesito porque sin ti, no se vivir. –levanta sus manos dejándolas caer en su cabeza, dejándolas allí. –Estoy jodido Bell, me tienen jodido. Endemoniadamente te amo, con locura, y me moriría de celos verte con otro. –me ve clavándome su mirada de terror y sinceridad, se le nota en sus ojos, por lo intenso de su color de ojos y sin parpadearlos.

-¿Ya terminaste? –le digo en tono sarcástico y viéndome la uñas, tratando de haberme aburrido con lo que dijo.

-Si quieres destruirme, hazlo Bell, sería un privilegio que fuera de tu parte. –me lo dice con tal honestidad que hasta pienso en ceder, pero no, ahora le toca al sentir lo que yo sentí.

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