CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

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Miranda veía dormir a su hermana quién después de dos botellas de tequila se quedó profundamente dormida, todavía faltaba mucho para que amaneciera, pensaba en todo lo acontecido unas horas atrás.

Toda la verdad que se había ocultado en toda su vida salía a la luz dándole la oportunidad de ser feliz; de volver a ser feliz con el hombre de su vida ¿estaría dispuesta hacer lo que fuera necesario para defender ese amor? Se preguntaba mientras los de recuerdos llegaban mas vívidos que nunca, refrescándola como una brisa de verano.
—¡Sí! -la respuesta le llego de repente, haciéndola olvidar todo a así alrededor.
Puso su lado automático dejando que su cuerpo y alma llevaran a acabo ese complot en contra de su mente y su sentido común que le gritaba que no era buena idea, que después se lamentaría..
Las consecuencias que todo esto traería tal vez terminarían de romper en mil pedazos su a dolorido corazón.
No le importaba ya tendría mucho tiempo después para lamerse las heridas en la soledad de su departamento.
Hoy quería ser la Miranda de hace tiempo atrás, esa decidida que tomaba al toro por los cuernos y no importando las consecuencias que vendría después, esa mujer atrevida que pedía perdón en lugar de pedir permiso.
Hoy quería ser esa mujer libre sin miedos que estaba dispuesta a luchar por lo que quería y ella lo quería a él.
Él le pertenecía por derecho de antigüedad y se lo demostraría a él y a ella… ese hombre ya tenía dueña en sus venas, en cada poro de su piel, en lo más profundo de sus fantasías en sus sueños más locos sólo estaba ella “Miranda”.
Así que con toda la seguridad recién encontrada y el coraje de haber perdido tanto tiempo por un mal entendido sale de su departamento dejando una nota cerca su hermana.
Diana lleva sus manos a su cabeza en un intento de calmar las fuertes punzadas que a ella llegaban la luz del sol entraban por las persianas como dagas atravesando sus verdes ojos.
La puerta estaba haciendo aporreada por alguien inhumano y loco, despacio se sienta en el sofá buscando con la mirada a su hermana.
Los golpes en la puerta incrementaban en su cabeza también, por su bien era mejor abrir. Arrastraba los pies y se apoyaba en las paredes para no caer de bruces al piso, ¿podría seguir ebria? ¿Cuánto había tomado?
—¿Quién eres tú? -le pregunta al hombre extraño que yacía en la puerta examinándola con diversión.
—¡Hey! Yo soy Erick -le dice con una sonrisa torcida. —¿Eres amiga de Miranda? ¡Diablos! Esa mujer tiene amigas ardientes. -suelta abriéndose paso para entrar al lugar.
—¡Pasa! Estas en tú casa -le dice sarcásticamente cerrando la puerta.
—Vaya si que la pasaron genial -señala la botella de tequila, Diana hace gesto de asco solo con ver la botella de tequila. —¿Y Tefy? -se tira al sofá dónde había despertado Diana.
—Miranda -le corrige mientras busca sus zapatillas.
—Ah también ¿Dónde están esas dos? -Diana se da cuenta de que no sabia donde estaba su hermana, ¿habrá salido de compras?
—¿Eres su novio o algo así? -se detiene en seco, nunca le preguntó eso a su hermana ¿Qué pasaba si había alguien mas en la vida de Miranda?
—¿Miranda y yo? -Diana asiente —¡Bah! Ni que tuviera tanta suerte… me interesa otra , por cierto Tefy.. ¿Esta?
Diana solo le dice que pase a buscarla y el ni tardo ni perezoso entro a la habitación cerrando atrás de el la puerta.
La pregunta del millón era ¿Dónde estaba Miranda?
Saca su móvil y hace sus llamadas, bueno tres, ya que había olvidado darle mas instrucciones a su esposo para el cuidado de Leo.
El de la  tercera llamada ya venia en camino tenia un “pollito que comerse con él”.
20 minutos mas tarde y una buena ducha y ropa limpia, estaban el la sala Draco quien no se quiso mover al saber que Maximiliano vendría para hablar con su esposa, digamos que loa celos todavía hacían de las suyas.
—Hola Diana -Maxi saluda a Diana y después a Draco que lo veía con el entre cejo arrugado.
—Maximilano -saluda Diana secamente con un ademán lo invita a tomar asiento. —¿Cómo te atreviste? -le acusa con los ojos llenos de rabia, Drac le dedica una mirada compasiva a Max cuando el giro su cabeza en busca de respuestas en él.
—N-no tute entiendo -tartamudea un gesto de nerviosismo.
—Tú sabias lo que pasaba entre Alejandro y Miranda y aún así te atreviste a separarlos. Se sobre tus sentimientos hacia mi hermana, pero nunca creí jugaras tan sucio. -le recrimina para ella era demasiado obvio lo que Maxi había hecho.
—Espera un momento Diana -Maxi hace una pausa para ordenar sus pensamientos. —Miranda siempre ha sido y será una mujer importante para mi. Significa mucho en mi vida. Por ese motivo la ayude y la ayudaré cuando ella me lo pida, tu conoces nuestra historia. Bueno aunque ella no la recuerde, eso no importa.
Un sollozo interrumpe a Maximiliano. Todos giran su cabeza en busca del sonido. En la puerta estaba la mano derecha de max, “Yuliana” Diana solo la había visto en persona unas pocas veces, su trato era mas por vía chat.
—¿Estas bien? -Diana hace un ademán en levantarse para ir con ella, pero la chica le detiene.
—Estoy bien, -carraspea —Olvide unos documentos de suma importancia -lleva su mano a la cabeza —Me adelanto a la oficina.
Se despide  con su mano saliendo disparada del departamento. Eso fue demasiado raro, incluso para Diana.
—Bien, como decía. Yo quiero a Miranda, pero no de la forma que tú crees. Se ha vuelto un apoyo indispensable en mi vida, es una gran amiga. Y por esa amistad haría lo que fuera.
Diana se lo agradeció con todo su corazón la lealtad y cariño que Maxi profesaba con cada una de sus palabras.
—A todo esto ¿Dónde esta Miranda? -Maxi le preguntaba a Diana con diversión, pero al notar la preocupación de la rubia le borro la sonrisa de su boca.
—No lo sé, su móvil manda a buzón, desperté y ya no estaba. -estaba preocupada todo lo que hablaron anoche debería de haberle afectado, seguramente quería tiempo a solas para asimilar lo que tenia que hacer.
—Tal vez solo quiera tiempo a solas, ya saben para pensar -Tefy estaba recargada en la pared con aire despreocupado.
Extrañaba tanto su hogar que ahora que estaba ahí le parecía irreal.
Sube lentamente las escaleras analizando todo a detalle como por ejemplo en la esquina del ultimo escalón que llevaba a su departamento estaba quebrado. Alejandro la culpo por tener gustos tan clásicos y preferir los sillones enormes y pesados.
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Alejandro se lamia sus heridas en la obscuridad que le proporcionaba el departamento. Otra vez había salido de su casa Cristiana estaba insoportable y el colmo era que se desquitaba con su pequeña niña. Esta vez se había largado con todo y su hija  dormía como angelito en la habitación.
No entendía como es que se podía quejar de esa pequeña si solo se despertaba para comer..
Maldita sea Miranda tendría la paciencia del mundo para esa pequeña.
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Estaba de piedra viendo la puerta de su antiguo hogar, ese lugar dónde paso sus días más hermosos de su maldita existencia.
No tenia llaves  ¿seria posible que todo estuviera en su lugar? La planta de begonias todavía estaba, mas hermosa y radiante que antes. Se acerca a ella poniendo una rodilla en el piso, su mano va directo la piedra falsa que sorprendente estaba y con la llave.
Se pone en pie con la llave en mano, nerviosa y a la expectativa se acerca a la puerta introduciendo la llave en la perilla..
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Se acomoda en sofá con su taza de café, tenia mucho que había dejado el alcohol, un ruido lo saca de sus pensamientos. La puerta se abre dejando entre ver una silueta.. Una que conoce muy bien. Instantáneamente se pone en pie agudiza la mirada ¿Estaba soñando? Estaba mas delgada, su cabello había crecido llegando a cubrir completamente sus senos, se veía ¡Hermosa!
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Lo vio en cuanto apenas la puerta se abrió, ahí en el sofá “su favorito” estaba sentado concentrado en quien sabe que cosa.
Cuando giro para verla ¡Diablos! La fotografía que escondía celosamente debajo de su almohada no le hacia justicia.
Se veía mas fuerte, su cuerpo mas marcado. Sus facciones en su rostro maduraron, la barba le hacia ver mas sexy.
Alejandro se levanto rápidamente del sofá, se quedo paralizado librando una batalla en ir con ella o quedarse en su lugar.
Miranda, entró con calma como si regresara de un día largo de trabajo. Las palabras “Regrese  a casa mi amor” revoloteaban a su alrededor. Tuvo que tragar fuerte para que no salieran de sus labios.
Se a cerca a él, el simple hecho de verlo ahí, en su hogar esperándola la llenaba de dicha.
—Bienvenida a casa nena -Alejandro le dijo esas palabras que ella necesitaba escuchar.
Miranda sonrió y esta vez al hacerlo lo pudo ver reflejado en sus ojos, Alejandro le sonreía de la misma forma con un brillo especial en sus ojos.
Se acercaron quedando frente a frente sintiendo como sus respiraciones se mezclaban. No se dieron cuenta quien dio el primer paso, todo tan deprisa.
Sus cuerpos se unieron como . Alejandro la acomodo en su cuerpo ese lugar que le pertenecía, hundió su nariz en su melena, olía a primavera, a casa a ella… su mujer.
Miranda se dejo llevar, apago en interruptor de la conciencia se fundió en esos brazos que tanto había soñado.
—Alex yo..
—Shhh -Alejandro la callo llevando su dedo a sus labios, no le apetecía hablar, no ese idiomas de palabras, él ahora solo quería  hablarle en lenguaje de besos y caricias.
Separó sus labios y a continuación la beso, primero solo junto sus labios a los de ella sintiendo su humedad y calidad, reencontrando saboreando su sabor favorito.
Miranda lo dejaba ser, lo dejo entrar en su boca sintiendo ese hermoso cosquilleo cálido recorrer cada fibra de su ser hasta posarse a su vientre. Un suspiro de deleite salió de sus labios provocando mas a Alejandro quien la tomo por la cintura acercándola mas a él.
Alejandro callo al sofá y Miranda se subió a horcadas en él aferrándose a su cuello. Alejandro la tomo de las caderas haciendo una danza tortuosa sobre su miembro dolorosamente erecto. Haciendo presión en el centro más sensible de Miranda que le veía con una mirada profunda obscura y llena de deseo.
—Alex -le pidió, su voz salió ronca por la excitación.
—Qué nena, ¿Qué necesitas? -sus manos torturaban sus pechos, quería que se lo pidiera.
—A ti, te necesitó a ti. ¡Ahora!...

Bueno la verdad es que me encanto que estos dos se reconciliaran o esperen eso no ha sucedido todavía..
Me encanta qué estes aquí leyendo un capitulo más.
Esto esta por terminar.
Te espero en otro capítulo más.
Con mucho cariño
Anny💋

Más allá de tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora