Durante varios días estuve atrapada leyendo el libro del abuelo de Sebastián, es muy interesante en realidad. La historia trata de un hombre que al llegar al pueblo, escucha a varios habitantes que le cuenta la historia de un lago encantado que está aquí. Se supone que si entras de noche, quedas en un estado donde no estás vivo pero tampoco muerto, como si estuvieras somnoliento, lo llaman quedar atrapado.
Las personas del pueblo de verdad creen que hay algo sobrenatural en ese lago, y el abuelo de Sebastián tomó esa leyenda como inspiración para su libro.
"Sin importar las advertencias de los demás, Ricardo se adentró en el bosque cuando el sol ya se estaba metiendo. No podía dejar de burlarse de los locales por tener miedo de aquel lugar, pensaba que no había nada de que temer. Entonces entre sus soberbia quedó atrapado..."
-¿Eleonore?- Escuché a Marta.
-¿Sí?- Respondí cerrando el libro.
-Has estado leyendo por horas, ¿no quieres venir a cenar?
Dejé el libro y la seguí al comedor. Era una noche lluviosa y muy fría, Roberto encendió la chimenea para calentar un poco el lugar.
-Toma- Dijo ofreciéndome un paquete de cerillos. –Es posible que se vaya la luz más tarde.
-Gracias- Respondí tomándolos. Estar ahí era como perder la noción del tiempo, como si no pasara. Era una vida tranquila y simple la que llevaban.
A la mañana siguiente fui con Sebastián a la plaza del pueblo. Caminamos un rato y noté que las personas mantenían cierta distancia.
-Sebastián- Comencé. ¿Ahora sí me vas a decir por qué las personas actúan como si te tuvieran miedo?
Él sonrió. –Son solo rumores e historias estúpidas qu han creado alrededor de mi familia.
-¿Qué historias?
-Siempre nos tuvieron por raros, ¿sabes? Es difícil llegar a vivir de la nada a un pueblo como este. La gente comenzó a inventar que mi abuelo había quedado atorado y después cuando murió dijeron que había visto algo en ese lago, porque desde entonces no quedó bien, no volvió a ser el mismo y después murió.
-Creo que la gente exagera.
-¿Sí? Mira esto- Dijo y se acercó a una chica, quizá de unos veinte años que vendía flores en la esquina.
-Hola- La saludó con una sonrisa coqueta.
La chica se sobresaltó y lo observó con los ojos muy abiertos. Miró a su alrededor y le devolvió el saludo con voz nerviosa. Se veía que Sebastián le gustaba a la chica. De repente se escuchó una voz:
-¡Lucía!- Dijo una mujer a la chica con tono de regaño.
La chica agachó la mirada y se colocó detrás de su madre como una niña.
-Ya terminamos- Dijo la mujer a Sebastián y comenzó a levantar sus cosas.
Sebastián regresó a mi lado.
-¿Qué rayos fue eso?- Pregunté.
-El claro ejemplo de lo que te digo, todos me evitan- Dijo pero no triste como sería de esperarse, sino riéndose.
-No es gracioso.
-Claro que sí- Respondió. –Es una muestra de lo locas que están las personas aquí, de verdad creen en fantasmas, maldiciones y lagos encantados, ¡es comiquísimo!
-Yo no podría vivir aguantando que la gente me evitara- Respondí.
-Acostúmbrate, eres la novia del raro- Dijo. –No falta mucho para que te traten igual
Más tarde fuimos a ver el atardecer al campo, eran hermosos los paisajes. Nos acostamos en el piso y observamos como el sol se metía. El cielo estaba despejado y sin nubes, tomó un color morado y con diferentes tonos de naranja. El sol comenzaba a ocultarse poco a poco.
-Hay algo que quiero mostrarte- Dijo levantándose. Me ofreció una mano.
-¿Qué?- Pregunté.
Nos levantamos y caminamos hacia el bosque, los últimos rayos de sol que quedaban se asomaban entre los árboles y podía ver sobre las copas las estrellas aparecer. Conforme avanzábamos por el bosque, comenzó a tomar un aspecto un poco lúgubre.
-¿A dónde vamos¨?- Le pregunté.
-Hay un lugar especial que quiero mostrarte- Respondió. –No tienes de que preocuparte- Dijo y me tomó de la mano.
Lo seguí sin ganas y después de cinco minutos llegamos.
-Justo aquí, en corazón del bosque se encuentra eso- Dijo.
Era el lago de la historia. Daba un poco de miedo, pero era hermoso. El agua era cristalina, parecía sacado de un cuento. En una orilla había un pequeño bote. Sebastián me hizo una seña para que me acercara.
Justo cuando iba a subir, un cuervo se paró en mi hombro y comenzó a picotear. Me sentí aterrada y comencé a gritar con todas mis fuerzas.
-¡QUITAMELO! ¡QUITAMELO!- Le gritaba a Sebastián.
De repente el ave se elevó y se alejó volando. No me hizo daño, fue mayor el susto que me dio.
-¿Estás bien?- Preguntó Sebastián. Yo asentí. Me coloqué en la parte trasera del bote y él comenzó a remar.
Avanzamos por el lago, muchos árboles se alzaban dentro del lago, era hermoso pero parecía un laberinto. Levanté la mirada y noté que el sol estaba por ocultarse.
-Creo que deberíamos volver- Le dije.
-¿Por qué?- Preguntó. –No me digas que tú también crees esas historias.
-No- Respondí, aunque en parte era cierto. –Es solo que me da miedo estar aquí cuando oscurezca, este lugar es como un laberinto, ¿qué tal que no recuerdas el camino de regreso?
-Lo recuerdo.
-Sebastián, por favor.
-De acuerdo- Respondió y dimos la vuelta.
Una parte de mi quería salir de ahí porque en efecto me parecía muy fácil perdernos, pero también porque una parte de mi creía las historias, como sea, quería salir de ahí cuanto antes.
Llegamos a la orilla y bajé del bote corriendo. Sebastián se quedó ahí.
-¿Qué haces? Ya vámonos- Le dije.
-Tranquila, ¿cuál es la prisa? ¿estás segura que no crees en esas tonterías que la gente dice del lago?
Antes de que pudiera responder escuché sonidos de cuervos, me asusté y comencé a correr con todas mis fuerzas. Sebastián me llamaba pero yo seguí corriendo, mi instinto me decía que no debíamos estar ahí.
Una neblina cubría todo y obstruía mi vista. El sol terminó de ocultarse y la luna tomó el protagonismo. Solamente la luz de ésta me permitía ver por dónde avanzar.
Seguí corriendo hasta que por fin salí del bosque. Llegué al campo en donde Sebastián y yo habíamos estado hace un poco rato. Esperé a que él saliera, quizá vendría detrás de mi. Lo esperé un poco pero no apareció.
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Al Despertar
Mystery / ThrillerTodos en algún momento hemos tenido ganas de dejar todo atrás e irnos lejos. Este es el caso de Eleonore, un día al tomar un tren llega a un pueblo alejado, y ahí por azares del destino conoce a Sebastián, un chico guapo y misterioso, que al igual...