Capitulo 1: La llegada

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Siempre me ha gustado imaginar historias mientras voy de viaje y contemplo los paisajes afuera de mi ventana, ¿cómo no hacerlo? las montañas y árboles parecen sacados de alguna pintura.

Hace seis horas subí a este tren, no tenía idea de a dónde se dirigía, solo llegué a la estación y pedí un boleto para el próximo tren en salir. La mujer en la caja me dijo el nombre de el destino, pero no le entendí, porque además de hablar con tono de molestia (se nota que odia su trabajo), estaba comiendo un pedazo de pizza, por lo que sus palabras no fueron inteligibles. Le pedí un boleto para el siguiente tren en salir, sin importar a donde se dirigía. No acostumbro a hacer cosas tan impulsivas, pero quería irme lejos lo mas pronto posible, y mi impulso y desesperación le gano a mi sentido común.

Hay un tiempo hermoso, cuando llegué a la estación en la ciudad, estaba lloviendo y las nubes no dejaban asomar al sol. Ahora, conforme nos alejamos de la capital, el tiempo ha cambiado, el sol brilla detrás de las montañas, haciéndoles lucir una clase de halo. Los árboles pasan uno tras otro muy rápido.

Pocas personas subieron al tren, no estoy segura de cuantas, porque fui la última en abordar. En mi vagón solo está una ancianita, una mujer y su bebé en brazos, una pareja de dos jóvenes y yo. No dudo que los demás vagones estén igual de vacíos.

El sonido de las ruedas chocando con los rieles por alguna razón me arrulla, si problema me quede dormida. Cuando desperté el sol se había ido, la luna iluminaba el paisaje de afuera y algunas estrellas brillaban. Miré mi reloj: había estado dormida por casi una hora. Unos minutos después llegamos a nuestro destino. Bajamos del tren y pude notar que además de mis compañeros de vagón y yo, nadie mas había tomado ese tren. Todos bajamos y rápidamente siguieron su camino y abandonaron la estación.

Vi un letrero que decía: ''¡Bienvenidos a Revilo!'' y abajo unas pequeñas letras que decían: ''Conocido por la amabilidad de sus habitantes''.

-¡Revilo!- Exclamé. Hubiera sido bueno saber que ese era el destino del tren. Era poco lo que sabia de Revilo, casi nada de hecho. Recuerdo haber escuchado el nombre alguna vez en la escuela, en clase de geografía. Es un pequeño pueblo, alejado de la ciudad. Era justo lo que buscaba, un lugar tranquilo donde alejarme de todo, pero esperaba llegar a un lugar más... interesante.

Fui a comprar un boleto para algún otro destino. El hombre de la caja era muy amable.

-Buenas noches- Me saludó con una gran sonrisa. -¿En qué puedo ayudarle, señorita?

-Quiero un boleto para el próximo tren que salga - Respondí. Era la segunda vez que pronunciaba esas palabras en el mismo día. Se sentía raro.

El hombre cambió su sonriente rostro por uno de seriedad.

-Me temo que no hay mas trenes por hoy- Respondió.

-¡¿Cómo que no hay más?!, ¿A qué hora sale el primero mañana?

Comenzó a reír como si mi pregunta fuera la mas obvia en el mundo. Al ver que no bromeaba se disculpo y dejo de reírse.

-¿Usted no es de por aquí? Parece que no viene muy seguido- Dijo y yo negué con la cabeza. -Señorita, aunque Revilo es un pueblo hermoso, no es el más comunicado. Son pocos los trenes que llegan a esta estación.

-¿Y cuando sale el próximo?

-Pasado mañana- Respondió.

Comencé a arrepentirme de mi decisión tan impulsiva, eso es lo que pasa cuando actuas sin pensarlo: cosas malas ocurren. Pero ya era tarde y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo.

Al DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora