Eternamente Tuya

6- Invitados especiales

Ninguno de los dos chicos sabía que decir, simplemente podían pensar en que se le dice a tu Omega secuestrado y posiblemente rehén de guerra cuando se da cuenta de la situación.

-Drake, estás no son formas, dudo mucho que a este pelirrojo le vaya a dar síndrome de stocolmo.

-Mira quien lo dice, el que la primera noche de encontrar a su mate la mordió convirtiéndola y después se fue con otra persona por que no soportaba el aroma.

-Oh, callate, tal vez me equivoqué al hacer las cosas, pero esta no es la forma, y de cualquier manera, sabes que lo del el olor no fue mi culpa, se parecía mucho al de mi madre y no lo podía soportar.

-Esto no es muy distinto, aparte no está secuestrado, solo está cómodamente apacible en mi silla amarrado delicadamente con cuerdas, esperando a que cité sus heridas.-Después de decir esto se levantó lentamente y fue por un trapo mojado y algunas vendas que podría ocupar ya que su proceso de curación estaba siendo considerablemente lento.

Ambos chicos comenzaron a limpiar la sangre en su rostro cuando el tacto del paño frío contra su piel lo despertó. El pelirrojo comenzó a mirar todo su alrededor extrañado para después dar un grito.

-Oh te callas o te volvemos a dormir de un golpe- Evan nunca había tenido demasiada paciencia y este tipo de cosas le ponían de nervios, aparte de que no deseaba que toda la aldea se enterará de que habían secuestrado a un Omega de la manada enemiga sin decir que expone a toda la aldea a un riesgo innecesario.

-¿Qué mierda sucede? ¿Por que estoy secuestrado?

-No estás secuestrado, solo te tengo retenido por un momento en mi casa.- Drake lo miro con una pequeña sonrisa mientras se acercaba a el.- Pero tengo muchas preguntas sobre tí, haciendo que será mejor que cooperes para que no me hagas hacer algo de lo que me arrepienta.- La voz de el castaño se volvió más gruesa mientras lo miraba directamente a los ojos y acortaba la distancia.

-No deberían de tenerme aquí con tanta seguridad de que no vendrán a buscarme.- El pelirrojo hablo confiado mientras miraba a ambos chicos.

-¿Quien diablos eres? No tienes ni la más mínima idea de cuánto tiempo te estuve buscando, y ahora parente mente solo apareces como algún tipo de fantasma. ¿De dónde saliste?

-Mi nombre es Ash y alguna vez fui la pareja de James, aquel alpha desconsiderado al que se le hizo gracioso marcarme y tenerme solo como esclavo que lo divirtiera cuando se aburriera, por eso no podías encontrarme.

-¿Acaso eras su mate? Es sumamente extraño que alguien pueda tener dos mates.- Esta vez fue Evan quien se metió en la conversación, todo aquello le había resultado extraño, ni era una situación normal.

-Yo ni siquiera sabía que puediera tener otro mate, uno más psicópata y raro al parecer quien supongo tiene un fetiche por los chicos amarrados con cuerdas a una silla.

Drake se alejó un poco prendiendo la luz y observándolo. -No tengo uno, pero el verte así me hace reconciderarlo.

-Definitivamente me voy, no se me vayan a pegar su coqueteo idiota.
Drake, soluciona esto para cuando vuelva, y por el amor de Dios, se un poco discreto, sin más secuestros por favor.-
Evan ya no podía estar ahí, entre desesperación, sarcasmo y mal coqueteo prefería estar con Estefan a quedarse con ellos.

Cuando se dió cuenta de la hora ya eran las ocho de la mañana, nadie había dormido nada ni era tiempo para hacerlo, tenía en mente algo mucho más importante que quedarse en la cama.

-Lindsay, debemos ir al doctor, no eres nada precavida, estoy muy preocupado.

-¿Ya pasó la preocupación por Drake?- Lindsay sabía que no había pasado nada malo con el, la abuela les había contado todo a detalle.

-Si, y ahora me preocupo por mi cachorro, no puedes estar en una guerra y esperar que el se encuentre perfectamente bien, nisiquiera sabemos si aún vive.- El ojiazul solo podía pensar en lo peor, cosa que enviaba múltiples escalofríos por todos su cuerpo.

Lindsay camino hacia la puerta de malhumor, haciendo gestos infantiles y aún que podía no temerle un gran cariño a su hijo también se sentía preocupada y responsable de su bienestar, no podía ignorar el vínculo que comenzaba a formarse entre ella y el pequeño ser.

Llegaron a un hospital privado, recomendado en la manada ya que también atendían licántropos algunos sectores en específico y Evan quería lo más cómodo para su esposa y ella no podía quejarse, le gustaba la privacidad y que no hubiera enfermeras tan amargadas que mirarán con deseo a su esposo, se quedó tan agradecida cuando supo que quien la iba a revisar y llevar todo su tratamiento era un hombre, aún que el ojiazul por lo contrario estaba perturbado.

-Hola, buenos días.
UH, pero que señorita tan más hermosa, apuesto a que el bebé será una preciosura, por favor, recuestate en la camilla.- Un joven doctor rubio entro a la habitación con toda la energía poniendo a Drake con el peor humor posible.

El doctor comenzó a revisar a la rubia detenidamente buscando una marca la cual nunca encontro, así que solo comenzar a precisar su abdomen, aplicó un poco de gel y puso sobre el pequeño bulto en el abdomen de Lindsay un aparato extraño en el que se para la pareja no se podía distinguir nada, pero para el doctor era una imagen muy clara.

-¿Nuestro bebé se encuentra bien?- La voz llena de preocupación de Evan desconcentro un poco al doctor.

-Lindsay, tienes dos meses de embarazo y Les tengo noticias, y no se que puedan opinar de ellas.

-¿Tiene forma de perro? Por que si es así supongo que es algo normal- Lo único en lo que la rubia pudo pensar era en que si ellos eran licántropos, su bebé seguramente tendría forma de lobo.

-No cariño, eso no es para nada normal.- La pequeña sonrisa llena de diversión de Evan hizo sonrojar a la Lindsay haciendola sentir incómoda y algo tonta.

El doctor solo los miraba extrañados, como si su plática fuera además lo más común.

-No, no tiene forma de perro, pero no es un bebé.-La cara de preocupación y espanto de ambos era gloriosa así que el doctor se apresuró a continuar- Son dos.