Nos sacaron con sombrillas y bolsas porque aparentemente no habían previsto el diluvio. Parecía que en cualquier momento Seúl iba a quedar nadando en interminables olas violeta que se teñían con la puesta del sol. Una vez que entramos en el auto, colocaron las cajas con regalos en la cajuela. Los más grandes estaban allí, otros los llevábamos aún puestos o en los bolsillos. Estábamos cansados y debíamos viajar a otra ciudad pues las promociones no acababan aún. Los chicos, como siempre, hablaban sobre lo felices que estaban y qué les pareció el fansign.
–Jungkook, no dejas de ver ese Iron Man de juguete.
–¡No es un juguete! Es una figura de colección.
–Eso dicen todos–dijo Jin.
Bufé y reí mientras miraba hacia la ventana. Molestar al maknae era la actividad favorita de todos, a pesar de que luego se vengara de nosotros de formas poco ortodoxas.
–Ya quiero llegar al hotel–dijo Jimin apoyando su cabeza en mi hombro.
–Yo también, estoy muriendo–dijo Hoseok colocando su cabeza en mi otro hombro.
–¿Quién les dio permiso de usar mi cuerpo de almohada?–pregunté en vano, pues ya estaban haciendo una competencia onírica sobre quién me roncaba más fuerte en la oreja. Puse los ojos en blanco.
–No seas así, Yoongi–dijo Namjoon–. Sabes que los amas.
–Amaría coserles la boca y que les operaran la nariz para que dejen de hacer ruidos molestos.
–Eso no decías ayer–insinuó Jin.
–¿Qué dije ayer?
–¿Ya se te olvidó? «Es como si tuviera hermanos pequeños, son ruidosos y molestos, pero a final del día estaría muy aburrido sin ellos».
–¿Te lo aprendiste?
–Tae se conmovió tanto que lo grabó y lo pasó por el grupo de kakao.
Taehyung sonrió ampliamente y me mostró el audio en su celular. Si no hubiese estado apresado por el par de cuerpos a cada lado lo habría tirado por la ventana, sin embargo me limité a mirarlo con el ceño fruncido y arrugar la nariz. De repente Hoseok cayó muy profundo en su sueño, o al menos eso parecía porque el ronquido que soltó fue largo y profundo. Nos miramos la cara entre todos y reímos por lo bajo para no despertar a ninguno. Realmente mi vida sería peor que aburrida y dolorosa sin ellos.
Observé de reojo un papel que sobresalía en mi bolso. Intenté ponerlo en su lugar, pero la mano de Jimin sostuvo mi brazo para que no me moviera.
Dahyun iba a todos los fansigns que podía desde que debutamos. Tenía entendido que era amiga de la infancia de Taehyung y que estaba muy orgullosa de verlo crecer, pero suponía que también podía verlo cuando estuviéramos de vacaciones. Aún así insistía en ir y realmente no nos quejábamos, era muy amigable y nos llevaba regalos. Particularmente había algo en ella que me llamaba la atención y era que cada vez que le tocaba hablar conmigo me comentaba sobre una tal amiga suya. Al principio creí que era mentira y que esa chica era ella, pero era imposible que alguien hablara tanto de sí mismo y con una veracidad tan grande. Que llevara una carta escrita a mano por ella había terminado de refutar lo que pensé en un principio. Me enternecía que alguien en otro lugar del mundo y yo pudiéramos entendernos tan bien, era gracioso porque quizá no nos pudiéramos ver nunca, pero nos conectaba una persona y eso era más que suficiente.
Al cabo de una hora llegamos a nuestro destino. Para nuestra sorpresa, PD-nim se encontraba en la entrada. Lo saludamos cariñosamente y procedió a felicitarnos por nuestro trabajo. Jungkook se limpió algunas lágrimas mientras Jimin lo abrazaba por los hombros, ese tipo de reacciones me hacían recordar que todavía éramos jóvenes y que cualquier gesto de aprecio por el esfuerzo era tocar una parte sensible de nosotros, más aún del más pequeño. El jefe nos invitó a tomar, pero Taehyung y yo rechazamos la oferta alegando que estábamos muy cansados, así que suponíamos que íbamos a compartir habitación.
ESTÁS LEYENDO
Sky-colored Symphony
Fanfiction«Tal vez, si no te hubieses ido, el cielo no habría cambiado de color». Mi mundo ha estado rodeado por los chicos que quería conocer en las circunstancias en las que no quería estar. En mis últimos años de colegio no me esperaba hablar con el pianis...