Especial Día Del Niño.

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Castor.

El aroma de la carne asándose inundaba su nariz, giro la pieza para que se sazonara del otro lado, aún era temprano, ya había acostado a Milo, termino de revisar sus examines y se sentía inspirado para trabajar en su novela, saco la pieza y la coloco en un plato. Esa noche Kardia tendría un doble turno y no llegaría hasta el siguiente día. Llego a la sala y se dispuso a prender su computadora, pero por desgracia el destino le tenía preparada otra faena.

-Papi.

Milo aparecía en la sala, vestido con su pijama rojita adornada con escorpiones muy kawai. El peque se sentó al lado de su padre, había olvidado su disfraz para la obra del día siguiente.

-¿Qué pasa bebe? ¿No puedes dormir?

Se acurruco en sus piernas, evitando que el sueño le invadiera, pero le resultaba casi imposible.

-papi, mañana tengo que ir disfrazado de castor.

-¿castor?

-sí, para una obra.

-pero Milo ¿Por qué no me dijiste antes?

-UwU...lo olvide.

-ay Milo T-T.

Se giró a ver el reloj, no era tan tarde pero seguro todas las tiendas ya estaban cerradas. Tomo a su inconsciente hijo, que se durmió tras hablar, y lo llevo a su cuarto, tenía que hacer el disfraz.

Castor: Roedor semiacuatico nativo de América del Norte y Eurasia, caracterizado por su amplia y escamosa cola, conocido por su habilidad natural para construir diques en ríos y...bla,bla,bla.

Tras imprimir una foto del susodicho, Degel puso manos a la obra. Lo primero era conseguir una tela tan peluda como la del animal. Comenzó a hurgar en su armario. Trajes, trajes, ropa casual, un saco de pana, pantalón de mezclilla, pijama, no,no,no...tardo un poco pero finalmente encontró una pieza adecuada. Un viejo abrigo negro, con peluchito en el cuello y puño...mmm, no estaba completamente pachoncito pero serviría, aparte en Grecia no hacia tanto frio como en los Alpes franceses, por lo que no le echaría de menos, llevo la prenda a la sala y comenzó a cortar.

Las tijeras separaron las mangas, forro y demás, busco una regla, marcador blanco, hilo, agujas, todo lo necesario. Extendió todo el material en el suelo, para contar con espacio. Comenzó a medir la tela, no tenía la necesidad de despertar a su hijo para esto, conocía perfectamente su talla, no en balde le media cada mes para asegurarse de que se desarrollara perfectamente, Kardia siempre se burlaba de esto y le llamaba exagerado.

Se pinchó una gran cantidad de veces, la costura jamás fue lo suyo y ya se encontraba cansado, cuando termino de coser el cuerpo y las patas miran el reloj, las cuatro de la mañana, donde estaba su pareja cuando se necesitaba. Para no dormir se vio en la necesidad de doparse con café. Aun le faltaba la cabeza y cola. Para no complicarse la vida la haría como capucha, tomo otro poco de tela y empezó a formar el gorro. Los ojos fueron hechos con 8 botones azules, kardia se enfadaría cuando viese su chaqueta de piel, y los dientes con un poco de piel blanca, no más bien explotaría, pero ni modo, también era su hijo.

Dieron las seis de la mañana y el peliverde sentía su espalda arder, tenía unas ojeras enormes y los dedos entumecidos y picoteados.

-hola, ya viene.

El heleno regreso a las siete, se asustó un poco al ver la cara de zombi en su pareja, parecía que quien hizo doble turno fue él y no kardia. Le permitió ir a bañarse mientras preparaba el desayuno. Al poco tiempo se escucharon un par de pisadas muy alegres, Milo se había levantado.

-¡Papá!

El pequeño corrió a los brazos de su progenitor, que no tardo en cargarle y dar un par de vueltas. Se sentaron a desayunar y un par de minutos después el francés se les unió.

-¿un castor?

-sí.

El bicho veía como su pareja enfundaba al pequeño en su disfraz, que raro, esa cola y dientes se le hacían conocidos, así como esos botones. La verdad se le hacía un tanto extraño el disfraz, en especial por la época del año.

-bueno, andando, es hora de ir a la escuela.

Treparon a su pequeño en la camioneta, Kardia abrocho su cinturón mientras Degel ocupaba el asiento del copiloto, se sentía muy cansado. El heleno sonrió al ver las venditas en los dedos de su francés, le exigiría a la profesora que la próxima vez avisara con anticipación. Degel cerró los ojos y comenzó a cabecear, dormiría unos cinco minutitos en lo que llegaban a la escuela.

-¿para qué es el disfraz manzanita?

-es para una obra papá.

-ah, y tu personaje es un castor.

-sí, estoy muy bonito ¿verdad papá?

-si manzanita te vez muy lindo...y de que es tu obra, algo relacionado con la naturaleza o primavera.

-no, es de la navidad.

-¿navidad?

mmm, eso sería lo más adecuado, ya que estaban en diciembre, pero ¿entonces por qué el roedor?

-sí, yo soy uno de los castores...y...y vamos a cantar cuando entremos a la casa

-¿enserio?

-si

-¿y que cantaras Milo?

-esto.

El chiquillo se sentó derechito, mirando fijamente la espalda de su padre, tomo un poco de aire y comenzó a recitar su papel.

-¡corren presurosos, llevan de tanto correr los zapatos rotos!

Kardia le veía, por el espejo retrovisor, confundido, esa tonadita.

-¡Vamos Castores vamos, vamos a Belem!

Kardia freno de golpe y se giró a ver a su hijo...Castores...Belem... La cara del mayor era digna de postal, no puede ser.

Pero no fue el único, Degel se había despertado de golpe al oír la canción de su pequeño.... ¡NOOOOOO!TT-TT

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Ja,ja,ja, los niños son tan hermosos, con mucho cariño, dedicado para los pequeños en su día.

¡Feliz Día del Niño! .


Dos Bichos y un cuboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora