CAPITULO 11

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CAPITULO 11

Me cambié rápidamente y caminé hacia el automóvil. James estaba allí, inclinado casualmente contra el auto, charlando felizmente con Diego y Spencer, otro chico de mi equipo.

— ¡Eh! —canturreé mientras caminaba hacia a ellos.

James sonrió con una hermosa sonrisa hacia mí.

—Esta es mi señal muchachos, tengo que llevar a la dama a nuestra primera cita real. Nos vemos la próxima semana —dijo, indicándoles que se alejaran con un movimiento rápido de su mano.

La boca de Diego cayó abierta y miró de James hacia mí varias veces.

— ¿Cita? Pero... quiero decir… ¿qué? ¡Pensé que era el mejor amigo de tu hermano! Ni siquiera te gusta; siempre dices que él es un idiota mujeriego.

¡Siempre que te he dicho sobre cuán caliente él estaba, tú solamente decías que no tocarías su trasero con ETS ni aunque que te pagaran! —dijo Diego, frunciendo el ceño, y mirándome confuso. Gemí y cerré mis ojos. Literalmente estaba tan

puesta en aprietos que deseé que la tierra se abriera y me tragara. ¿Cómo podía él decir eso justo enfrente de James? No es que yo no le haya dicho en su cara en más de una ocasión, pero todavía me sentía horrible. Escuché a James comenzar a reír, por lo que me arriesgué a mirarlo, él no se veía enfadado o algo.

—Gracias, Diego —refunfuñé, dándole una mirada que debería ser capaz de matarlo en el acto.

James se acercó y agarró mi mano, tirándome a su lado, todavía sonriendo.

—Es privilegio de una dama cambiar de opinión —le dijo a Diego con un guiño, abriendo la puerta del auto para mí.

—Los veré la próxima semana, chicos, prometo que no llegaré tarde —prometí, besando sus mejillas

antes de entrar el auto. James les dio a ambos la cosa del apretón de manos típicas de hombre, y corrió al lado del conductor. Cuando arrancó el auto me miraba con una sonrisa.

—Lo lamento —murmuré ruborizándome otra vez.

—No te preocupes por eso. No es nada que no haya escuchado antes de tu hermosa boca — contestó con una sonrisa.

No podía menos que sonreír, estaba lleno de los elogios hoy, pero alguna parte de mí estaba preocupada de si les había dicho todo esto a otras

chicas. ¿Esperaba que yo tuviera sexo con él después de un par de citas? Porque si lo hacía, entonces él iba a estar muy decepcionado. Decidí que teníamos que hablar de ello. Me refiero a, ¿cuál era su punto de siquiera intentarlo, si solamente

me estaba usando para el sexo y yo no estaba planeando renunciar en cualquier momento?

— ¿Entonces, a dónde iremos a almorzar? —

preguntó, sacándome repentinamente de mi pequeña discusión interna.

—Um. ¿No me importa, qué te gustaría? — pregunté. Me disparó una mirada coqueta y una sonrisa picara. Hice rodar mis ojos hacia él;

¡realmente es un loco jugador del sexo!

—Comer, James —añadí, cruzando mis brazos sobre mi pecho, tratando de parecer severa.

Solamente se rió y comenzó a conducir.

— ¿Qué hay de comida china? ¿Te gusta esa, verdad? —me preguntó, mirándome por el rabillo

del ojo.

— ¡Sí, adoro la comida china! —gorjeé felizmente, sonriendo abiertamente como si hubiera ganado la lotería. Carlos odiaba la comida china entonces prácticamente nunca la tenía; James sonrió y nos condujo al restaurante sobre la calle principal.

"El Chico Que Se Metía Por Mi Ventana" {James Maslow & Tú} -Adaptada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora