Capitulo 1

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Era uno de esos dias soleados en Loja, Ecuador. La primavera en su total plenitud, se oía a los pajaros cantar, cada tanto un auto pasaba por la calle frente al portón de la mansión Velez, el cual se encontraba abierto dejando pasar autos y personas de a pie.

Christopher velez habia comprado esa casa a los 25 años por una cifra descomunal, pero era la que ella quería desde niña, la que su mujer queria y al casarse se la dio como regalo de bodas. Esto pudo ser posible gracias a su gran exito en el mundo de la música.

En el ala izquierda de la enorme mansión de época se encontraba el despacho de Christopher, amplio y con un intenso aroma a madera de roble, un tanto lugubre con apenas unos rayos de luz ingresando a través de las blancas cortinas que cubrian las imensas ventanas.

Un christopher, de ahora 31 años, vestido con un traje completamente negro, observa, a traves de  las cortinas que se movian con la brisa, a su pequeña corretear por el inmeso jardin junto a sus primos unos años mayores. Esa pequeña niña, de un cabello rubio intenso lleno de bucles y recogido de un lado por un gran moño de seda negro, ojos marrones y grandes como los del padre, piel blanca como porcelana que constrastaba con su vestido negro acampanado y sus ballerinas baiges.

Christopher alcanzo a oir a su hija charlar. La forma en la que hablaba para tener solo 6 años era impresionante, es una niña muy inteligente y vivaz, aunque algo traviesa. Las ocurrencias de su hija le sacan una sonrisa, pero esta se borra al sentir la mano de alguien sobre su hombro. Levanta la vista, era su mejor amigo y ex compañero de banda Zabdiel.

- Lo siento hermano.

Esas tres palabras lo devuelven a la realidad. Gira sobre su hombro en dirección a la puerta, divisando un gran número de personas moviendose alrededor del ataud. Al verlo voltea velozmente en dirección a Zabdiel, el cual se habia sentado en una silla estilo Luis XV con el respaldo hacia adelante y descansando sus brazos sobre este.

 Chris agacha la cabeza. Zabdiel se muerde el labio inferior en señal de preocupación. El silencio se estaba haciendo insostenible. Se podia cortar el aire con tijeras. Zabdiel iba a hablar, pero su amigo se le adelanta.

 - Me tengo que ir.

Zabdiel le da una una mirada de confusión la cual Chris tomo como señal para explicar.

- Esta casa es muy grande, esta maldita ciudad es muy grande. Todo se siente tan frio. Esta llena de gente pero tan vacia a la vez. No es ella la que esta ofreciendo bocadillos, no es ella la que esta aqui a mi lado tomando una taza de té y viendo a nuestra hija- emerge una sonrisa de su rostro y mira su reloj de muñeca marca Rolex, daban las 3 p.m.- Este es el horario en el que ella se sentaba en este sillón a tomar un té de frutos rojos. Y ahora no, soy yo el que esta aca sentado.- toma el vaso de whisky que habia colocado tiempo antes en la mesita adjunta al sillón.- tomando un whisky barato.- dice con desprecio.- que en realidad sabe horrible no se porque lo estoy bebiendo.- dice dejandolo con furia sobre la mesa.- Debo irme Zabdiel.- intensamente los ojos de su amigo como buscando las respuestas a todo en sus ojos. Gira la vista a su hija.- Debemos irnos.

BAJO FLORES, BUENOS AIRES, ARGENTINA. 6 PM

En un monoambiente en uno de los edificios más caros del bajo flores, para lo que significa caro ahí, se encuentra una joven de cabello rubio platinado totalmente despeinado, con un maquillaje excesivo y desparramado por su rostro, señal de que había estado llorando. Vestia un pantalón de cuero y un top de cuero  con un escote de cordones desatados. 

Sentada en la butaca junto a su mesa desayunador, movia excesivamente su pierna sobre la base del asiento; iba por su septimo cigarrillo, o por lo menos, esa era la cantidad de colillas que se encontraban en el viejo cenicero de plastico. Cada tanto bajaba la mirada y observaba sus maletas. Toma su bolso que se encontraba sobre la mesa y saca su telefono; mientras lo desbloquea mira sus largas y esculpidas uñas color negro con brillos y revolea los ojos. Cuando estaba por marcar escucha unos fuertes golpes en la puerta. Traga saliva y un aire frio recorre su columna. Se baja de la butaca haciendo sonar sus tacos en el suelo.

Se asoma por el rabillo de la puerta. Un suspiro exagerado sale de ella. Abre la puerta. Un muchacho de unos 25 años entra rapidamente al departamento.

 - ¿Estas listas? Debemos irnos pronto, Marcos esta sospenchando.- decía agitado, claramente habia estado corriendo.

 - Si, ahi estan las maletas...pero oye, ¿Estas bien amor?.- toma el rostro del joven buscando su mirada.

-Si amor, estoy bien, solo algo agitado por el apuro, no te preocupes.- deposita un beso en la frente de la rubia.

 El jóven corre a tomar las maletas, ella lo ayuda con las maletas más chicas y con su cartera. Se coloca su pequeña campera de cuero roja y sale corriendo hacia el pasillo. Mira por ultima vez su casa y todo lo que dejaba en ella.

 - ¿Qué esperas  Mar? vamos niña.

Esas palabras la sacan de sus pensamientos y suben al ascensor.

- Abajo hay un taxi, tranquila ya esta pago.

Al llegar al piso principal se encuentra con el encargado, un señor de unos 50 años, un padre para ella. Él y el joven que la acompañaba eran lo unico bueno en ese infierno.

- Te prometo que nos volveremos a ver.- le susurra al oido mientras sus brazos rodeaban los hombros del encargado.

-Seguro que si mi niña, ahora ve corre- le dice dandole una nalgada.

 Al salir se encuentra con el taxi y un aire de otoño. El taxista los ayuda con las maletas, ella sube al coche. El joven cierra la puerta. Ella gira nerviosa.

 - ¿Qué haces?

 -Tendras que ir tu sola mi amor.

 - Pero, Joaquín...

 -No puedo irme, debo arreglar cosas acá. En cuanto las solucione ire por ti.

El joven se acerca al rostro de la chica y deposita un pequeño beso en sus labios y tras el beso emerge un suave "Te amo" de su boca.

 -Te amo.- responde ella con los ojos aún cerrados.

 -Ten este es tu pasaje a Londres, escodete en algun pueblo. Yo apenas pueda me pondre en contacto con vos.

 Ella lo toma y lo mira detalladamente.

 -Ya...- dice el jóven alejandose del auto y secando sus lagrimas.- Arranque. En dirección al aeropuerto de Ezeiza.

El taxista obecede y pone en marcha el auto. Maria mira a través de la ventana trasera a Roberto, el encargado, y a su amado Joaquin. Ya cuando no los divisaba miro al frente y rompió en llanto.

~*~

 Roberto se acerca a Joaquin quien seguia con la mirada perdida en dirección al camino que hizo el coche.

 -¿No iras por ella verdad?- el joven lo mira con lagrimas en los ojos.

-Sabes que eso es imposible. Si voy con ella seria arriesgar mucho. Valgo más que ella. Es por mi, no por ella. No quiero que la maten, y si estoy con ella nos matan a los dos. A Marcos no le importa nada ni nadie, si alguien se interpone en su camino lo elimina, no importa si esa persona es su hijo. 

Slipping Away ( Christopher Velez y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora