Presentación II

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Tres chicos hablaban animadamente a la mitad de un pasillo de su instituto, recientemente se habían hecho amigos, y ahora eran inseparables.

-Hey, Capricornio -lo llamó el signo del Carnero-Me estaba preguntando...¿Antes tenías ojeras?

El nombrado lo miró confundido, dejando sus libros en su casillero.

-¿Tú crees? -preguntó mirando a los dos chicos frente a él.

-Ahora... No sé, te ves más...-empezó a girar su mano intentando encontrar la palabra indicada.

-¿Fresco? -completó el arquero acomodándose su bufanda.

-¡Eso! ¡Fresco y Relajado!

La cabra río levemente.

-¿De verdad? No lo he notado...-mintió, porque desde que conoció a Sagitario y Aries había dejado de ser sonámbulo, ya no olvidaba sus sueños, ya no parecía perdido... Su vida había cambiado completamente.

-Antes parecías un mapache-se burló Sagitario.

-Tienes razón -lo apoyó Aries-¡Es más! Ahora te ves más guapo, no dudaría si alguna chica se te declarara.

Sagitario empezó a codearlo con una sonrisa de lado. Lo había logrado, la cosa que no le permitía dormir, había desaparecido de la espalda de Capricornio.

-¿Ustedes creen? -preguntó sonrojandose levemente.

Aries rió despreocupado, mientras veía a Capricornio. De cierta manera él también parecía más fresco y relajado. O en realidad se sentía así.. Después de todo, no había tenido sueños ni sensaciones extrañas en un tiempo.

Se distrajo tanto en su ensoñación que no se dió ni cuenta cuando Sagitario se despedía de él y Capricornio rápidamente.

-¡Chico, lo siento! ¡Olvide algo! -habló, enérgico, agarrando su mochila y caminando de espaldas para despedirse -¡Nos vemos mañana! -gritó como último antes de desaparecer por los pasillos. ¿Cómo había olvidado algo tan importante?

Los dos chicos quedaron viendo el pasillo por el que desapareció casí hipnotizados. Hasta que el timbre de entrada sonó y los dos se fueron resignados a no preguntar sobre lo alterado que parecía Sagitario al salir.

(***)

Leo miraba el amanecer en el horizonte, agitando levemente sus pies en la cornisa del edificio en el que se encontraba, se sentía cansado. En esos últimos meses había estado escapando de todos los demonios y seres extraños que intentaron atacarlo, su mejor opción hubiera sido convertirse en uno de ellos, pero... No quería, no importaba lo sucio que podía estar, o el pecado que hubiera cometido para caer del cielo, nunca le entregaría sus alas a un demonio.

Suspiró, llevandose la mano al collar donde colgaba el anillo que se había encontrado. Aquella cosa le impedía caer en la locura, siempre lo calmaba y se sentía extrañamente querido.

Se levantó, con la intensión de irse de ese lugar, cuando sintió una presencia maligna cerca. Una que se le hizo muy familiar, pues desde hace un tiempo venía escapando de ella. No lo dudó ni un segundo cuando salió corriendo por las escaleras para salir del edificio, no era tonto para saber que esa presencia era de un demonio poderoso.

La sombra de un lobo se desplazaba ágilmente por las sombras, había encontrado a su objetivo, y esta vez no lo dejaría escapar. Lo siguió por un buen rato hasta que su amo llegó seguido de uno de sus diablillos, que se unieron inmediatamente al cuerpo del animal. Géminis acaricio la cabeza del lobo con una macabra sonrisa.

Interlaced [Zodiaco Yaoi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora