3. Suerte

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La suerte es relativa, es cuestión de perspectiva, no soy hombre de creencias, estoy seguro que cada quien forja su destino con sus acciones y actitudes, y aún después de este discurso tan motivador estoy sentado con mi peor humor en inglés, lamentándome de mi mala suerte. Lana tiene mucho tiempo libre, siempre puede salir, soy yo el que nunca tiene tiempo y por alguna razón no he podido verla, hace 2 semanas le planteé lo del reto y nadamás no lo he podido cobrar.

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Vacaciones. Bellas, hermosas y bien merecidas vacaciones.

Tantas opciones, inmensas las posibilidades sobre hacer cosas nuevas, algo que podamos contar después, y yo no me he parado de mi cama en 2 días, mi tiempo se resume en comer, dormir, jugar, e ir al baño, aunque no necesariamente en ese orden. Cuando estoy a punto de plantearme la posibilidad de volverme mueble, Lana insiste en que vaya a su casa, soy bastante despistado, yo muriéndome de aburrimiento cuando pude ir a verla.

Ganó la batalla cuando mencionó que casualmente ella vive con su hermana Yuli y su sobrina Sofía, una niña de 5 años, su hermana es madre soltera y debe trabajar​ todo el día así que llevan a Sofía a casa de sus abuelos para que la mamá de Lana la cuide, en resumidas cuentas, Lana tiene dos opciones quedarse en casa de sus papás o irse a casa de Yuli sola.

Está bien no soy inocente, sabía que podríamos estar solos y que ése era el momento preciso para pedir mi beso, y ... Ver películas, tal vez.
Después de algunas indicaciones un poco confusas sobre cómo llegar a su casa, las cuales consistían algo así como subir tal puente, tomar tal camión, bajar, tomar tren, barco y globo, la verdad esta mujer vive muy lejos, fueron los 30 minutos más agotadores de mi vida, ¡Que dramático soy!

Cuando al fin pude llegar a su casa, una que por cierto es muy pequeña, aunque acogedora, entramos a su habitación y de hecho sí está viendo películas, a mí ni me gusta esa, por supuesto se lo hago saber, como si le importara porque jamás le cambió.

Me toma 10 minutos darme cuenta que he estado hablando sobre las partes de las computadoras, una pasta térmica que compré y que ella a penas y sabe cómo se prende, mas sin embargo su sonrisa es genuina, me deja hablar y pone atención, no es tonta al poco tiempo comprende lo que le digo, casi me siento mal porque yo nunca la dejo hablar de sus cosas, igual no me da tiempo de preocuparme, antes de que me dé cuenta ella está encima de mí besándome, quién sabe, tal vez lo hizo para callarme.

La película pasó a segundo término, soy bastante consiente de su olor y sabor, no sé distinguir qué es pero me gusta. La ropa comienza a sobrar aunque nunca me dejó verla completa, quizá tiene complejos con su cuerpo, lo cual es una lástima porque me encantan sus pechos son de muy buen tamaño, quizás​ no sea el momento de decirle que está bien que no tenga una cintura perfecta, me gustaría hacerle saber que ella me gusta y todo me parece satisfactorio.
Como si leyera mis pensamientos, ella comienza a hablar y hacer preguntas con su representativo nerviosismo.

-¿Estás bien? ¿Te está gustando? ¿Por qué haces esto?- a lo que yo contesto.

-Estoy bien, si me está gustando, ¿por qué lo haces tú?

-Porque me gustas.

Quizá fue solo su rato de nerviosismo, porque ya después no habla pero sí la noto algo asustada, intento tranquilizarla con caricias, besos y siendo lo más dulce y amable que puedo ser. Quizás​ he tenido sexo más apasionado que este, pero sin duda fue algo que no olvidaré. Resultó que sí hice algo interesante en vacaciones, pero no será algo para contar.

Va siendo momento que comience a creer en la suerte.

Isa

Como la veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora