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- ¿Quién eres?- Me pregunté millones de veces en mi mente, pero no encontraba la respuesta.

Aquel rostro era hermoso, no era el rostro de una chica y ni pretendía serlo, era un rostro que me decía más de lo que pudiese imaginar. Parecía más la cabeza de un muchacho, sus rasgos se veían un tanto femenino, el conjunto resultaba un poco rígido, con algo de máscara, pero impresionante y lleno de vida.

Me parecía una especie de ídolo o máscara sagrada, medio masculina, medio femenina, soñadora, sin edad. Su mirada, firme y penetrante me decía algo, me pertenecía, me exigía y a la vez resultaba a menudo extraño y siniestro, aunque allí me asaltara regularmente los remordimientos y el miedo, placer, angustia, y repulsión.

No lo entendía, era tan complicado, eran tanto los colores que me atraían que no lograba consentrame, además de tener un parecido a alguien, no sabía quien era.

Hasta que caí en cuenta de que solo había un lugar, un simple y raro lugar que portaba semejantes color vivos.

La cafetería de hacía dos días, aquel lugar que captó mi atención en menos de unos segundos. Las pinturas extrañas provenían de ahí.

Retraté la pintura en mi celular y tomé un abrigo antes de salir corriendo de casa hacia la cafetería.

Llegué pero las luces estaban apagadas, la puerta tenía el cartel de "Close". Las gotas de sudor caían por mi frente, no me había percatado que eran las 2 de la mañana cuando había llegado. Me senté en el pequeño escalón tratando de regular mi respiración. ¿Qué encontraría yo aquí?, no iba a ser una persona, sólo colores, ideas semejantes.

Llamé a un taxi media hora después, al menos había cojido algo de dinero en el trance de por poco volverme loca.

Alín no había llegado a casa aun, me imaginaba que iba a quedarse en casa de Jin después de todo. La pálida luz de la luna iluminaba aun aquel cuadro, y de momento vi como si sus colores brillaran más con el reflejo de aquella claridad, de pronto parecía reconocerle.

No le di más cuerda a la caja de recuerdos en mi mente y solo caí en cama, mi cerquillo cubría un poco mis ojos, contemplándolo atentamente hasta dormirme.

El retrato me había estado acompañando un tiempo en mis pensamientos, compartiendo mi vida, cada cuando no tenía nada que idear, pensar o hacer, me dedicaba a observarlo, apreciarlo. De vez en cuando se me venía a la mente que solamente era mi tonta imaginación y esta pintura pudiera estar burlándose de mí. Parecía frecuente que en mí imaginación ya hablara, viviera, fuera amistoso, hostil, haciendo muecas, era increíblemente noble y bello.

Ya no soñaba con aquellas extrañeces, sino que ahora eran solo los chorros de pintura los que recorrían las paredes, como una especie de cascada de arcoíris.

Y una mañana, al despertar de aquellos arcoíricos sueños le reconocí. Con el corazón palpitando a millón, contemplé mejor la pintura y agarré un carboncillo que había dejado en el suelo.

Dejándome llevar, siguiendo a mi fantasía y las direcciones que surgían del carbón. Y mientras más y más trazaba líneas y rellenaba las superficies que no correspondían a el modelo más o menos imaginario, comenzó a resultar un tanto caprichoso.

Y ahí se encontró, mirándome con aquellos ojos grandes y un gesto familiar, pareciendo estar esperándome desde la primera vez en que lo cree. Su nariz, sus labios blandos y esos dedos finos.
‹‹ Como pude haber tardado tanto en reconocerte››

Lentamente intuí todo, no era solo él, sino que yo también estaba en la pintura. Tenía de los dos, algunos de sus rasgos unidos a los míos. Ahora lo comprendía

‹‹ Estás unido a mí, pero no tú, sino tu retrato, eres una parte de mí destino JungKook››












‹‹ Estás unido a mí, pero no tú, sino tu retrato, eres una parte de mí destino JungKook››

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𝐂𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐨𝐦𝐧𝐢𝐮𝐦 • [𝐉.𝐉.𝐊]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora