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"Hogar dulce hogar", dije mentalmente mientras introducía la llave al picaporte. Estaba supremamente cansada y quería comer algo. Una vez dentro de casa, tiro mi bolso en el sofá, me aviento sobre este, me quito los tacones y saco mi teléfono. ¿Veinte llamadas de Michael? ¡Acaso se le daño un tornillo de la cabeza! Siento que me va volver loca.

Dejo el teléfono a un lado, me voy para la cocina y miro que hay en la nevera. Encuentro una ensalada de frutas y la saco. Tomo un plato, la deposito ahí y después me antoje de algo de dulce de leche para acompañar. Quizás no es una comida saludable, pero me gusta. Mi ventaja es que puedo comer muchísimo y mi figura no se pierde. 

Vuelvo a mi sofá y cuando me llevo el primer bocado, suena mi teléfono. Me exaspero, dejo el plato en la mesa y tomo el teléfono. ¡Es Michael! me cuestiono si responderle la llamada o no. Al final, me decido por responderle.

—¿Bueno? —Suspiro a la misma vez que pongo los ojos en blanco.

—¿Donde estabas toda la tarde? —Me pregunta levemente enojado ¿En serio está enojado?

Fruncí el ceño a la misma vez que doy un grito ahogado ¡Es impresionante! 

—Ese no es tu problema, Michael.

—Claro que lo es.

—¿Disculpa? —Interrogué levemente ofendida— A ver, ¿Por qué es tú problema? 

—Porque estaba preocupado por ti.

 Será fastidioso y controlador. Además ¿Qué se cree? No somos nada. Digo, hasta donde tengo memoria, no tenemos ninguna relación. Retiro el celular de mi oído y lo observo por unos largos segundos, escucho como dice mi nombre por la bocina y de nuevo me acerco al teléfono.

 —Eres muy irritante.

—Iré a tu casa en cinco minutos, así que espérame despierta. 

Cuelga antes de que yo le dijera, lo desquiciado y molesto que se vuelve. Me dejó con medio grito en la garganta. Me levanto del sofá como un resorte, furiosa y aviento el celular.

—¡Es insoportable! —Grito por toda la casa, las ganas de comer se me quitaron. Voy otra vez a la cocina con el plato en la mano y meto la ensalada en la nevera. Azoto la puerta y me recargo sobre esta. Doy un suspiro, pienso... pienso... y pienso. Luego oigo dos toques en la puerta.

Suspiro nuevamente y camino en zancadas por toda la casa, mientras siento que ardo de la ira que tengo. Abro la puerta y me encuentro con unos estanques cafés y unos rizos que caían sensualmente por su frente. Sonríe al verme y pasa como si nada. 

  —Claro, pasa... —Digo, mientras cierro la puerta detrás de mi. Él está de espaldas. Pensé que iba a llegar enojado porque no le respondí en toda la tarde.

Vuelvo a mi sofá y me siento sobre este, él se queda de pie y me mira.

—¿No te sientes incomoda con esa ropa? —Me miro confundida, vuelvo a verlo y le sonrío.

—¿Qué quieres insinuar, eh? —Me pongo de pie y camino lentamente hacía él. Empiezo a rodearlo mientras acaricio su espalda. Tiene una espalda ancha.

Siento como su respiración se altera ¿Es en verdad que le atraigo? No, deben ser idioteces. Me detengo frente a él y lo miro.

—¿Qué quieres, por qué estás en mi casa?

—¿Será por qué me dejaste entrar? —Responde, mientras juega con uno de sus mechones y luego me da una sonrisa, que me mata.

Trato de controlarme y me pongo más seria. Cruzo mis manos y lo miro fijamente.

 —Hablo enserio ¡Qué quieres! 

Michael suspira, se acerca a mi y me toma por los hombros. Cierra los ojos y después pasa por un lado mío.

—¿Podrías dejar de ser tan déspota conmigo?  

—¿Podrías dejar de ser tan molesto? —Le pregunto. Es obvio que no dejaré de hacerlo, no me interesa estar con nadie.

—No.  —Responde y yo suelto una resonante carcajada.

—Bien, entonces mi respuesta a tu pregunta, es no también.  —Digo, haciendo énfasis en la palabra "no".

Nos quedamos en silencio por un largo tiempo, nos mirábamos fijamente. Mi corazón empezó a latir fuertemente, no sé si por lo furiosa que estoy o porque sus efectos, están haciendo de las suyas conmigo. Salgo en mi trance de pensamientos y rompo el silencio.

 —¿Quieres algo de tomar? —Mi lora interior se sorprendió con eso. Lo cierto, es que siempre he sido muy amable y no le podía negar aunque sea un vaso de agua.

—¿Ves? Puedes ser amable como cuando me llevaste de nuevo a mi hotel.

  Suspiro y bajo la mirada. Él se acerca y alza mi rostro con ayuda de su dedo índice y pulgar.

  —¿Por qué eres así conmigo? —Le pregunto esperando una respuesta complemente sincera de su parte.

—¿Por las flores, las llamadas y eso? —Me responde con otra pregunta, le quito la mano y voy hacía la cocina rápidamente, furiosa.

Él me sigue y se sienta en una de las bancas, yo apoyo mis manos sobre la mesa de la cocina y resoplo.

—No quería otra pregunta como respuesta. —Digo secamente. 

—Lo sé, lo sé —Dice algo divertido y luego se recompone, para responder finalmente.

—Bueno ¿Entonces? —Lo reto mientras cruzo mis manos y empiezo hacer sonido con uno de mis pies.

Él se quita el sombrero, lo deja a un lado y me mira profundamente. Siento que el corazón se me va salir ¿Qué carajos tiene este hombre que causa ese efecto en mi? Hace tiempo que no me siento así tan... Nerviosa.

—Alice, tú me interesas desde el momento que te encontré. Me gustas ¿Sí? 

¡Qué! pensé. Esté tipo está loco. Lo miro divertida mientras niego con mi cabeza, él también se ríe un poco y frunce el ceño.

—¿Qué es tan divertido? —Pregunta buscando una razón a mi reacción y yo me tuerzo de la risa.

—Tú no puedes gustar de mi ¡No no! —Niego mientras hago ademanes con la manos. Voy a la nevera, saco una botella de agua y se la pongo encima de la mesa.

Él mira la botella por un largo momento y no se explica porque mi reacción, luego la toma y la destapa. Da un sorbo a esta, la deja sobre la mesa y me mira fijamente.

—¿Por qué no crees?

—Es complicado —Tartamudeo— Es algo que francamente no me apetece hablar— Miro el reloj y observo que son las once y quince minutos— Además, te tienes que ir, tienes algo importante que hacer mañana y seguro tu hotel está algo lejos de mi casa. 

—Puedo quedarme en tu casa. —Él suelta como si fuera tal cosa y yo casi me voy de culo por su respuesta ¡Qué! está loco.

—Eh... bueno... Este... —Sonrío a la misma vez que suspiro. Lo tomo de su chaqueta y lo levanto de la banca— No. —Lo llevo hasta la puerta y él se vuelve a mi, para mirarme.

—¿Por qué? 

—¡Por que no, Michael! 

Él me toma de la barbilla, la alza un poco y me deposita un beso en la boca. Yo abro los ojos como un búho y trato de quitármelo, pero mis intentos son imposibles. Al contrario, me acobija en un abrazo y me presiona más hacía él, creo que sus efectos me están causando algo; porque lentamente cierro mis ojos, mis manos que estan en su pecho y trataba de quitarlo, pero ahora están rodeando su cuello y acariciando su nuca.

Bueno chicas, este es el capítulo de hoy, espero que les guste demasiado, ojalá me dejen su voto y comenten, ya que son libres de hacerlo y muchas gracias por leer ¡Las amo!  


Love in France © {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora