#06

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Efectivamente cayó la noche, estaba organizando unos últimos informes sobre los balances de la empresa y en el reloj sólo faltaban diez minutos para las ocho en punto, di una ojeada a todo por millonésima vez, para asegurar que todo estuviera en orden, cerré el computador y me levanté de la silla, luego tomé mi bolso, lo puse sobre mi hombro, apagué todo y salí de mi oficina hacía el parqueadero.

Mientras recibo la brisa que está realmente fría, froto mis manos para proporcionarme calor y también expulso algo de aire caliente, luego me froto los hombros y miro por todos lados a ver si llega ese gilipollas. Cuando siento un aire caliente por mi nuca, doy un respingo y me giro, es él, quién se hizo presente, le miro mal y me abrazo más haciéndole mala cara.

—Bien. ¿Ahora a dónde vamos? —Pregunte totalmente seria, él me mira con una sonrisa y me guía hacía su mercedes.

Camino delante de él, me paro frente a su estúpido carro y él se acerca abriendo la puerta del copiloto, entro y me siento, él rodea el carro a una velocidad impresionante y entra al piloto, enciende el calefactor y enciende el carro.

No hemos puesto en marca, yo estoy seria mirando hacía el frente, él me mira de reojo y sé que tiene una maldita sonrisa en su estúpido y atractivo rostro, creo que me estoy arrepintiendo, además, mi amiga donde se entere, me ahorcaría.

—Entonces ¿Cómo estuvo tu día? —Pregunta para cortar el ambiente incomodo que yo creo por mi rebeldía.

—Bien —Respondo sin mucha importancia. 

—¿Sólo bien? —Gira para verme unos segundos y vuelve a la carretera, yo giro para observarle.

—¿Qué más quieres que te cuente? —hago un mohín—  Que estuve sentada todo un maldito día, me duelen las caderas y que tuve que hacer muchos reportes. 

 —¿Te gusta lo que trabajas? —Pregunta realmente interesado. 

—Al menos me sostiene y puedo darme gusto como quiero. Mi trabajo me agrada, pero te puedes llegar a cansar de la rutina.

—Eso es cierto —Dice y finalmente se calla. Yo decido también quedarme callada.

Cuando dobla a la izquierda, nos estacionamos frente un restaurante realmente carísimo ¡Está loco si cree que voy a entrar con él ahí! Apaga el motor y me cruzo de brazos realmente cabreada, él me mira sorprendido.

—¿Qué? —Lo miro mal y niego.

—¿Crees que te dejaré gastar un dineral por invitarme a comer aquí? —Señalo y vuelvo a cruzar los brazos.— Llévame a casa, ahora. 

—Eres bien necia, grosera e imposible ¿No?

Él sale del carro, lo rodea y abre la puerta para mi, yo me quedo ahí, esperando a que él desista en irnos de una buena vez de aquí, no quiero que me invite a comer, no me agrada la idea, no me llama la atención. Él me hace un ademan con sus manos, para salir del carro, tomo una de sus manos y salgo, suspiro y me resigno completamente.

Entramos al lugar y casi me voy de nalgas cuando veo lo lujoso que es, es realmente hermoso y caro, prácticamente puedo decir que me quedé sin palabras, nos acercamos hacía un señor, él pidió mesa para dos, asintió y seguimos el caballero, cuando llegamos a la mesa, Michael jala la silla para mi y me siento, luego se sienta él.

Cuando ve un camarero, le hace una seña con la mano y este se hace presente rápidamente, Michael le pide la carta, este asiente y nos trae el menú a la velocidad de la luz, ojeamos un poco y no encuentro algo barato, todo esta altamente costoso, dejo la carta a un lado y miro a Michael realmente avergonzada.

  —Mejor elige tú, no me siento en capacidad de elegir.

Él asiente con una sonrisa, cierra la carta y fija la mirada al camarero.

—Trae el mejor vino que tengas, de comer quiero crema de elote, el platillo especial que es arroz, espárragos y pollo a la plancha y de postre, algo de chocolate — El camarero asiente, apunta rápidamente, coge los menús y se retira, dejándonos solos.  

 —¿Por qué? —Pregunto evidentemente intrigada, él vuelve a mirarme con su maldita sonrisa y entrelaza sus manos para recargarse sobre estas.

—Alice, Alice Dupain. —Sus ojos brillan y yo inmediatamente me siento algo fuera de lugar, algo me sofoca y quiero que la tierra me trague de una puta vez. —Eres verdaderamente hermosa —Me mira fijamente y yo trato de evitar su mirada, pero parece la sostuviera con algo, es raro realmente.

—Sólo dime que quieres y ya está.

Mira se pone serio al ver mi actitud, suspira y me vuelve a mirar, pero su mirada cambia de repente, está mas relajado y eso me tranquiliza.

—Alice, sólo quiero ser tu amigo, es todo.

—¿Mi amigo? —Interrogué totalmente incrédula a sus intensiones, aquí hay gato encerrado. — Pues yo no quiero ser tu amiga ¡Te diría que me llevaras a mi casa! pero has pedido la comida, así que me da vergüenza con los comensales.

—¿O conmigo? —Arquea su perfecta ceja y me sonríe de lado.

—La cosa es que hace unos días tú parecías una persona bastante reservada, parece que me he equivocado. — El camarero llega con los platillos y nos sirve algo de vino, tomo la copa y me la bebo de un solo trago, él abre más los ojos cuando le pido más al camarero.

—Verás, cuando algo me interesa y lo quiero, lo consigo.

—Que en este caso no soy yo —Bebo otra vez de mi copa y me sirvo más vino, el camarero se retira deseándonos buen provecho.   

—Alice... —Él intenta buscar las palabras correctas para decirme lo que tiene en mente. —Me interesas.

—Mira —golpeo la mesa y lo miro fijamente— Terminemos de cenar, finjamos que no salimos, me llevas a mi casa y caso cerrado. Cuando yo digo que no, es un no y punto final.

 Me siento y llevamos la velada en silencio, Michael se ve realmente insatisfecho con mi veredicto final, pero no me interesa involucrarme con él de ninguna forma, ya me pasó con otro hombre, ya no quiero que me vuelva a pasar, eso es todo.

-*-*-*-

 Una vez terminando, el reloj marcaba la media noche, no era un problema para mi, vivía sola y Antonieta, no se daría cuenta de todos modos.

Cuando llegamos a mi edificio, agradezco por la comida con indiferencia, me despido y salgo del carro. Luego su voz, me hace retroceder para mirarlo por última vez. Sí, por última vez. 

—Buenas noches, Alice. Descansa.

—Igual Michael. —Giro sobre mis talones dándole la espalda y paso al otro lado de la calle, sin mirar atrás, ya sé que el carro se ha marchado, suspiro de alivio, pero después siento una sensación extraña.

Cuando entro a mi apartamento, saludo a mi gato Mousseux, le hago cariñitos y le pregunto si me ha extrañado, porque yo si lo extrañé demasiado, dejo mi bolso en el sofá, voy directo a la cocina y me hago un sanduche de atún, tomo un poco de jugo de durazno y me siento sobre el sofá para encender la televisión. No veo nada interesante, hasta que me detengo en un canal de música donde muestran a mi hermoso Morten Harket, me quedo admirando su belleza y su perfección. Una vez que haya terminado la canción que canté a todo pulmón, cuando acabo mi comida, llevo el plato al fregadero, lo lavo y me dirijo al cuarto.

Me di una pequeña ducha, me puse un pijama y me arrojé sobre mi cómoda cama, me quedo mirando al techo por largos minutos, pienso y pienso, creo que he sido algo altanera con Michael, teniendo en cuenta que él fue muy amable en invitarme a salir, pero que va, así son todos los hombres, te quiere engatusar, para luego dejarte con los sentimientos echos una mierda y después ya no les importa porque su trabajo ya está hecho. Dejo de pensar en eso, me arropo y empiezo a dejarme caer sobre un profundo sueño. El día estuvo bastante largo, cansado y extraño.

Este es el capítulo de hoy chicas, espero que les haya gustado demasiado, gracias por sus votaciones y comentarios, si tienen alguna duda sobre la historia, mándame un mensaje privado con gusto de contesto ¡Gracias por leer, las amo! 

Love in France © {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora