#09

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Una cosa llevó a la otra, pero rápidamente y en un movimiento muy hábil, abro mis ojos de par en par, poso mi manos sobre el pecho de Michael y lo alejo de mi. Inmediatamente me mando la mano a la boca y mi respiración está algo alterada. Parezco que me voy a morir. Michael también sube y baja su pecho de una manera algo exagerada. 

—Esto no puede ser —Balbuceo y me alejo de él— ¡Dije que esto no puede ser! —Exclamo y volteo a ver a Michael, quién está muy sonriente. 

¡Pero de qué se ríe! Piensa ¿Qué soy su juguete?

—Sólo fue un besito.

—¡Un besito! ¡Un besito! —Exclamé realmente furiosa— ¿Quién te dio autoridad de darme un beso?

 —Alice, no armes tanto drama por un beso. 

Me aviento sobre el sofá y él se acerca un poco más. Siento que la cara me arde de la ira que tengo. Él se posa frente a mi y me mira.

—Alice, tranquila.

Yo me relajo y subo la mirada. Él tiene la mandíbula tensa y yo me estremezco. Luego se acuclilla para quedar a una altura acorde a la mía y me toma de las manos.  

—Michael.... —Murmuro— Yo no te quiero y tampoco quiero hacerte daño... Es mejor así.

—¿Pero quién está hablando de daños o prejuicios? —Me pregunta dulcemente y me acaricia el rostro con el dorso de su mano.

—Ese es el problema. Tú eres muy tierno conmigo y yo sólo soy un cubo de hielo, que simplemente no sabe amar. No le nace amar.

Michael suspira y yo me cubro le rostro con la manos. Él no me puede querer, yo no puedo estar con él, simplemente no puedo. Michael se pone de pie y camina por toda la casa, detallando cada cosa de arriba a abajo y yo descubro mi cara para observarlo. Estoy confundida, levemente confundida.

  —¿Por qué eres así conmigo? —Nuevamente pregunto, quiero que esa pregunta, se me resuelva de una vez por todas. Su respuesta anterior, no me convenció del todo.

—Alice... Alice Dupain —Susurra— Yo le prometí a mi maquillista, Karen, que encontraría el amor de mi vida... Pero más importante, me prometí a mi mismo, que iba ser la mejor mujer del mundo.

 —Que claramente no soy yo —Murmuro y él gira para verme. Vuelve a mi y se sienta a mi lado.

  —Alice, no hay ninguna otra chica que me interese, como me interesas tú. No me importa si eres fría, si el romance no se te da y si las flores no son lo tuyo. Quiero que seas mi chica. Pero si algo te lo impide. Está bien, yo entiendo.

Aquellas palabras me dejaron sin aliento. Prácticamente me dijo: "Que él no me iba a obligar a hacer algo que yo no quisiera" y eso es tan admirable. Algunas lágrimas escapan de mi y sin pensarlo, me abalance para darle un abrazo. Eso es algo, que merece una gran muestra de afecto.

—Gracias por comprender, enserio. —Murmuré cerca de su oído y él me corresponde el abrazo.

—Es lo menos que puedo hacer. —Me responde al mismo tiempo que sonrío.

Después de una larga charla, Michael decidió quedarse esta noche en mi departamento. El motivo es porque, ha caído una fuerte lluvia y aún sigue cayendo, no creo que sea conveniente, que su Chófer venga por él y menos con este clima. Aparte, es bueno que me haga compañía, ya que me da miedo los rayos, pero es algo que él aún no sabe.

—Qué bueno que te quedarás aquí.

—Al contrario. Gracias a ti, por dejarme quedar aquí.

Arreglamos nuestras camas para poder descansar finalmente. Era alrededor de la una de la mañana. Michael se quedó mirando el techo al igual que yo, estaba algo pensativo, pero lo deje estar. No es de mi incumbencia sus problemas. Seguramente está estresado por su concierto que dará mañana. Justo, cuando lo estaba observando, cayó un rayo y yo, inmediatamente me cubrí con las cobijas.

—Dios... odio los rayos —Murmure lo más bajo que pude para que Michael no escuchara.

—¿Alice? ¿Todo bien? —Michael pregunta divertido y yo asiento debajo de las cobijas.—¿Entonces, por qué te escondes?  

 —Sólo tengo mucho frío.

Sé que Michael miró las ventanas, que estan cerradas  y la puerta también está entre abierta. Michael, no muy convencido, se levanta de la cama, que se fabricó en el suelo y se acerca a mi. Me quita las cobijas y yo estoy en un solo temblor, ¡Pero no de frío! sino, de miedo.

—¿Le tienes miedo a los rayos, Alice?  —Me mira fijamente.

—Eh... no... —Presentía que otro rayo llegaba y como pude, me cubrí de nuevo. 

Siento que Michael me miraba tiernamente, me quitó por segunda vez la cobija y se abalanzó sobre la cama cubriéndose junto conmigo.

 —¡Pero qué haces! —Le grito y él me abraza. Yo trato de quitármelo de encima, pero mis intentos fallan una vez más.

  —Ya. Cállate. Duérmete de una buena vez —Murmura el hombre de piel apiñonada y yo suspiro. Su aroma a vainilla y pino me embriagan rápidamente y en un flash quedo dormida.

~***~

Al día siguiente, muy en la mañana suena el despertador, saco mi brazo para coger el reloj de buró con la intensión de apagarlo. Miro la hora y son las ocho en punto. Me siento sobre la cama y observo que mi cuarto esta intacto, como si nadie hubiera dormido anoche conmigo. Alguien entra por la puerta con una gran bandeja de comida y yo me sorprendo. Es Michael quién trajo el desayuno ¡Para los dos!

—¿A qué se debe el gesto? —Pregunto, un poco medio dormida.

—No sé. ¿Me apetecía cocinar en tu cocina?

—Muy gracioso —Reí sarcásticamente. Michael se acerca con la bandeja y la pone sobre mi. Se sienta a mi lado y sonríe efusivamente.

—Te traje tostadas, jugo de naranja, algo de granola y también café.  

—Michael, no tenías por que hacer est... —Él me interrumpe y lleva la cuchara a mi boca.

—Prueba, esta granola se ve deliciosa —Yo la recibo y me río ante el gesto. Después frunzo el ceño y le arrebato la cuchara.

—No soy una bebé, puedo comer sola. 

En momento, suavicé mi gesto y me quedé mirando la comida por unos largos segundos. Michael se tensa y luego se preocupa.

—¿Qué, no está bueno? 

—No... No es eso. Es que... Sé que algún día te irás de mi lado, por mi trato hacía a ti.

—Ahh, osea ¿que admites que eres déspota y fría conmigo?  —Él se cruza de manos y me mira. Yo asiento y como sorpresa, él posa una mano sobre mi cabeza y me mira dulcemente.— Nunca me iré de tu lado. Jamás. 

Nos quedamos así por unos largos segundos, su respuesta me dejó sin habla. No me llegué a imaginar ni en mis más remotas fantasías, que él dijera tal cosa. Es imposible.

  —Anda, termina de comer —Me indica con la cabeza y de un volón, me como todo lo que me preparó. 

Michael era diferente a todos los chicos que había conocido anteriormente. Quiero decir, no pensaba que él me haría algún tipo de daño, pero no quiero estar con nadie por el momento. La última experiencia me dejó algo dolida y lo que menos quiero es ilusionarme con alguien que a lo mejor, si se apartará de mi lado algún día. Así me lo diga. Así sea verdad; según él, "que nunca se irá de mi lado", me niego a creer. Así, que no es el momento, ni la hora, ni el lugar ¿O sí? Estaba algo confundida, pero no quería echarle más vuelta al asunto. 

 Buenos chicas, este es el capítulo de hoy ¡Espero que les haya gustado demasiado! Gracias por comentar y votar ¡Ustedes son las mejores y las adoro! Son libres de votar y comentar, ya saben que me gusta interactuar con todas ustedes.

Love in France © {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora