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Aquel día era en verdad caluroso. El verano había llegado y no se molestaba en ocultarlo. Las chicas en esa época portaban poca ropa y hacia cualquier lugar que miraras, habían personas con gafas de sol.

SeungKwan no sabía si el motivo de que se sintiese tan sofocado fuera precisamente a causa del clima o fuera debido a cierta llamada que habia recibido la noche anterior. -Aunque se negara a aceptarlo, el hecho de haber hablado con Seokmin había movido muchas cosas dentro de sí.-

Despertó con un tremendo vuelco en el estómago y dolor de cabeza. Los sollozos de Seokmin no dejaban de resonar en su cabeza, recordándole que finalmente había tenido el valor de rechazarle a retomar su relación.

Tenía un sentimiento extraño, era como si sus hombros se sintieran más ligeros, cosa de la que se alegraría de no ser porque también sentia un vacío en el cuerpo. Era la misma sensación que tuvo la mañana siguiente a su ruptura con Seokmin, volviendo la situación más complicada. Aquélla vez, al despertar se sintió como un verdadero muerto viviente, y hubo momentos donde aseguraba serlo. Había escuchado que la disolución de una pareja era realmente dolorosa -al menos para alguna de las partes- pero nunca imagino que aquél dolor en el pecho sería tan intenso; constantemente sentía punzadas en la zona donde se ubicaba su corazón, sentía que su cabeza estaba repleta de maleza extendiéndose cada minuto, sin mencionar el vacío en su estómago que a pesar de estar ahí, no había sensación de hambre, era como si al contrario de querer saciarlo, quisiera que permaneciera ahí, apoderándose un poco de él.

Pero esta ocasión era diferente. SeungKwan ya no tenía sentimientos por Seokmin -o casi-, y tenía un novio al que quería muchísimo, porque aunque al inicio de su noviazgo tuvo sus dudas, éstas se disiparon con el tiempo.

Hansol era lo que muchos etiquetarían como el indicado. Fue él quién desde el inicio se esforzó por ambos, incluso cuando Seungkwan no daba de su parte. Era el rubio quién siempre tenía detalles con él y quién nunca -desde que se conocieron- le decepcionó por cosas que Seokmin sí.

El castaño sabía que había tomado la mejor decisión al momento de aceptar salir con su menor. Hansol era demasiado bueno para él.

Y ello era motivo suficiente para que Seungkwan se encontrara ahí, en la cafetería de la señora Chwe, sentado en una de las mesas junto al ventanal, cerca de la puerta. Según sabía, su novio ayudaba en el establecimiento aquel día -Y se había cerciorado al preguntarle a la joven mujer tras el mostrador.-

Esta atrás, ayudando con la mercancía recién llegada. Dijo ella.

Pero habían pasado ya cuarenta y cinco minutos desde entonces. Seungkwan sabía que aquéllo de cargar cajas con granos de café, sacos de azúcar o harina, o cualquier otra cosa que se defina como 'mercancía recién llegada' no tomaba cinco minutos, pero le entristecia la escena de si mismo mirando fijamente su taza vacía, como esperando que a ésta le saliera mágicamente un rostro y con una voz suave le diera la solución a sus problemas.

Suspiró cansinamente. ¿Es que acaso era mucho pedir unos minutos con su novio para charlar de algo importante?

Notó como el joven mesero de cabellos acaramelados (que ya había pasado por su mesa al menos tres veces antes a preguntar si se le ofrecía algo más) miraba en su dirección. Seungkwan sabía de sus intenciones por volver a ofrecerle alguna de las variedades de postres con las que contaba la cafetería, o proponerle servir más café en su taza, pues éste se acercaba con la cafetera en mano hacia él.

Con disimulo, Seungkwan fingió no percatarse de su presencia, levantándose de su mesa con la intención de ir al baño, no quería seguir escuchando al chico hablarle sobre la preparación de la tarta de frutos rojos y lo bien que sabía, pero tampoco podía irse del sitio, al menos no hasta haber hablado con Hansol.

Una vez dentro, se dedicó a perder el tiempo pasando su vista del jabón olor a coco al lavabo color marfil. Tomó su teléfono móvil y marcó el primer número en su lista de favoritos.

Espero un par de tonos hasta que la afable voz al otro lado de la bocina le respondió. 

"Sí, ¿Qué pasa?"

Seungkwan comenzó a sentir nerviosismo, sin motivo, a decir verdad.

"Nada... sólo me preguntaba, ¿Dónde estás?" Intento sonar lo más relajado posible, sin éxito.

Logró distinguir algunas risas al otro lado de la línea.

"En la cafetería." Obvió. "¿Quieres venir?"

"En realidad..." hizo una pausa, llenando sus pulmones de aire. "Ayer sucedió algo."

"¿Qué es?" Preguntó el menor con curiosidad.

"Preferiría que nos vieramos para hablar." Seungkwan bajo su tono, haciendo evidente su nerviosismo. "Estaré frente al café."

• • •

Hansol se demoró cinco minutos en aparecer, como mucho. Portaba un amplio jersey azul marino y jeans, con el pelo bastante desordenado. Después de todo era fin de semana.

En cuanto se acercó lo suficiente, el menor besó castamente los labios de su novio, en modo de saludo.

"¿Qué ocurre?" Cuestionó el rubio, con una sonrisa boba en el rostro.

Seungkwan dudó en comentarle o no lo ocurrido la noche anterior. Definitivamente no saldría saltando de felicidad ante aquéllo.

"Seokmin me llamó. Me pidió que regresaramos..." soltó sin rodeos y con firmeza.

La expresión de Hansol poco a poco se deformó, volviéndose una mueca de irritación. Rodó los ojos y soltó un suspiró, incrédulo ante lo recién escuchado.

"¿Y bien?" Su tono fue severo, pero Seungkwan no podía culparle. Poniéndose en su lugar, él tampoco se lo tomaría bien.

"Estoy contigo ahora, ¿No es así?" Preguntó sonriendo serenamente, buscando la mirada contraria.

El menor se encogió de hombros, con el ceño levemente fruncido.

"No sé siquiera si me quieres de verdad." Los pequeños ojos del castaño se abrieron sin poder creer que la acusación fuera hecha. "Desde que te conocí has sido mi prioridad, pero tú no dejaste de pensar en Seokmin en todo este tiempo. Incluso acepté ser tu plan de reserva, acepté quedarme con las sobras y aún con eso, siempre lo elegiste a él. No te bastaron todos mis esfuerzos."

Seungkwan sintió sus ojos aguarse y un nudo en su garganta. Estaba conciente de que parte de ello, era verdad.

"Sé que no he sido perfecto, pero también me esfuerzo y sinceramente, te quiero. Siempre estuviste ahí para mi, incluso cuando no lo pedí. Eres más de lo que merezco."

"Sin embargo, sigues prefiriéndolo." Interrumpió cruzándose de brazos. El mayor negó lentamente con la cabeza.

"No es así." Las palabras salían con dificultad, y le costaba cada vez más respirar, sentía la nariz demasiado congestionada.

El menor, por su parte, estaba indignado y con el orgullo herido. Cuando recibió la llamada de su novio avisándole que "algo había sucedido" sin duda no se imaginó nada como aquéllo.
Justo cuando ambos pensaban que todo estaba yendo de maravilla.

Seungkwan quería explicar su situación, quería gritarle que había rechazado valientemente al muchacho de rasgos afilados, y que a Hansol se le inchara el pecho de orgullo al saber que, finalmente, nadie se pondría a su relación. Pero la discusión (Si es que podría ser llamada así pues Seungkwan sólo se limitaba a hipar sin aportar mucho) le tomo por sorpresa e hizo que temiera que decirlo sonase como una excusa más.

"No puedo seguir con esto." Soltó abatido el americano, después de un rato en silencio.

El más bajo le miro entornando los ojos, sintiéndose mareado. Logró balbucear algunas palabras, poco audibles.

Hansol, con poco determinación y las palmas húmedas, tomó las manos ajenas entre las suyas. Sintió la fría piel del mayor, pero prefirió no comentar nada al respecto.

"Hay que separarnos."

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2018 ⏰

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