Beauty And The Villains [Carlos De Vil] ✓

Capítulo 6

Sigue narrando Carlos

Di un paso más en la habitación y vi al resto de nuestros padres. Palidecí aún más cuando vi a mi madre.

- ¿Mamá? - preguntó Evie mirando la estatua de la Reina Malvada.

-Bestial - dijo Jay mirando la estatua de su padre.

Tragué saliva con nerviosismo mirando a mi madre. Que estaba con todo tipo de pieles y persiguiendo cachorros.

- No volveré a olvidar el día de la madre - dije mirando la estatua de mi madre asombrado.

Todos continuamos mirando a nuestros padres hasta que Jay nos trajo de vuelta a la realidad.

- Bueno, la varita no está aquí... Nos abrímos... - dijo.

Él dio un paso hacia atrás y Evie y yo seguimos sus pasos saliendo de la habitación, el único que no salió de la sala fue Mal. Evie, Jay y yo empezamos a buscar la varita mientras Mal hacía lo que estaba haciendo que no sabemos exactamente lo que ella hacía. Me detuve cuando vi algo brillante en el suelo.

- ¿Debería de coger y mirar eso ahora? - me dije principalmente a mí mismo.

- ¿Qué encontraste, Carlos? - me preguntó Evie.

Recogí algo brillante que estaba en el suelo y era un anillo, lo miré con cuidado. Era de oro y tenía una gema morada. Se lo mostré a Evie y ella lo sostuvo.

- Es hermoso, ¿dónde lo encontraste? - me preguntó.

- Aqui - dije señalando el lugar junto a la Fuente.

- Me pregunto a quién le pertenecerá - preguntó - Espera, hay algo grabado por dentro.

Evie sujetó el anillo hacia la luz y leyó lo que decía.

- "Cuento tan viejo como el tiempo" - leyó Evie.

Ella me devolvió el anillo y parecía confundida.

- He oído eso antes. Pero la pregunta es ¿dónde? - dijo ella.

Cuento tan viejo como el tiempo... Me parece familiar. Miré el anillo, preguntando de dónde venía.

- ¡Lo tengo! - dijo Evie -Cuento tan viejo como el tiempo... Escuché a Gastón hablar de eso, es de la historia de La Bella y La Bestia.

- Eso quiere decir... - dije.

- Que ese anillo le pertenece a Bella - dijimos al mismo tiempo.

- ¿Crees que ella notó que se le perdió? - le pregunté.

- No estoy segura, pero sigamos buscando la varita - dijo y seguimos buscando.

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Después de un tiempo la encontramos y Evie fue a buscar a Mal. Mal salió y miró por encima de la barandilla con nosotros viendo la varita flotando en un campo de fuerza azul. Todos nos miramos y sonreímos.

- ¡Whoo! - Jay se echó a reír corriendo escaleras abajo. Lo seguimos y estábamos de pie justo enfrente de la varita mágica de la Hada Madrina. Mal miró a Jay.

- ¡Jay, no! - dijo ella.

Jay sonrió y pasó por debajo de los barrotes.

- ¡Espera, no, no, no lo hagas! - gritó Mal, pero ya era demasiado tarde, Jay trató de coger la varita, pero fue volteado hacia atrás sobre la barandilla cayendo al suelo. Y una sirena empezó a sonar muy fuerte. Me tapé los oídos junto con los demás.

- ¿Un campo de fuerza y una sirena? - pregunté.

Jay asintió con la cabeza mientras él seguía en el suelo.

- Aggh, es un pelín excesivo - dijo.

- ¡Vámonos! - gritó Mal corriendo hacia la salida de la habitación. Jay se levantó y corrimos tras Mal y tratamos de salir lo más rápido posible de allí. Descendimos por la escalera y volvimos por el pasillo, casi salía por la puerta cuando sonó el teléfono. Volví corriendo y respondí la llamada.

- ¿Diga?¿Huh? Perdone, un segundo - dije, el chico del teléfono me dio el código y lo escribí. Apagando la dichosa sirena. Cogí el teléfono de nuevo. (Multimedia)

-Sí, sí. ¿Ah? Ah, falsa alarma - le dije, preguntó dónde y miré el portapapeles junto a mí - Ha habido una avería en... Sí, en el 714 del circuito - dije - Sí, eh... Saludos a su señora - colgué el teléfono.

- ¡Carlos! - dijo Evie diciéndome que vaya con ellos.

- De nada - dije corriendo corriendo y saliendo por la puerta. Mientras corríamos y bajábamos por las escaleras, oí a Mal decir.

- Estupendo, Jay, ahora tendremos que ir a clase mañana.

Ir a clase mañana no sería tan malo, quiero decir que podré ver a Bella... Continuamos corriendo hasta que volvimos a nuestros dormitorios. Me senté en mi cama pensando en el anillo de Bella, quiero decir que tenía que ser suyo. ¿Cómo voy a decirle cómo lo encontré? Me acosté y me cubrí con las mantas mientras miraba el techo. Me puse a pensar en ello... Pronto me quedé dormido pensando en el día siguiente.