Capítulo 5

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Narra Carlos

- ¡Toma eso! - grité hacia el televisor.

Estaba jugando a este malvado juego en la tele de nuestro nuevo cuarto.

- Entonces, ¿qué piensas de Bella? - preguntó Jay.

- Cállate Jay, tú ya sabes lo que pienso de ella - dije.

Él no ha dejado de burlarse de mí sobre ella desde que llegamos al cuarto, siento que nunca parará.

- Lo siento, pero es que te pones tan tímido cuando estás cerca de ella... es muy divertido - dijo riendo.

- Divertidísimo - dije lanzando puñetazos hacia el juego.

Ya llegué al nivel 2, ¡me encanta este juego!

- La verdad es que es muy hermosa - dijo Jay - Creo que le pediré una cita o algo.

- ¿Seguro? jaja 'Hola bellezón, me llamo Jay' - dije burlándome ahora yo de él.

- Al menos yo puedo hablar con ella sin sonrojarme - dijo él burlándose otra vez.

- Buen punto Jay - dije.

Casi había terminado el nivel cuando Mal y Evie entraron. Escuché a Mal y Jay hablando de que él robe cosas después de tomar el mundo y yo estuve de acuerdo con Evie cuando dijo que Mal sonaba como su madre.

- ¡Morid panolis! Jay, no te lo pierdas, tío. Es una pasada - dije entregándole los palos que eran los controladores del juego. Los cogió y empezó a jugar.

- ¡Wow! - dijo mientras jugaba.

- ¡Chicos! - gritó Mal - ¿Tengo que recordaros para qué estamos aquí?

Jay se dió la vuelta respondiendo a Mal, mientras que al mismo tiempo jugaba al vídeojuego.

- El Hada Madrina...Blah blah blah... La varita mágica... Blah blah blah - dijo Jay.

Jay, Evie y yo nos reímos y Mal nos dio una cara llena de seriedad.

- Esta es la única ocasión, de demostrar lo que valemos a nuestros padres - dijo Mal.

Los tres miramos a Mal.

- De demostrarles que somos malos, brutales, despiadados  y crueles - continuó Mal.

Jay dejó de jugar y dejó de lado los mandos.

- ¿Sí? - preguntó ella seria.

- Sí - respondimos los tres al unísono.

Mal suspiró y se volvió hacia Evie.

- Evie, el espejo - dijo.

Evie fue hacia su bolso y sacó el espejo mágico de su madre. Nos reunimos alrededor de la mesa.

- Espejo mágico dime una cosa, ¿la varita mágica del Hada Madrina dónde reposa? - dijo ella con el espejo en la mano.

El espejo mostró la varita pero nada más sólo la varita.

- ¡Ahí está! - dijo Evie.

- Aleja la imagen - le dije a Evie.

- Espejo mágico, no tan cerca - dijo y el espejo alejó pero mostrando el planeta - No, más cerca.....más cerca...más cerca.

- ¿Puedo seguir jugando? - pregunté - Ya estoy en el nivel 3.

Me di la vuelta lentamente y comencé a dirigirme a la consola cuando Jay gritó.

- ¡Para!

- Está en un museo - dijo Mal mirando el espejo - ¿Y sabemos dónde está?

Abrí mi portátil y escribí algunas cosas. Le di la vuelta al portátil para enseñarles el mapa.

- A dos kilómetros de aquí - dije.

Miraron la pantalla. Mal rió y se levantó de la silla fue a la puerta para mirar en los pasillos.

- Vamos - dijo Mal susurrando.

Pero yo estaba demasiado concentrado en el juego, como para seguirles.

- ¡Carlos! - dijo Evie llamándome.

- ¡Voy! - dije dejando a un lado los controladores y cogí mi chaqueta poniéndomela mientras que salía corriendo del dormitorio. Y me encontraba con ellos.

                   *******
Caminamos por el perímetro del museo buscando una manera de entrar.

- Tu espejo - le dijo Mal a Evie.

Evie sacó su espejo.

- ¿Se me ha corrido el rímel? - preguntó.

- Sí, oye y ya que estás. ¿Qué tal si buscas la varita? - dijo Mal.

- Claro, por aquí - dijo Evie caminando hacia un conjunto de escaleras.

Subimos las escaleras y vimos la vieja rueca de la madre de Mal que usó para desmayar a la Bella Durmiente. Y detrás estaba un guardia de seguridad, sentado en una silla mirando seis pantallas. El guardia giró su silla hacia las puertas y nos agachamos para que no pudiera vernos. Cuando nos levantamos y volvimos a estar como antes, Jay miró la rueca.

- ¿Esa es la rueca de tu madre? - preguntó con burla.

- Es un poco cutre - dije.

Jay y yo nos miramos y nos reímos.

- Es mágica, no tiene porque dar miedo - se defendió Mal, miró a través de su libro mágico y dijo un hechizo.

- Uso mágico, no has de parar, que mi víctima con un dedo se acerque a tocar.

El guardia no hizo nada más que sentarse en la silla. Lo único que hizo fue girar en la misma silla para mirar la rueca.

Jay sacudió la cabeza.

- Impresionante.

- La carne de gallina - dije y Jay y yo nos reímos.

- Vale, escuchad - dijo Mal.

Y con eso ella dijo otro hechizo.

- Pincha el dedo, pincha fuerte y deja a mi enemigo dormido e inerte.

El guardia se levantó de su asiento y se acercó a la rueca. Él la miró y la tocó pinchándose su dedo. Vi en estado de shock cuando el guardia se estiro y se acostó currucándose enfrente de la rueca. Mal sonrió y nos miró a Jay y a mí y dijo.

- Ahora no es tan cutre, ¿eh?

Mal trató de abrir la puerta, pero estaba cerrada con llave. Jay nos miró y sonrió.

- Dejadme a mí - dijo.

- Danos paso, danos entrada, ábrete sin una patada - dijo Mal, ella intento abrir la puerta de nuevo y se abrió - dijo Mal, volvió a probar para ver si la puerta se abría y esta vez se abrió.

Jay entró corriendo tratando de abrir la puerta con una patada pero como la puerta ya estaba abierta, se cayó de culo. Las chicas se rieron de él, Mal le dio una patada en la espalda preguntándole que si venía.

- Vamos, Jay - le dije mientras que lo ayudaba a levantarse, pero él se echó hacia atrás.

- Estoy bien, pss - dijo caminando detrás de las chicas.

- Yo solo quería ayudarte - dije levantando mis manos en defensa.

- ¡Shh! - me dijo Mal señalando al guardia dormido. Corrimos por el pasillo, subiendo una escalera y bajando para pasar por otro pasillo.

- Vamos, chicos es allí - dijo Evie y la seguimos hasta la Galería de Villanos. 

Me paré en estado de shock junto con los otros palidecimos cuando vimos un par de cuernos. Estábamos cara a cara con la madre de Mal... Maléfica. Pero no sólo ella sino que también el resto de nuestros padres.

Beauty And The Villains [Carlos De Vil] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora