Capítulo 25: Una lucha

1K 57 17
                                    

Era de día, el problema de no tener los documentos de Sylvia a mano conllevaba a estar en esta situación. Se suponía que iba a estar en la mansión de mi abuela por un rato, pero esto empezó a salirse de control. Estuve toda la mañana esperando en mi habitación la llamada de Rasputín, así como una adolescente espera la llamada de su novio. Decidí comer con Sylvia en la habitación pues necesitaba luchar por la custodia. ¿Quién compraría a alguien, así como así a la luz del día? Que yo sepa esta estrictamente prohibido. No estamos en el siglo 15 como para estar comprando gente o intercambiar a una persona. Los derechos humanos se han distribuido en todo el mundo para que esas estupideces de cambiar a tu esposa, mujer o una persona por cualquier objeto valioso. Sean legales.

Tomo mucho tiempo hasta que Rasputín llamo a mi celular.

- ¿Bueno?

- ¡Camarada! Hay un problema. No encontramos nada de información sobre esa... empresa o lo que sea. Pero ya estamos moviendo algunas unidades para tratar de encontrar a esa empresa.

Lo que me dijo me dejo helado por un momento. Sylvia quien estaba a mi lado, al parecer oyó lo que había dicho Rasputín. No podía siquiera fingir que todo iba a salir bien. Al parecer íbamos a tener algunos problemas ahora.

- P-pero es ilegal ¿No? Comprar gente...

Escuche como Rasputín hacía muecas del otro lado del teléfono. Como si lo que dije no fuese del todo cierto.

- Veras. Es ilegal todo menos en España... Al parecer siguen con la antigua ley de compra y venta de gente. Aunque no apoyan del todo la esclavitud... Pero no entiendo bien a los españoles. Me parece algo ilógico que no lo sepas si bien estuviste aquí un buen tiempo...

No recordaba del todo que, en España, la gente le gustaba comprar y vender gente. Pero no como objetos, o eso es como ellos lo miran. Yo simplemente no me comía esa mentira.

- Vamos, debe de haber una forma...

- Haremos lo que podamos Angel, hay algo que a la capitana no le gusta esta situación tampoco. Por lo que meteremos mano para poder ayudarte.

- Gracias, realmente apreció eso...

- De nada amigo, estaré contigo en todo momento.

Colgamos. Sylvia estaba ahí algo preocupada. Entonces me abrazo con mucha fuerza, como si no quisiese separarse de mí. Yo la abracé de igual manera, pues esta situación me estaba sacando de quicio.

- No me quiero alejar de ti... - Hablo ella con una voz a punto de romperse en llanto.

Yo no pude decir nada, pues tenía un nudo en la garganta. Solamente acaricié su cabeza como siempre lo he hecho, sin romper el abrazo.

Tenía que haber una forma de salir de este embrollo. No había buenas noticias hasta el momento de que pueda salir de este problema. Desearía que simplemente desaparezca para seguir viviendo la tranquilidad con la que he estado viviendo días atrás. Además... ¿Cómo supo Carolina que yo tenía a Sylvia? Había muchas cosas que no encajaban. Pero eso no me ayudaba en nada ahora. Encontrar información era lo primero que necesitaba hacer y si no me movía podría perder a Sylvia, pero no tenía ni siquiera un indicio de donde buscar y lo único que tenía de respaldo era a la OMAE, pero dudaba que ellos pudiesen hacer algo. Rasputín dijeron que iban a meter mano por que esto les parece algo extraño, pero si no logran desenmascarar a esta empresa a tiempo podía perder a Sylvia.

Había mucha preocupación en mí, incluso mi familia quiere ayudarme en esto, pero sin ningún indicio. Es como andar en altamar sin un mapa, y sin tener conocimiento de cómo navegar con las estrellas es obvio que estarías perdido. Bueno, así es como me sentía yo. Perdido en mar abierto, naufragando, sin encontrar tierra a la vista.

Enseñando sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora