Capítulo 17: Una pequeña gran ciudad

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La relación que empezaba a llevar con Sylvia se volvía más íntima. A tal grado de que nos encantaba estar juntos y no quería despegarme de ella. Poco a poco crecía más el amor entre nosotros ¿Eso era posible? Creí que el amor que yo sentía por ella y ella hacía mí ya era suficientemente grande. ¿Podía crecer más? Al parecer sí. Estos días fueron de amor y sexo, intimidad y horas de deseo. Sin separarnos y sin darnos un segundo de respirar. Era el paraíso. Horas de gemidos por toda la casa todos estos 2 días.

En estos días, aparte de todo el amor que hemos esparcido. El festival se acercaba. Le comenté a Sylvia que deberíamos ver a ver qué tal se ponía el festival de verano. El festival a medio verano anunciaba la pronta llegada del solsticio. En el que el sol pasa en un punto más alejado del ecuador. Era un momento perfecto para pasar el rato y no solamente tener sexo.

Faltaba un día para el festival que anunciaba el solsticio. El mes era junio ya.

Por otra parte, las camillas de hospital iban a llegar pronto. Dijeron que ya iba a ser en este mes. Sylvia ya había estudiado algo de enfermería y ya hasta le había comprado un traje de enfermera hecho a su medida. Gracias a Aurelia que me hizo el uniforme para ella. Pronto también iba a tener uno en color rosa y uno en color negro. Por el momento solamente tenía uno blanco que por el momento no iba a utilizar. Aunque se lo probo y vi que se miraba realmente hermosa.

Era ya de noche, estábamos cenando y estábamos algo cansados después de otro día de amor sin descanso.

Desde que se cerró el hospital, ya no tenía que ir. Y lo que era peor, no me pudieron dar el último pago pues los dueños de ese hospital salieron corriendo con todo el dinero que pudieron tener. Dejando el lugar abandonado. Ahora solamente era un edificio quemado y abandonado. Por suerte, ese día pudieron sacar lo más rápido posible a los enfermos, y aunque ese día no había mucha gente con enfermedades crónicas o letales. Fue fácil sacar a la mayoría de pacientes.

Algo más que agregar, ya había comprado otros electrodomésticos para la cocina. Como lo son el microondas y una hielera. También un mini refrigerador que lo puse en la sala. Aunque es fácil de cargar y con unas extensiones podía ponerlo arriba de la casa. Aparte de que también hicieron unas escaleras que mande a pedir. Fue algo incomodo tener la casa en construcción una vez más, y más porque estábamos haciéndolo en la sala. Aunque no podían escuchar pues en ocasiones martillaban. Fue algo gracioso y excitante a la vez. Y lo que me impresiono es que los trabajadores no tardaron más de 1 día en terminarlo. Solo faltaría construir las paredes del segundo piso. Creo que sería mejor hacer el segundo piso que una terraza. O quien sabe. Ya lo pensaré en el futuro.

Para la cena. Sylvia y yo nos hicimos unos filetes a la plancha (Hechos en una plancha recién comprada, básicamente la estábamos estrenando). Filetes sazonados, acompañados con arroz y verduras a la plancha también. Era una comida que bien podría estar en un restaurante elegante. Decoramos el lugar y la suave noche abrazaba la casa. La decoración y la leve iluminación ambientaba bastante bien el lugar.

- Es como una cita... - Hablo Sylvia, mientras disfrutaba la comida.

- Como si hubiéramos salido - Conteste algo sarcásticamente

Ambos dimos una leve risa cariñosa y continuamos con nuestros alimentos.

Después de la cena silenciosa, terminamos muy satisfechos. Ahí nos quedamos un rato hablando. Sobre cualquier cosa. ¿Cómo será el festival de mañana? ¿Nos la pasaremos bien? ¿Qué comeremos? ¿Qué compraremos? Ese tipo de cosas y más.

Después de dejar reposar un poco los alimentos. A que se digirieran en nuestro estómago. Nos paramos a levantar todo.

Lavamos los platos, arreglamos la mesa. Al momento de guardar los platos, vi la botella de vino de frutas que le compré a Ferrum en el mercado. El tan solo verla, se me antojo abrirla.

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