Capitulo 30

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Afortunadamente no pregunto más y tampoco el celular vibro más.

—Aquí — le dije señalando.

— ¿Qué?— dijo más que sorprendido

—Que aquí está bien, aquí déjame— aclare. Ya que podía ser malinterpretada.

—No te dejare en este hotel de cuarta— dijo con repulsión. De hecho yo no estaba muy contenta pero digamos que no traía el efectivo suficiente para uno mejor y no traía mi cartera.

—No te estoy preguntando si me dejas quedarme o no…

—No sé qué mierda te hizo Mars, pero yo no te dejo aquí— me interrumpió y continúo conduciendo. —Tú casa o la de Mars— pero que magnificas opciones me dio.

—Regresa al hotel— dije cruzándome de brazos —No iré a ninguno de esos dos lugares.

— ¿Entonces?— exhalo con fastidio —Ni pienses que te dejare en uno de esos lugares—se refería al hotel, no respondí. —Bien ¿no elegirás alguno?— negué con la cabeza. —Perfecto. — rodo los ojos y volvió a mirar el camino.

—Gracias por nada Aaron— dije cerrando con fuerza la puerta del auto, odiaba que hiciera eso.

—Aún sigo detestando que hagas eso— dijo como si leyera mentes.

—Da lo mismo— acomode mi vestido antes de comenzar a caminar por la calle.

— ¿A dónde crees que vas?— preguntó retóricamente

—No voy a quedarme en tu casa, iré a buscar un hotel— seguí caminando y un fuerte viento me hizo temblar y enmaraño mi cabello. Maldije con ganas de tirarme al piso y llorar hasta quedar seca.

—No seas ridícula y entra ya— me gire y lo vi caminando hacia la puerta. ¿Qué más haría? No tenía a donde ir... una vez más. Tal vez no había sido del todo bueno vivir con Bruno.

Tenía ya mucho tiempo de no entrar a la casa de Aaron, muchos recuerdos llegaron a mi mente haciéndome estremecer aún más que el frio viento de afuera.

—Dormirás en mi habitación— dijo mientras subíamos las escaleras —Toma de mi armario la ropa que necesites, yo estaré en la sala. — abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrara.

— ¿No saldrás?— pregunte ya que apenas llego a la fiesta y lo hice regresar.

—No— negó con la cabeza —Cámbiate y si tienes hambre baja.

—Quisiera ducharme…

—Pues hazlo— dijo obvio, me sonrió y salió de la habitación.

Apenas se cerró la puerta y me desplome en la cama, en automático las lágrimas brotaban como si no tuvieran fin. ¿Cómo podía haberme hecho eso? ¡Y con Casy! Tal vez yo me había equivocado en el pasado pero eso no le daba el derecho de acostarse con cualquiera… y mucho menos con mi peor enemiga. Me dolía el pecho. Era el mismo dolor que me había atormentado cuando Bruno había dicho que no quería volver a verme. La herida que se había cerrado ahora se había abierto y peor que la última vez. ¿Por qué Bruno?… era lo único que podía susurrar entre llanto. ¿Por qué siempre había algo? Siempre había algo o alguien impidiendo lo nuestro. ¿Por qué? ¡Joder!

Haciendo un gran esfuerzo me puse de pie y camine hacia el closet, tome una playera y un short. Lo deje en la cama antes de entrar al baño.

Después de una larga ducha salí y coloque cada prenda en su lugar, solo batalle un poco con el short ya que lo ponía en su lugar pero parecía que este prefería estar en mis tobillos. Me los quite y busque otros que trajeran cintilla para poder ajustármelos.

Termine de cepillar mi cabello, mire el reloj que estaba en la cómoda de al lado de la cama. Una de la madrugada. Dos golpes en la puerta me hicieron sobresaltarme.

YOU Da One 2 (Bruno Mars y tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora