Huele a preña, huellitas en camino y lagrimas parte I

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-como pudo se removió en la cama, sentía un dolorcito en todo su cuerpo pero seguro se le pasaría como siempre después de intimar con su Midorimacchi, o eso esperaba y después de estirarse y acomodarse iba a dormir otro rato pues vio el reloj que marcaba menos de las seis  y despertaba a las seis treinta para ir a la escuela, de no ser que el  rubio omega al sentir un aroma  distinto se sentó de golpe en la cama, sintiendo ahora igual como la cama está muy húmeda, ¿ se había orinado?. ¡Que vergüenza !, su amor estaba al lado y él había tenido un accidente, no,  eso era mucho para el pobre corazón del omega que comenzó a llorar a moco tendido, despertando así al peliverde que rápidamente lo abrazo. -

Ryota, Ryota, pequeño... ¿Qué pasa? – cuestiono algo o mejor dicho muy sorprendido por que el menor llorara o bueno que lo hiciera tan temprano, sabía que era mimado pero que llorara antes de las seis era nuevo y más el que le alejara, él no quería alejarse del menor y menos ahora que olía tan bien, tan dulce... olía a preña, estaba preñado su amado kitsune, estaba gestando, eso le saco una hermosa y grata sonrisa al peliverde que lo abrazo con mucha fuerza, aunque volvió a la realidad cuando el menor aun lloraba y le empujaba intentando bajar de su regazo. Lugar donde le había sentado y no le dejaba bajar. -

Midorimacchi, no, no ... basta, he tenido un accidente, bájame. - el peliverde estaba muy retardado, o eso creía el rubio. -  Tuve un accidente, bájame tengo que ir al baño y creo que alguien entro a la casa. -

- el ojiverde le vio extrañado, primero porque no entendía a que accidente se refería y lo otro por que no olía a nadie extraño en la casa, solo estaban ellos dos. - amor, ¿de qué hablas? – le hablo con tanta ternura que Kise se calmó, pero seguía algo consternado  y se aferró al mayor, no sabía cómo, pero la voz de su pareja ahora le daba más calma, como ayer que le dejo dormir encima suyo mientras le hablaba igual... igual, luego de terminar de intimar, ayer lo hicieron y muchas veces, lo hicieron muchas, muchas veces luego de que Kasamatsu se fuera enojado, enojado porque no pudo aparearse con el, el sempai se había descontrolado por su celo, celo que compartió con su Midorimacchi. El rubio por fin ato cabos, no, no podía ser o tal vez sí. Con cuidado levanto la cobija y vio con ojos grandes y saltados de la impresión como donde antes estaba acostado había una cantidad un tanto considerable de semen, en parte seca, bajo la vista y vio de sus piernas había aún más semen seco y su entrada seguía húmeda, con miedo reflejando en sus ojos volteo al ver al ojiperla, sabía que hablaba, pero no sabía que decía por que no escuchaba, después de la "sordera repentina", todo se volvió negro. Midorima lo tomo entre sus brazos y le acostó con exagerada delicadeza en el centro de la cama, viendo detallada mente el cuerpo de su pareja-destino, pese a ser alto, tanto como un beta o incluso más alto que algunos alfas era la representación de la perfección y delicadeza encarnada, sus rubios y sedosos cabellos, su fino rostro que parecía tallado por los mismos ángeles, esa piel de un blanco casi inmaculado de no ser por esos rosados y carnosos pezones, el mayor se inclinó para besar uno, pasando a besar la frente del contrario y de nuevo bajo, besando su plano vientre, quedándose ahí sin detallar más, estaba   más cálido que otras veces, era obvio por que, ahora era un vientre o mejor dicho su omega era uno gestante y se sentía el de maravilla.-

Vamos a ser padres, vamos a ser papas de un hermoso o hermosa cachorro de zorro o búho . – susurro con los ojos cerrado y recargando su mejilla contra el vientre plano adverso, acariciando la piel que quedaba a la vista de la misma parte del cuerpo, sentía que ya amaba a su hijo, sentía un amor tan inmenso que podría llorar, sería la segunda vez que lo haría la primera fue cuando acepto abierta mente que amaba  a su hembra rubia, ambas de felicidad, Midorima no se dio por enterado que sus lágrimas salían de sus lagrimales, aun así se volteo de forma que se arrodillo y pego sus labios a la piel donde antes reposaba su cabeza.- Hola bebe, sé que aún no escuchas... por eso te lo repetiré todos los días, te amo, te amo y mucho, yo cuidare de ti y de tu mama...ambos son mi vida ahora, mis tesoros y más grande dicha, si eres niño  te enseñare todo lo que se, serás el rey de casa, tocaras el piano como yo,  cuidaras a mami cuando tenga que ir a trabajar, deberás morder a quien se acerque a él y hare como si te regañara frente a él , pero cuando estemos solos te felicitare y abrazare muy fuerte  y si  eres niña igual, solo que te amare de forma más delicada como a tu mami y claro que no te dejare nunca irte de mi lado, serás la princesa de la casa...- no sabía que decir, nunca le había pasado en la vida, pero ahora con un cachorro en camino se abría una puerta nueva de un mundo inexplorado por él, pero que él quería recorrer de norte a sur y este a oeste, el peliverde se perdió en su mundo alejando todo lo que haría con su hijo, olvido incluso el tsunderismo, solo eran él y su hijo en esos momentos, Kise que recién despertaba escucho la mayoría de lo que decía y sonrió complacido, volviendo a enamorarse, si era posible enamorarse de la misma persona de nuevo, el ver esa faceta en el peliverde le hizo sentirse calmado, sabia ya que el otro no se arrepentía de lo recién ocurrido e incluso comenzaría a contar los días para la llegada de su amado cachorro, si amado, el igual ya amaba a su hijo gestante y sabía que serían una pequeña pero feliz familia.-

Hogar, dulce hogar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora