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Realmente pensó que perdiéndose con alguna chica cada noche lograría olvida al castaño (ahora rubio despampanante) pero no pudo, cuando llegaba a casa Hyolin no dejaba de atormentarle (eres el más estúpido de los estúpidos, Namjoon), eso sin contar las mirada envenenadas de los monstruitos (ahora reinas del instituto) y la reciente fama que había adquirido Jin (¿Acaso nadie había visto un rubio tan bello antes?), quería tener el valor de acercarse y reclamarlo como suyo (él tenia el derecho de propiedad sobre ese culo, solo él tenía derecho de uso y goce) pero cada vez que lo intentaba algo raro sucedía.

— ¿Por qué las velas y las flores, noona?—

—Siéntate, tenemos que agradecer al señor...—

Namjoon no preguntó, ya estaba acostumbrado a estas excentricidades (¡Mamá, el negro de tu hijo no quiere ayudarme a agradecer que mi idol fav haya regresado, por favor regresalo a su cueva!) Y tampoco prestó mucha atención a las oraciones (¡Gracias señor por regresarme a Seok Jin oppa! Te pido por su anus para que siga siendo virgen y su paleta para que nadie la chupe más de la cuenta), se mentalizo con qué podría hablar con Jin ese día (incluso ensayó frente al espejo) pero cuando llegó solo se encontró con un Jin bastante asustado (con marcas en el cuello) que corría hacia la salida.

— ¡Detente!—

  —  Ahora no— 

Y ahí estaban ellos corriendo como almas que llevaba el diablo (el verdadero diablo, no Soo para aclarar) con toda una fanaticada corriendo detrás de ellos, Namjoon puede jurar que nunca se sintió más vivo que en ese momento (ni siquiera cuando Sunny le hizo su primer oral), se sentía libre y a la vez atado al joven rubio que corría a su lado (¿Así se siente estar vivo?). El tacto delicado del chico lo llevaba a la gloria y nunca dejaron de correr, juntos, porque es lo que siempre quisieron hacer.

  —  Entonces...— murmuró Jin jadeando contra sus labios—  ¿Cómo solucionamos esto?

 — ¿Has escuchado del sexo de reconciliación?— sentó al castaño en sus piernas sonriendo—  Arreglar todo en la cama, ya sabes...

  — Tentador— musitó dejando una pequeña marcada rosa en el cuello del moreno—  Lástima que no esté interesado

— ¿Te debo una disculpa?— 

— Una mamada— Jin nunca había sonreído tan bonito y Namjoon lo sabía— Quizás me debas unos nuevos juguetes

— ¿Para tu zorra interior?— 

— Para la zorra en que quieres convertirme...— 

Nuevamente estaban corriendo, bajo la lluvia (como en los doramas y cuentos viejos, porque Jin era una princesa malcriada y Namjoon, un sapo urgido) para llegar a un lujoso departamento (con paredes rosas claro), sus miradas se cruzaron poco menos de diez segundos (más de una hora en realidad) antes de asaltar sus labios (un beso como los peces, pueden buscarlo si no saben a lo que me refiero) porque en aquel mundo donde todo era falso y lleno apariencias ellos existían y dentro de ese departamento (rosado) solo ellos eran reales.

— ¿Entonces sigues pensando que soy asqueroso?— 

— Asquerosamente bello— replicó mientras lo desvestía— Demasiado para mí

— ¿Eso debe entenderse como un cumplido?— 

— Mas bien, como una orden— replicó colocándose entre sus desnudas piernas— Seamos reales, Jin

— ¿Qué tan reales?—  jadeó sintiendo esas frías manos en su intimidad— ¿Es mal momento para pedirte que prendas la televisión?

— Muy malo, la verdad— 

Pero la sonrisa de Jin no desapareció  (realmente nunca lo hizo), la televisión se encendió y cuando el moreno quiso quejarse vio el rostro de su amada monstruosidad en televisión (nunca tan vivo, nunca tan real) sonriendo tan falsamente como antes de conocerse (solo que demasiado hermoso para ser sano) con un micrófono en manos y un ligero sonrojo (demasiado erótico, demasiado problemático) y lo tenía para él, gimiendo entre sus brazos con una sonrisa mejor, mucho mejor,una real, una sincera, una que era exclusiva para él.

Porque loser significaba perdedor (cuya definición fue Namjoon después de haberse alejado de Jin) pero looser significaba ser más suelto, más holgado, más cómodo y ambos en ese momento lo eran, estaban en libertad pero atados por algo más que el hilo de semen que resbalaba entre las piernas del chico.

  — Seok Jin— murmuró acunándolo entre sus brazos— ¿Has pensado en ser mi novio?

— ¿Otro titulo más?— río bajito—Ni siquiera te has disculpado

  — Aún así has dejado que te haga mío— 

— Relativamente hablando— refunfuño el chico— Porque yo no soy de nadie, soy libre y eso es algo que ya deberías de saber

  — ¿Quieres que me autodenomine loser, verdad?— 

Jin se sento sobre él con una sonrisa inocente (casi demoniaca, casi perfecta) se meció lentamente hasta robarle unos cuantos gemidos y se dejó caer sobre sus labios, Namjoon siempre se preguntó sobre las deidades y los demonios, ahora tenía entre sus brazos una de ellas y no estaba muy seguro de querer alejarle de él (todos sabemos que las deidades demoniacas no son precisamente amables, miremos a Kyungsoo y al pobre Jong In) pero estaba dispuesto a arriesgarse.

— Bueno, yo moví mis cartas— Jin se relamió los labios— Gané, rompiste mi corazón y aún así gané...

— ¿Puedo saber que has ganado?— 

— A ti— susurró mordiendo su lobulo derecho— sin prejuicios, sin ascos, sin miradas de reproche y tu has perdido...

— ¿Que he perdido?— 

Pero Namjoon lo sabía, siempre lo supo, jugó aún sabiendo como acabaría la partida.

— Todo en lo que creías— sintió la lengua tibia de Jin en su cuello— Ahora estás perdido a mi merced

— Eso no es precisamente malo— 

— No pretendo que sea malo...— 

Hyolin fliparía (aunque estaba seguro de que siempre lo supo), estaba seguro de que todos lo sabían menos él, estaba seguro de que todo había sido como una obra de teatro donde él único que no sabía que estaba actuando era él y no le importaba, tenía al Jin real en sus brazos.

— ¿Has pensado en retirarte y nunca escapar de mi cama?— 

— Ya estoy retirado— rió bajito apuntando la televisión— Aunque la fama nunca se acaba del todo

Su mirada se centró en el noticiero, las palabras de Hyolin flotaron en su mente (estoy segura de que oppa no se la chupó, solo fue un mal ángulo de la cámara), las noticias, los chismes, las imágenes brillantes y la gran fanaticada que gritaba el nombre de su novio, Namjoon nunca se había sentido tan perdido, tan jodido, tan loser y looser a la vez.

 — ¿Entonces?—señalo la grabación con asco— ¿Lo hiciste o no?

  — Averigualo— 

Jin había vuelto a irse, con esa sonrisa tranquila y aura llena de esperanza , joder, estaba tan perdido, ya no le importaba ser atado por ese grupito de raritos, ni siquiera se opuso cuando le colocaron una bolsa en la cabeza y le ataron, incluso saludó amablemente a Kyungsoo mientras lo dejaba inconsciente.

Namjoon estaba tan jodidamente enamorado, tan perdido, tan convertido en un autentico perdedor que ni siquiera se preocupó en exigir revancha en ese juego.

 

LOSER ~Namjin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora