❇ Capítulo Cinco

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Viktor nunca fue un fiel creyente del destino y su forma de mover los hilos para que ciertos sucesos ocurrieran. No disfrutaba de pensar en él, porque si veía hacia atrás, contemplando el pasado, el destino no se comportó muy bien con él.

Sin embargo, ahí, con sus ojos puestos sobre ese bonito hombre de cabello oscuro y mirada achocolatada, el tiempo se detuvo, como si se le hubiera concedido una vida para poder admirarlo. 

Si no fuera porque lo vio algo nervioso con su presencia, seguramente hubiera dado un paso más para acompañarlo, pero se limitó a sonreír y desearle buen provecho.

El aroma de Yuuri era tan tenue, tan suave y relajante que Viktor se preguntó si alguna vez percibió unas feromonas que pudieran igualarse. Se había dejado llevar tanto que, por instinto, también permitió que su aroma rodeara la mesa de Yuuri. Ninguno pensaba en su naturaleza como alfa y omega respectivamente, pero en ese momento, lo recordaron.

La sensación que le provocaban las feromonas de Yuuri era... como dar un viaje por los recuerdos más agradables de su vida. Viktor no podía explicárselo ni a él mismo, pero el aroma de Yuuri tranquilizó su alma herida por escasos segundos.

Cuando lo vio irse junto a Otabek, esperó no haber sido demasiado agresivo, porque claro que no fue intencional. Nunca había tenido problemas para controlarse. Y un descuido como ese en su primer día, y con uno de los clientes más leales de Mila, podía ser un problema.

—Papá... —Viktor bajó la mirada. Yuratchka se aferraba a su pierna con el ceño fruncido—. No.

—¿No?

—No mires a ese señor. ¡Hmph! —Yuri infló sus mejillas, enojado de tener que compartir la atención de su padre, que por años había sido sólo de él.

—Oh, Yuri, por favor... Sólo un poco más —Pidió Viktor, riéndose cuando su cachorro se negó rotundamente. Le agarró la mano para caminar hacia el mostrador, donde Mila atendía a los clientes que iban entrando—. ¿Algo más con lo que deba ayudar?

—¿Puedes seguir repartiendo? No puedo moverme de aquí —susurró. Y evidentemente, una fila considerable de personas se formó frente a ella en tan sólo un par de minutos.

—Seguro. Yo me encargo —Prometió, y al sentir un jalón en su pantalón, corrigió—: Nos encargaremos.

Mila cerró la entrada de C&D, y luego de asegurarse de ello tratando de girar la perilla, miró a Viktor con una sonrisa

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Mila cerró la entrada de C&D, y luego de asegurarse de ello tratando de girar la perilla, miró a Viktor con una sonrisa. Él cargaba a Yuri, que se había quedado dormido mientras su padre y su tía terminaban de limpiar el local.

—Vendrás conmigo, ¿no?

—En realidad, puedo conseguir algo —respondió Viktor. Creía estar abusando de la hospitalidad de su hermana, y es que no podía olvidar del todo que, aunque estuvieran reunidos después de una separación de años, él la había tratado de una forma horrible.

Amor Entre Delicias『Omegaverse』『Viktuuri』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora