❇ Capítulo Seis

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La noche anterior, Yuuri difícilmente pudo dormir.

Las palabras de Otabek no dejaban de dar vueltas por su cabeza. No sólo se sentía triste de saber que Otabek estaba tan necesitado de atención y amor, sino que tenía remordimiento por su amiga. No la estaba traicionando, pero aún así, sabía que si ella llegaba a enterarse de lo que su cachorro pensaba, probablemente volvería a recaer.

Yuuri quería a Otabek de una forma especial. Era un niño inteligente, noble, muy serio, pero sin malas intenciones. Tan sólo había nacido en condiciones complicadas. Pero otra cosa que Yuuri sabía era que Diana lo amaba. La estaba pasando mal porque Otabek se parecía muchísimo a su padre, y superar ese amor era complicado para ella, pero, si no era por su bebé, ¿entonces qué otra cosa la motivaba a seguir?

Yuuri no podría simplemente tomar a ese niño y darle la vida que se imaginaba. No era sencillo, ni legal, ni leal. Le haría saber a Otabek que, pasara lo que pasara, siempre se mantendría a su lado, como un amigo o algo así de íntimo como era ser un padre, pero nunca podría reemplazar a Diana.

Si su amiga quería recuperar el lazo con su hijo, debía darse prisa. Yuuri no quería ni pensar lo que pasaría si Otabek perdía completamente las esperanzas en su única familia sanguínea.

Se resignó a que tan sólo podría dormir un par de horas. Su mente y su corazón no estaban en paz.

 Su mente y su corazón no estaban en paz

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—¿Nos encontraremos de nuevo hoy?

—¿Un día de aventuras no fue suficiente para ti? —preguntó Yuuri, a lo que Otabek negó—. Podemos ir a comer un pastel más tarde, pero tanto azúcar no es bueno, recuérdalo...

—Pero Yuuri va todos los días.

—¡S-Sí, pero... no siempre como pasteles! —Reclamó, y se tocó el estómago. Tal vez estaba ganando algo de peso, y bajar nunca le fue sencillo—. Nos cuidaremos más de ahora en adelante.

—Pero ahora Yuuri puede ir para ver al señor de ayer. ¿Cuál... era su nombre? —susurró Otabek, poniendo una mano en su mentón, pensando—. ¿Milo?

—No, creo que... no era ése.

—Es hermano de Mila. ¿No debería llamarse Milo? —cuestionó Otabek, y su pregunta tan inocente, pero lógica, enterneció a Yuuri, quien sólo sonrió y alzó sus hombros, como dejándolo a la deriva.

 ¿No debería llamarse Milo? —cuestionó Otabek, y su pregunta tan inocente, pero lógica, enterneció a Yuuri, quien sólo sonrió y alzó sus hombros, como dejándolo a la deriva

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Amor Entre Delicias『Omegaverse』『Viktuuri』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora